A seis años del sismo del 19 de septiembre de 2017 en Puebla, se han gastado al menos 807 millones de pesos para la reconstrucción del hospital del IMSS San Alejandro, pero aún no hay avances y a diario persisten la sobresaturación de los demás nosocomios del sistema y la deficiente atención a derechohabientes.
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El temblor de 7.1 grados de magnitud, con epicentro en la mixteca de Puebla, ocasionó la muerte de 45 personas en la entidad, así como afectaciones severas en cientos de viviendas, templos religiosos y edificios históricos que a le fecha no se han restaurado por completo.
El Hospital General Regional 36 San Alejandro, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), fue uno de los inmuebles que quedaron inutilizables tras el movimiento telúrico, así que el gobierno federal optó por demolerlo, con la promesa de que se construirían dos hospitales para sustituirlo.
Seis años después, no hay ninguno de esos hospitales y el proyecto original ha cambiado varias veces, pues ahora se planea construir un nuevo hospital donde se demolió el de San Alejandro, aunque la obra muestra avances mínimos y no hay fecha para concluirla.
El gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina ha estimado que el nuevo nosocomio estará listo antes de diciembre de 2024, aunque no tendrá el tamaño ni la capacidad del anterior.
Los múltiples cambios al proyecto y la lentísima reconstrucción han derivado de la inestabilidad política del estado, que en seis años ha tenido cuatro gobernantes y un gobierno interino, además de peripecias con el presupuesto, los permisos, los predios que se planeaba utilizar y los giros en las decisiones del gobierno federal.
La odisea del nuevo San Alejandro
El hospital del IMSS San Alejandro fue inaugurado el 15 de junio de 1976, contaba con ocho niveles, 30 especialidades y 415 camas, por lo que recibía al 60 por ciento de derechohabientes del estado e incluso a pacientes que eran canalizados de Tlaxcala, Guerrero, Oaxaca y Veracruz.
La plantilla laboral era de 2 mil 500 personas, las cuales fueron reubicadas en otras unidades médicas, así como el equipo con el que contaba el hospital, mientras que los usuarios fueron distribuidos, pero hasta ahora la mayoría se concentra en el hospital del IMSS La Margarita.
Algunos servicios como cirugías y consultas fueron subrogados al Hospital Universitario de la BUAP, la Cruz Roja o el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), con el fin de atender a la mayor cantidad de pacientes que se quedaron sin el servicio.
El cierre de San Alejandro, luego de 41 años en servicio, y la pandemia de covid-19, generaron una crisis en La Margarita que por varios meses se desbordó de pacientes y causó indignación el hacinamiento en que se encontraban, además del deterioro de las instalaciones, que se ha reflejado en fallas de los elevadores, fugas en tuberías y rotura de plafones.
Dos semanas después del temblor de 2017, el entonces director General del IMSS, Mikel Arriola Peñalosa, anunció la demolición del hospital y la construcción de dos más pequeños para sustituirlo, así que comenzó la búsqueda de terrenos.
El 6 de diciembre de ese año, el instituto compró por 427 millones de pesos el terreno de 62 mil metros cuadrados donde se construiría el Centro Internacional de Medicina (CIMA), un complejo médico privado cuya obra se abandonó en 2012 por falta de inversión.
El IMSS pretendía construir ahí el nuevo San Alejandro, aprovechando la parte que estaba construida, ya que supuestamente ahorraría el 40 por ciento de la duración de los trabajos. Entonces se emitió una licitación para las obras de adecuación y construcción de la parte restante.
Para el nuevo hospital se invertirían 1 mil 911 millones de pesos y la empresa española Sacyr resultó ganadora del contrato para la construcción, pero las firmas competidoras se quejaron de irregularidades en la licitación, así que se ordenó repetirla.
Inconforme con esta resolución, Sacyr recurrió a un juicio para reclamar la validez del fallo que le favoreció, pero mientras se resolvía el conflicto, el IMSS se vio impedido a utilizar el terreno y a la fecha sigue sin ninguna intervención.
Con el cambio de gobierno federal en 2018, se determinó continuar con el proyecto de dos hospitales pequeños, pero ahora uno de ellos sería construido en el mismo lugar de San Alejandro y el otro en el municipio de Amozoc.
Para 2020 el Ayuntamiento de Amozoc ya tenía el terreno para la construcción del hospital, sin embargo, al día de hoy no se ha colocado ni la primera piedra porque no se ha asignado presupuesto para este proyecto.
Hasta mediados de 2022, la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena), comenzó la demolición del hospital San Alejandro, para lo cual el IMSS destinó 131.5 millones de pesos y los trabajos duraron alrededor de siete meses.
La construcción del nuevo hospital no se inició enseguida sino hasta el segundo trimestre de 2023. El pasado 22 de julio, Céspedes Peregrina y el director del IMSS, Zoé Robledo Aburto, atestiguaron el primer colado de cimientos.
Días antes, el instituto licitó la contratación de la “supervisión y control de obra” por un plazo de 478 días, a partir del 14 de julio de 2023, lo cual dejaba entrever que se prevé terminar el hospital en noviembre de 2024.
Por este servicio de supervisión se pagarían 250 millones de pesos que, sumados al monto destinado para la demolición y el utilizado para comprar el terreno de CIMA, dan un total de 805 millones de pesos que se han gastado previamente a la construcción del inmueble.
¿Cómo será el nuevo hospital San Alejandro?
En el presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) se asignaron 3 mil 171 millones de pesos para la edificación del nuevo San Alejandro que, de acuerdo con el IMSS, contará con cinco niveles, 180 camas, 35 especialidades y nueve quirófanos.
El nosocomio contará con servicios de consulta externa de especialidades, urgencias, tococirugía, cirugía general y ambulatoria, endoscopia, clínica de mama, imagenología, laboratorio de análisis clínico, unidad de cuidados intensivo neonatales, ginecología, medicina interna y puesto de sangrado, entre otros.
Mientras tanto, en mayo se inauguró en Cuautlancingo el Hospital General de Zona número 35, que cuenta con 90 camas de hospitalización y tres quirófanos, y funciona como auxiliar para disminuir la saturación de los hospitales de la capital.
Ilustración: Iván Rojas
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