Cristián Cuevas: “Queremos relegitimar a la CUT entre los trabajadores”

   Peleó por la presidencia de la CUT, pero su propio partido (PC) prefirió apoyar a una desconocida profesora

 

 Peleó por la presidencia de la CUT, pero su propio partido (PC) prefirió apoyar a una desconocida profesora. En entrevista con El Ciudadano demuestra que la Central Unitaria de Trabajadores hasta hoy no cuenta con la legitimidad del mundo del trabajo y explica por qué pese a lo viciado del proceso eleccionario participó en las elecciones de la central sindical para terminar con la era de Arturo Martínez y su política de los consensos. A su juicio “Se necesita una conducción que de cuenta de los cambios que el movimiento sindical y social exige”.

Ayer viernes por fin los 60 consejeros electos de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) eligieron a la nueva presidenta de la principal organización de trabajadores de Chile, la profesora y militante del PC, Bárbara Figueroa. Como

Secretario de Negociación Colectiva y Conflictos quedó quien era el favorito del mundo social, Cristian Cuevas, quien no contó con la venia de su partido.

Su trayectoria como organizador de los trabajadores subcontratados de Codelco y recientemente como dirigente de la Confederación de Trabajadores del Cobre no pesaron para una colectividad política que prefirió a la hija de un histórico dirigente sindical (José Figueroa).

Quizás haya molestado al interior del PC las críticas de Cuevas a su compañero de partido, Guillermo Salinas, quien mantuvo la burocracia sindical junto a Arturo Martínez, quien si bien dejó de ser presidente de la central, quedó a cargo de la Secretaria General.

El proceso electoral no estuvo ajeno de polémicas debido a la sobrerrepresentación de federaciones y sindicatos que aparecen con varios miembros (como la Confederación Ranquil del mismo José Figueroa, que aparece con cerca de 30 mil socios), pero que no se ven más sino hasta las próximas elecciones. Incluso listas como la de la Confederación de Funcionarios de la Salud Municipalizada (Confusam) impugnarán la elección, luego de que quedara excluida de los comicios por el Consejo Directivo Nacional Ampliado (CDNA), controlado por Martínez.

La pista estuvo pesada. Tenían que elegir a 31 consejeros de los 60 cupos para tener la mayoría y trascendió que no les reconocieron todos los inscritos…

– No nos querían reconocer como confederación e impugnaron nuestro respaldo como fuerza sindical, pero no les salió fácil. Nosotros entregamos toda la documentación administrativa a tiempo y el 8 de agosto reciente se ratificó nuestra presencia en las elecciones con la cantidad de afiliados que tenemos. A diferencia de otros sindicatos, cualquiera que quiera ver nuestra representación, lo podemos invitar al Alto Bío Bío con los trabajadores de nuestra confederación que trabajan en el montaje o Alto Maipo, o en las 5 divisiones de Codelco. También tenemos bases activas en Petorca, Iquique, Antofagasta, donde existen trabajadores reales.

¿Alguien les puso en duda la presencia de estos trabajadores?

– Ha habido un chantaje permanente que no nos reconoce la cantidad de trabajadores. Somos una de las pocas organizaciones que se nos pidió tanto papel para poder registrar que teníamos tantos asociados. Otras federaciones sorprenden, porque llegan a tener 15 ó 7 mil socios, o en Valparaíso la Federación Clotario Blest tiene 9 mil socios y nunca he visto sus asambleas ni en procesos de negociación colectiva. Me imagino que esas asambleas deben ser masivas. Hay una cantidad enorme de trabajadores a honorarios en nuestro país, pero ¿dónde hacen sus asambleas para constituir esos enormes sindicatos en donde van a votar?

¿Qué estuvo en juego en las elecciones de la CUT?

– Se necesita una conducción que de cuenta de los cambios que el movimiento sindical y social exige. Una directiva que efectivamente esté vinculada al mundo del trabajo, al proyecto de transformación social y que tenga una relación con los estudiantes. Necesitamos una CUT al servicio de los trabajadores y que tenga un proyecto de transformación y cambios para este tiempo.

¿La dirigencia que se va fue capaz de responder a un régimen laboral que ha cambiado radicalmente en las últimas décadas o seguirán cayendo huevos contra la dirigencia de la CUT como ocurre cada 1º de mayo?

– Queremos una CUT cercana, que no le tenga miedo a los trabajadores, a la marcha social, a salir con los estudiantes. Una CUT que fortalezca en el territorio, que tenga unas finanzas que no generen dudas respecto de su trasparencia, una CUT que se relacione con el poder político, pero como un poder desde los trabajadores. Por ello  invitamos a los trabajadores por cuenta propia y a los de honorarios a incorporarse a la organización sindical. Es un mundo en el que necesitamos avanzar, es preciso incorporarlos, pero la única forma es escuchando sus relatos, sus demandas y que encuentren en la CUT un espacio para la construcción sindical.

¿Qué inercia apuestas por romper?

– Queremos relegitimar a la CUT entre los trabajadores porque hoy tenemos una organización que no cuenta con esa legitimidad. No hubo presencia de la CUT en la discusión por el salario mínimo, en la discusión de la reforma tributaria, en situaciones que afectan la seguridad y la vida de los trabajadores. O cuando está en curso la demanda social. Por ello necesitamos generar un mejor relato y relación, pero sobre todo convocar a quienes aún no están organizados para que se hagan parte de este proyecto.

¿Y a los organizados?

– Que recuperen las esperanzas y que asuman que es otra CUT si es posible, pero depende en la medida que tengamos hombres y mujeres con esa disponibilidad.

CONVENCIENDO A LOS TRABAJADORES

Cuevas es de la generación de sindicalistas que se formaron bajo las relaciones laborales neoliberales. La época del trabajador endeudado que no puede pegarse a un proceso de huelga por miedo a peder la pega, subcontratado, amenazado por el “despido por razones de la empresa” y con las experiencias de lucha diezmada tras la dictadura. Pese a ello Cuevas en 1997 formó un sindicato Sodexho Chile en la División Andina de la cuprífera estatal, lo que le reportó ser despedido en 2003 tras organizar una huelga de subcontratistas.

Cuatro años después vuelve como presidente de la CTC, organización que mantuvo una huelga durante 37 días para lograr mejoras salariales, seguros de salud, de vida, becas escolares y un bono de productividad a los trabajadores subcontratados. Dicha huelga lo catapultó a la fama al concretar de facto una negociación en la que participaron obreros contratados por diferentes empresas. En 2008 es electo Consejero de la CUT con 39.761 votos y ahora va por la presidencia de la central obrera, tarea difícil, ya que el sistema electoral es a través de la elección de 60 consejeros, quienes terminan eligiendo la directiva de la sindical.

¿Frente a un joven de 20 años que trabaja en un call center o en un retail, cómo lo convences de la importancia de sindicalizarse?

– Partamos por entender que los trabajadores y los hijos de ellos tenemos que reconocernos como parte de una clase. Y esta es la clase trabajadora, que vive los efectos negativos del neoliberalismo en sus distintas expresiones. La única forma para avanzar en un trato distinto, de mayor justicia social, de derechos, es que tenemos que organizarnos. Debe diferenciar entre un sindicalismo que reproduce este modelo de uno que genera cambios y alternativas al modelo. Nosotros estamos por el sindicalismo que apuesta por una transformación, una conducta ética, que se relacione con otras organizaciones sociales. Es la invitación que hacemos a los muchachos, porque ellos son los que en el futuro van a conducir el movimiento sindical y social o gobernar nuestro país.

Trascendió que el PS apoyó a Arturo Martínez en la CUT porque conciben un probable futuro gobierno de Bachelet con un movimiento sindical cooptado.

– Nosotros hemos planteado que necesitamos un movimiento sindical independiente y autónomo de los gobiernos que administren, sean de derecha o de centro izquierda. El poder de los trabajadores será el que genere los cambios. Eso no quiere decir que no conversemos o que no haya puntos de encuentro. Lo que no puede ocurrir es que volvamos a tener un movimiento sindical supeditado, como el que dominó en los recientes  20 años de democracia, que no tuvo la fuerza para generar esos cambios.

CUEVAS Y EL PC

Eres militante del Partido Comunista, pero el partido no te llevó como la carta fuerte para la CUT…

– Esos temas tendrán que consultárselos a la dirección del PC. La verdad es que me hago cargo de lo que represento en la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC). Nosotros representamos no sólo a la confederación, sino que también a trabajadores salmoneros, temporarios, del call center. Me quedo con esa representación. Obviamente que las decisiones políticas del partido a veces uno no las comparte, pero quien debiera dar cuenta de eso, son los que tomaron esa decisión política.

El PC apostó por Bárbara Figueroa, hija de José Figueroa, quien es parte de la actual administración de la CUT.

– No creo en las herencias, creo más bien en el trabajo y a  mi me legitima el trabajo.

ENTRE EL CONSENSO Y LA IRRUPCIÓN

Hasta ahora la política de los consensos ha dominado las negociaciones entre los gobiernos y la CUT ¿qué sensación te provoca?

– Para avanzar en derechos no hay que tener miedo al conflicto. El conflicto es una oportunidad, hay que quitar el dramatismo de que el conflicto no genera derechos. En Chile la única forma en que los trabajadores han obtenido mejoras han sido mediadas por conflictos. Ahora un conflicto conducido y orientado que permite sustentar las bases de sustentación de un diálogo distinto, de una relación de poder entre los trabajadores frente al poder político y el empresarial. Y en ese sentido, tenemos que resignificar esa lucha e influir para generar esos cambios.

¿Cómo avanzas en ello?

– Acá uno tiene que escuchar mucho: las experiencias, lo que genera el desafecto de los trabajadores para organizarse. No es culpa sólo del modelo económico, que sin duda tiene responsabilidad en esto, también hay que hacerse la autocrítica. Y esta tiene que ser para generar propuestas. Lo primero es reestablecer las confianzas. Para ellos tenemos que contar con una mayoría de consejeros que estén en esta disposición.

¿Se puede avanzar hacia elecciones directas en la CUT?

– Son temas que tenemos que debatir, el tema de la democracia interna hay que dilucidar. No podemos seguir mintiéndonos entre nosotros. Decir que representamos tanto, pero en el fondo nuestra representación es menor. Por eso cualquier proceso que implique mayor democracia, representación y poder de negociación, sin duda que deben estar en la agenda.

¿En qué manera la actual crisis sindical refleja el Chile que vivimos?

– A Chile le hace falta más democracia. Decimos que queremos terminar con los enclaves autoritarios dadas en la política, pero también tenemos que terminar con las mismas malas prácticas que reproducen un sindicalismo cooptado, sin fuerza, que no logra generar un impulso transformador. Podemos estar de acuerdo en avanzar hacia la plena soberanía de los recursos naturales, avanzar hacia la negociación colectiva por sectores económicos, pero eso requiere más fuerza de parte de los trabajadores.

¿De resultar electo harías una revisión de cuentas en la CUT?

– Creo que debemos firmar un compromiso, lo que hemos ya negociado con la lista encabezada por Nolberto Díaz (DC), que permita hacer un proceso de cambios al interior de la central, no centrándose en lo que ya ocurrió, sino que en cómo vamos a proyectar una dirección que garantice que lo que hoy rechazamos no terminemos reproduciéndolo.

Pero cosas truchas hay…

– Eso quedará en el proceso administrativo de revisión. Me quedo con concentrarme e salir de la crisis de representación y de legitimidad. Estamos para apostar por una mayoría, por una nueva relación con los trabajadores, claro que si hay que indagar investigar y sancionar, ocuparemos todos los instrumentos necesarios para transparentar que es lo que está ocurriendo.

DIVERSIDAD SEXUAL

¿Seria un buen símbolo que la CUT eligiera a alguien de la diversidad sexual como su dirigente?

– Yo no soy activista de la diversidad sexual, pero me reconozco como un par. Sin duda, quienes vivimos la exclusión y discriminación que tengamos la oportunidad de conducir la principal organización de los trabajadores, sería una señal poderosa al país que quienes somos de una orientación sexual distinta, se constituyan como sujetos transformadores y que muestren que es posible que pese a la discriminación que somos una fuerza al interior del movimiento social. Sería un cambio de época, de tiempo, sería algo representativo de lo que cruza hoy a la sociedad chilena.

¿Se ha usado eso en contra en la campaña?

– No lo sé, porque la verdad es que los enfrentaría. Tienen miedo a poner estos temas, a debatirlos, a sincerar el debate y, sobre todo, a transparentar el proceso electoral.

 Mauricio Becerra R.

@kalidoscop

El Ciudadano

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