El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desatado una nueva ola de críticas tras conceder una serie de indultos a un grupo de aliados políticos, empresarios, exfuncionarios, celebridades y figuras controversiales, muchos de ellos con vínculos personales o políticos con su administración.
La medida, que revive las tensiones sobre el uso del poder presidencial para favorecer a cercanos, se suma a la lista de perdones que el mandatario otorgó el pasado 20 de enero, fecha en la que asumió su segundo mandato en la Casa Blanca.
Entre los beneficiados más destacados se encuentra Scott Jenkins, exsheriff de Virginia y férreo defensor de Trump y la Segunda Enmienda, condenado en 2024 a 10 años de prisión por sobornos. También fue indultado John Rowland, exgobernador republicano de Connecticut, quien enfrentaba múltiples cargos por corrupción y fraude en campañas políticas.
La lista incluye además a Mark Bashaw, un exmilitar sancionado por desobedecer normas sanitarias durante la pandemia, y a los esposos Todd y Julie Chrisley, conocidos por su reality show y sentenciados por fraude y evasión fiscal. Su hija, Savannah Chrisley, es una reconocida simpatizante del presidente.
Otro caso llamativo es el de Imaad Zuberi, empresario que realizó cuantiosas donaciones a comités pro-Trump, condenado a 12 años por evasión fiscal y financiamiento ilícito. También recibió clemencia Larry Hoover, histórico líder pandillero de Chicago, condenado a cadena perpetua desde los años setenta por asesinato.
Los excongresistas republicanos Michael Grimm y Jeremy Hutchinson, ambos sentenciados por delitos fiscales y corrupción, fueron igualmente indultados, así como el rapero NBA YoungBoy, quien enfrentaba cargos federales y cuyas condiciones de libertad condicional han sido eliminadas tras la decisión presidencial.
La controversia creció aún más cuando Trump, sin confirmar una decisión formal, sugirió que podría considerar un indulto para el rapero Sean “Diddy” Combs, quien enfrenta serias acusaciones federales, incluidas denuncias por tráfico sexual. “No he seguido el caso de cerca, pero veremos los hechos”, declaró el presidente ante la prensa.
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El uso del perdón presidencial ha sido duramente criticado por sectores opositores, expertos legales y organizaciones civiles, quienes señalan que las decisiones han sido impulsadas por motivaciones políticas, sin transparencia ni revisión por parte del Departamento de Justicia, como tradicionalmente ocurre.
Con este nuevo paquete de indultos, Trump consolida una práctica que ha marcado su presidencia: el uso del poder ejecutivo como herramienta para proteger a aliados y enviar mensajes de lealtad dentro de su círculo político. La medida reabre el debate sobre los límites del perdón presidencial y su uso con fines personales o partidistas.
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