Exitosa convocatoria

Deudores educacionales pasan a la ofensiva y llaman a acción coordinada de #NoPago

Nicolás Véliz, uno de los voceros de la iniciativa, explica que la acción de no pagar "es en función de no pagar la usura, el interés bancario, la deuda ilegítima", agregando que "en promedio uno llega a pagar tres carreras más por los intereses". En un día, más de 2 mil deudores han manifestado su adhesión al llamado.

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Este jueves 30 de junio, un grupo de Deudores Educacionales Autoconvocados anunció su «paso a la ofensiva» y realizó un llamado a los deudores de los créditos CAE (Crédito con Aval del Estado), Corfo y Fondo Solidario a «coordinar una gran acción nacional de no pago de la deuda educativa».

Nicolás Véliz, uno de los voceros de la iniciativa, explica que la acción de no pagar «es en función de no pagar la usura, el interés bancario, la deuda ilegítima» que hoy enfrentan una gran cantidad de estudiantes y sus familias. Véliz ejemplifica con su caso: «Yo ya pagué mi carrera, lo que estoy pagando es el interés, el lucro bancario, es la usura. Entonces me hace mucho sentido dejar de pagar si ya cumplí al menos con el sistema de autofinanciamiento que había en ese momento, donde, como no era educación gratuita, teníamos que cubrir nosotros la carrera; pero mi carrera salió 3 millones, no 16».

El vocero de la iniciativa #NoPago grafica la situación actual de los deudores educacionales, planteando que «un estudiante promedio está pagando un tercio de su sueldo al banco mensualmente, lo que es muy duro. Y si él no tiene cómo hacerlo, lo está pagando la familia». Y agrega otro dato: «En promedio uno llega a pagar tres carreras más por los intereses». Nicolás añade que ante la pregunta que han realizado entre los deudores, sobre cuánto cuesta tu carrera y cuánto terminas pagando, «resulta que la mayoría son tres veces más».

Nicolás Véliz

Nicolás Véliz

De ahí que los deudores estén exigiendo que se diseñe un plan especial de reparación económica para todos los estudiantes que terminaron de pagar su carrera y que lo hicieron por sobre el costo real. Un modelo, sostienen, que «retribuya en gran medida los años y años de abuso de la banca privada a las familias de Chile».

Véliz calcula que los deudores a nivel nacional de Corfo serían unos 100 mil y del CAE 700 mil. «Es una cifra bastante vergonzosa para cualquier país. ¡Setecientas mil familias endeudadas por haber querido ir a la universidad!», apunta.

El vocero del movimiento indica que para una coordinación efectiva de la acción, se ha habilitado un formulario virtual (acceder aquí) en donde se está generando el catastro de las personas que efectivamente estarían dispuestas voluntariamente a no pagar. Respecto a esto, cuenta que desde este jueves, cuando se difundió el llamado a través de un documento, de una página de Facebook creada para ello y a través de la prensa, ya se han sumado alrededor de 2 mil personas. «Esto está creciendo como espuma», advierte.

La deuda de la Reforma

Según ha anunciado el gobierno, el ingreso del proyecto de Educación Superior al parlamento es inminente. No obstante, como han cuestionado desde la Confech, este no se hace cargo de la demanda de los estudiantes en cuanto a condonar la deuda del CAE y terminar con ese mecanismo de financiamiento creado por el ex presidente Ricardo Lagos.

«Nosotros como deudores no estamos en ningún lado, no aparecemos en el proyecto», dice Véliz, explicando que ello contribuyó igualmente a la acción de #NoPago. «También es para integrarnos a la Reforma», agrega.

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En ese sentido, el vocero de los Deudores Educacionales Autoconvocados releva un particular hecho. «Estamos endeudados de aquí a 10 años más. Eventualmente, el 2018, según el gobierno, vamos a tener educación gratuita, pero cuando eso ocurra va a haber estudiantes que vamos a seguir pagando la educación. ¿Cómo va a ser posible que estudiantes que tenemos deudas hasta el 2023 sigamos pagando?», se cuestiona. «Este proyecto -y así lo ha manifestado el petitorio Confech- debe incluir la condonación de la deuda. Pero se están haciendo los tontos, porque los bancos no quieren perder la cantidad de millones que significa tener 700 mil familias endeudadas», apunta Véliz.

Junto con esto, critica el proyecto en general y sostiene que resulta «impresentable que no sepamos qué van a presentar. En cualquier país democrático, es impresentable que un gobierno tenga cero capacidad de diálogo con su movimiento social, con quienes somos para quienes ellos trabajan». En segundo lugar, agrega, «la mayoría de los actores -estudiantes, profesores, académicos, las universidades estatales, las del consorcio privado- se han manifestado en contra del proyecto».

Por Daniel Labbé Yáñez

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