Che de los gay: “Los del Movilh intentan derechizar la causa gay”

Una gruesa polémica enfrentó al Che de los Gay con los activistas del Movilh en medio del mensaje presidencial del 21 de mayo

Una gruesa polémica enfrentó al Che de los Gay con los activistas del Movilh en medio del mensaje presidencial del 21 de mayo. Luego de que Rolando Jiménez, Oscar Rementería y Jaime Parada se vieran por la tele aplaudiendo de pie al presidente Sebastián Piñera, cuando este hiciera alusión a la muerte de Daniel Zamudio y a la Ley Antidiscriminación, el polémico activista comentó por twitter que los vio ‘satisfachos’. Parada se apresuró en responder preguntando por la trayectoria del Che Gay, desatando una ácida polémica a través de esa red social.

Conversamos con el Che de los Gays, quien nos aclara los motivos de polémica, a la vez que da cuenta de las diferencias al interior del movimiento gay chileno. “Yo no uso corbatas, uso tacos y pelo largo. Me parece a mí que la seriedad que ellos plantean es una seriedad masculina”- responde.

Jaime Parada dijo sobre ti que “uno puede valorar lo que hizo porque tuvo cojones, pero tu discurso hoy no sirve para cambiar las reglas del sistema porque no crees en dichas reglas, nosotros sí” ¿Eres un antisistema?

– Sí, soy un antisistema, como dice Parada. Como dijo alguna vez el homofóbico presidente de Renovación Nacional, Carlos Larraín, soy un “inútil subversivo”, una inútil marica subversiva. Veo que el discurso de Parada se enmarca en las directrices homonormativas, machistas, masculinas y locafóbicas que hoy quiere imponer el Movilh.

¿Qué diferencias tienes tú con ellos?

– El Movilh plantea una mirada dentro del sistema, dentro de las reglas propias del sistema, nunca salirse de él. No apuestan por contorsionarlo ni tensionarlo. Así los otros discursos, el de las lesbianas feministas, de nuestras compañeras transgéneras o de los gays que nos sentimos más cerca de las locas, es para ellos un discurso peligroso y subversivo. Por supuesto que buscamos violentar las reglas del sistema. Cuando uno se declara homosexual revolucionario está intentando romper las reglas de este sistema heteronormativo y patriarcal.

Hay una agenda del movimiento gay en Chile que luego de la Ley Antidiscriminación apunta al matrimonio… ¿Es la única?

–  Hay una agenda oficialista que hoy está en el Parlamento. Esta agenda tiene dos patas: Una es la Ley Antidiscriminación, que se aprobó recientemente, y otra el Acuerdo de Vida en Pareja AVP, que está pendiente. La primera es una legislación necesaria, pero mediocre. Es simbólicamente importante porque instala el tema de la discriminación como asunto de interés público. Es mejor que exista a que no. Sin embargo, es una ley punitiva que sólo castiga, no previene ni educa. Tampoco crea una institución como en Argentina, donde existe el Instituto Nacional contra la Discriminación. Además, si la persona discriminada no logra demostrar que efectivamente lo fue, va a tener que pagar las costas del juicio. Es una ley engorrosa, hecha para no aplicarse, parece una ley muerta.

¿Tan así?

– Sí, porque cuando se aprobó la ley, el alcalde de Providencia apareció diciendo que en su municipio no habrán parejas gay tomadas de la mano; o el mismo día del discurso de Piñera en el barrio Bellavista un compañero de la Radio Mitos fue violentamente golpeado por militares vestidos de civil. Todo eso queda en la impunidad. Es una ley que nace tuerta, coja.

PREFIERO LA CALLE”

¿Por qué te molestó verlos aplaudiendo?

– Yo prefiero protestar en las calles y, si bien, ellos tienen el derecho de aplaudir a quien quieran, yo tengo el derecho al disenso, a la crítica, que hice a través de twitter. De igual forma, es muy extraño aplaudir a un gobierno en decadencia, que tiene menos de un 30 por ciento de popularidad. Es un gobierno que no representa las luchas populares. Así, es contraproducente ver a un sector del movimiento homosexual aplaudiendo una parte del discurso de Piñera, cuando debieran haber tenido una actitud un poco más distante e inteligente.

Algunos dicen que te gusta armar polémica…

– Sí, pero pese a todas las críticas que he hecho a Fundación Iguales, que tienen un discurso igualizante, higienizante y todo lo que he dicho, reconozco la inteligencia de ellos de haberse restado a la invitación del 21 de mayo. Pablo Simonetti no fue y tienen una actitud crítica respecto del mensaje presidencial. En el lado contrario, el Movilh está haciendo un giro derechista manipulado por sus nuevos voceros, uno de ellos, Óscar Rementería, activo militante de Renovación Nacional.

¿Y qué persiguen a tu juicio?

– Creo que los del Movilh intentan derechizar la causa gay. En la última marcha contra la homofobia, se me acercó Óscar Rementería muy simpático para pedirme que por favor las locas más fuertes no molestáramos a la delegación de RN que iba a aparecer en la marcha. Les dije que no los molestaría si ellos eran capaces de denunciar con un cartel, por lo menos, la actitud homofóbica del presidente de RN. Me dijo que no podían porque Larraín les paga las campañas y las cuotas del arriendo de las sedes del partido. Parece que la vocación política y de cambio se compra con dinero.

USO TACOS Y PELO LARGO”

Parada dijo que vas a pasar a la historia por ser “freak”, no por ser un homosexual que lucha seriamente…

– No sé que entiende Parada por seriedad. Valoro que reconozca que hay una lucha, aunque le invito a reconocer que hay distintos modos de luchar. Creo que para su mundo las locas que tenemos un discurso más travieso e irónico, más performático, no sería un asunto de seriedad. Ellos entienden la política como un asunto serio, un asunto de oficinas y corbatas. Yo no uso corbatas, uso tacos y pelo largo. Me parece a mí que la seriedad que ellos plantean es una seriedad masculina, para ellos ser serios es ser hombres.

¿Cómo así?

– Si, mira, en la discusión que tuvimos en twitter una compañera del Mums lo empezó a mujerear, a tratarlo de ‘niña’. Parada se molestó mucho y le dijo que él no era mujer, que no lo mujereara, en circunstancias que dentro de la cultura gay el tratarse de ‘niña’ es un modo cariñoso de tratarse. Aunque las locas tengan 80 años se tratan de niñas igual. ‘Sí poh niña’, ‘Hola poh niña’. Todas somos niñas, menos Parada.

¿Te sientes cómodo dentro de la categoría ‘homosexual’, considerando que la palabra la inventó un psiquiatra en el siglo XIX para patologizar las prácticas sexuales entre hombres?

– Me siento más problematizante con la palabra maricona. Me gustan, como dice Pedro Lemebel, las palabras que incomodan, que ofenden: colipato, colibrí, que les gusta las patas de chancho, se le apaga el calefont… en fin, una serie de expresiones culturales. Si en mis manifestaciones yo uso un marco adornado con patitas de chancho es porque me parecen que esas expresiones culturales hay que resignificarlas. En cambio, ‘homosexual’ es una palabra que viene signada. La lucha nuestra está en dar vuelta esas palabras, en jugar con ellas, trabajarlas, asumirlas como propias y torcerlas. No ser homosexual, por ejemplo, sino que homosexuala. Es más interesante.

DISPUTA HEGEMÓNICA

La discusión suena como un cahuín ¿no ves una disputa más de fondo?

– Creo que hay una lucha hegemónica de clases, que se dio en mi disputa con la Fundación Iguales. Junto a las luchas por la diferencia sexual, también existen diferencias de clases. No es lo mismo ser un gay, una lesbiana o una trans de clase alta que popular. Yo soy una marica que viene del mundo popular y asumo eso como lucha política también. Soy una marica de izquierda. Por otro lado, yo vengo de una generación que es parte de la fundación del movimiento.

Pero Parada te acusa de que no has aportado nada.

– La obra que tiene uno es un trabajo de años, como escribir el libro “Bandera Hueca. Historia del Movimiento Homosexual en Chile”.  Entonces lo que me defiende y valida es mi propia historia de lucha. Es como de mal gusto en twitter empezar a sacar las cartas, toda la campaña que hicimos en el programa radial Triángulo Abierto por abolir el castigo a la sodomía en los años ’90, época en que no existía Rementería ni Parada. Toda esa lucha que se hizo por la visibilidad. Una compañera del Observatorio de Género señalaba que ellos patudamente se sienten con el poder de descalificarnos, cuando la lucha que dimos las locas marginales permitieron que ellos estuvieran en el Parlamento aplaudiendo a su presidente. Sorprende que un historiador como Parada no valore la historia.

¿Qué te molesta de la estrategia desplegada por el Movilh?

– Hay una falta de visión política, es cortoplacista y están llenos de poder. Creo que les falta más calle, más locuras, más noche y más travestis.

¿Pero qué tienes en contra de la política del lobby, de meterse al sistema e influir desde dentro?

– Me parece legítima la lucha de los movimientos oficiales. Siempre tiene que haber una cara de los movimientos que se reúnen con el presidente o hablan con el diputado. Pero es una estrategia de ellos, a mí no me nace, no es mi estilo, yo trabajo con la calle, en los márgenes de la cultura y de la política, recreando el imaginario social – sexual. Me interesa la subversión de esos lugares. De igual forma creo que ambos caminos se complementan: tiene que haber alguien que tire la piedra y alguien que negocie. Pero les pido que comprendan que las que tiramos las piedras somos tan importantes como los que están allí aplaudiendo. O que sean más decorosos para aplaudir, que no lo hagan de pie, un poquito más piola ¡poh, niña!

¿Aplaudirán tan a rabiar a las transformistas de las discos?

– Me parece curioso que eran tres homosexuales absolutamente homonormativizados. Tres hombres y no había ninguna compañera lesbiana o trans. Eran parte de ese ecosistema masculino que ronda en el Parlamento.

EL OLVIDO DE CHADWICK

El vocero de gobierno, Andrés Chadwick, en una entrevista reciente dijo que promovió la ley contra la discriminación pese a que cuando era senador se opuso e incluso era de los que querían sacar el concepto de ‘orientación sexual’ de la normativa. Es bueno que la gente evolucione, pero…

– Son volteretas de la política. Y te recuerdo algo más: Chadwick cuando fue diputado estuvo a favor de mantener el castigo de la sodomía entre adultos. Me parece que es el típico político oportunista que ahora quiere aparecer como moderno porque se ve bien.

A más de una década de la emergencia del movimiento gay chileno aparecen organizaciones por la diversidad sexual de derecha ¿te molesta eso?

– No estoy en contra de que existan los homosexuales de derecha y que luchan por los cambios sociales, porque incluso si estuviera en contra no saco nada, porque van a existir igual. Yo no soy neonazi y hay que permitir a todos cuando uno lucha por la diversidad, por la disidencia o por la multiplicidad de deseos. Hay que permitir que las locas fachas tengan sus organizaciones, pero que no menosprecien la lucha desde la calle. Me gustaría ver también a los compañeros del Movilh en las marchas a favor de la marihuana, o del aborto o de los estudiantes, como los del Mums que sí están.

¿Qué piensas de las nuevas generaciones?

– Es una juventud exquisita y la veo más desatada con ganas de experimentar sus cuerpos, sin los límites que tuvimos los de la generación de los ’80. Los veo sin las etiquetas ni preguntarse tanto si son homosexuales o no. La mayoría de los jóvenes experimentan su sexualidad con amplitud y libertad. Muchos viven una bisexualidad durante largo tiempo, experimentan, juegan. Las antiguas nos declaramos homosexuales, lesbianas o trans. Los cabros más jóvenes viven su sexualidad libremente, van a las marchas, participan, aunque les pediría que cuestionaran los gritos homofóbicos o misóginos que aún escuchamos en las protestas de los estudiantes.

Mauricio Becerra R.

@kalidoscop

El Ciudadano

 

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