El presidente reelecto de Ecuador, Daniel Noboa, ha afirmado estar dispuesto a restablecer los lazos diplomáticos con México, rotos en 2024, pero con una condición clara: no liberar a Jorge Glas, el ex vicepresidente condenado por corrupción. Sin embargo, esta postura de Noboa olvida un elemento crucial: Ecuador fue el responsable de la violación de la soberanía mexicana al invadir su embajada en Quito para arrestar a Glas, quien se encontraba asilado en sus instalaciones.
En una reciente entrevista con la AFP en París, Noboa expresó que Ecuador está abierto a «dialogar y trabajar juntos», pero que no aceptará que se le exija la liberación de Glas, un punto que, según él, está fuera de su alcance debido a la separación de poderes en su país. Sin embargo, Noboa parece olvidar que la decisión de invadir la embajada mexicana no solo fue un acto de agresión internacional, sino que dejó a Ecuador en una posición diplomática sumamente comprometida. Esa incursión fue condenada por numerosos países y le valió a Quito una demanda ante la Corte Internacional de Justicia, lo que pone en evidencia el mal manejo de las relaciones exteriores durante su gestión.
Si bien Noboa insiste en que su país no está dispuesto a ceder ante las demandas de México, es relevante señalar que, en términos económicos y diplomáticos, Ecuador depende mucho más de México que México de Ecuador. El gobierno mexicano sigue siendo un socio comercial y político fundamental en la región, y es Ecuador quien más necesita restablecer esos lazos. Mientras México, bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum, se muestra cauteloso y aún no reconoce oficialmente a Noboa como presidente debido a las controversias por fraude electoral, el país sudamericano parece estar subestimando el peso y la influencia de México en la región.
A pesar de las tensiones, Noboa sigue insistiendo en que Ecuador no puede «interferir» en los casos judiciales, pero parece olvidar que la incursión en la embajada fue una clara muestra de injerencia en un asunto que, para México, era exclusivamente interno. Esta actitud refleja una falta de autocrítica por parte de Noboa, quien parece querer mantener la postura de poder sin reconocer que Ecuador fue quien empezó la confrontación diplomática.
El restablecimiento de relaciones no solo depende de una simple disposición al diálogo, sino también de un reconocimiento de las acciones erróneas del pasado, y de una diplomacia más sensata por parte de Ecuador. Será fundamental que Quito valore los costos de su postura, si realmente desea avanzar en el restablecimiento de relaciones con su vecino del norte.
Foto: El Ciudadano
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