El yo-yo, desde juguete antiguo a fenómeno global

El yo-yo experimentó un renacimiento en los años 90 con la introducción de nuevos materiales como el plástico y el metal

El yo-yo, desde juguete antiguo a fenómeno global

Autor: Abraham Aguilar

En este Día Mundial del yo-yo, toca hablar de este pequeño juguete que ha capturado la imaginación de generaciones, tiene una historia rica y diversa que se remonta a miles de años.

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Conocido por su simplicidad y la posibilidad de realizar trucos sorprendentes, el yo-yo ha evolucionado de un artefacto antiguo a un fenómeno cultural global.

Orígenes y evolución en Europa y América

El yo-yo no es una invención moderna; sus raíces se encuentran en la antigua Grecia. Los historiadores creen que los primeros yo-yos aparecieron alrededor del año 500 a.C. Estos yo-yos primitivos estaban hechos de materiales naturales como madera, metal y terracota. En la antigua Grecia, se cree que los niños dedicaban sus yo-yos a los dioses cuando alcanzaban cierta edad, como un rito de paso.

En Asia, particularmente en Filipinas, el yo-yo tiene una historia más funcional. Los filipinos lo utilizaban como un arma para cazar animales pequeños, gracias a su diseño de retorno automático que permitía recuperar rápidamente el dispositivo después de lanzarlo.

El yo-yo llegó a Europa en el siglo XVIII, donde se popularizó entre la aristocracia francesa con el nombre de «bandalore» o «emigrette«. Luis XVII, el hijo de María Antonieta, era conocido por jugar con un yo-yo. Durante la Revolución Francesa, se convirtió en un símbolo de moda entre los aristócratas que huían del país.

El yo-yo llegó a Estados Unidos en el siglo XIX, pero fue en 1928 cuando el filipino-americano Pedro Flores fundó la primera compañía de yo-yos en California. Flores introdujo el yo-yo tal como lo conocemos hoy, con el diseño de «loop» que permitía realizar trucos más complejos.

La Era Duncan

En 1929, Donald F. Duncan, un empresario visionario, compró la empresa de Flores y comenzó a producir yo-yos en masa bajo el nombre de Duncan Yo-Yo Company. Duncan popularizó el yo-yo a través de competiciones y demostraciones en escuelas, creando una verdadera fiebre del yo-yo en la década de 1930.

El yo-yo de Duncan se convirtió en un ícono cultural en Estados Unidos, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial. La empresa introdujo modelos innovadores, como el «Butterfly» en 1958, que facilitaba la realización de trucos avanzados.

Resurgimiento y Modernidad

Aunque el yo-yo ha tenido altibajos en su popularidad, experimentó un renacimiento en los años 90 con la introducción de nuevos materiales como el plástico y el metal, así como el uso de rodamientos de bolas que mejoraron significativamente su rendimiento. Este renacimiento fue impulsado por competiciones internacionales y la formación de comunidades en línea dedicadas a compartir trucos y técnicas.

Hoy en día, el yo-yo es mucho más que un juguete. Es una disciplina deportiva con competiciones mundiales, donde los «yo-yoers» demuestran habilidades impresionantes y creatividad ilimitada. La Federación Internacional de Yo-yo organiza campeonatos anuales que atraen a participantes de todo el mundo.

Desde sus humildes orígenes en la antigua Grecia y Filipinas hasta convertirse en un símbolo cultural global, el yo-yo ha recorrido un largo camino. Su capacidad para reinventarse y adaptarse a los tiempos modernos asegura que seguirá fascinando a futuras generaciones. El yo-yo no solo es un juguete, sino también una herramienta de creatividad y destreza, uniendo a personas de todas las edades y culturas en una simple pero profunda experiencia de diversión y desafío.

Ilustración: Abraham Aguilar

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