Fuera del estadio en los Juegos Olímpicos de Londres

Al mismo tiempo que siete jóvenes atletas encendían la llama olímpica, fuera del estadio la policía organizaba un par de cercos (kettles)

Por Mauricio Becerra

30/07/2012

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Al mismo tiempo que siete jóvenes atletas encendían la llama olímpica, fuera del estadio la policía organizaba un par de cercos (kettles). Los ciclistas de «Masa Crítica», una marcha ciclista mensual sin liderazgo que se ha venido celebrando el último viernes de cada mes durante los últimos 18 años, se habían acercado demasiado al Parque Olímpico, reclamando los carriles reservados olímpicos a su paso por Stratford. Fueron detenidos 160 o más ciclistas – el equivalente a un pelotón olímpico, y sus bicicletas fueron confiscadas.  La crónica de la apertura de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 en la mirada de un periodista inglés:

Vi la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos sentado en el techo de una barcaza cerca de King’s Cross.  Los habitantes de embarcaciones lo han tenido duro bajo el régimen Olímpico, y muchos de los barcos atracados frente a nosotros eran exiliados del Parque Olímpico, trasladados porque supuestamente representaban un riesgo para la seguridad acuática. La fiesta de la nostalgia de Danny Boyle fue proyectada en una pantalla tendida entre dos árboles en la orilla del canal. No presté demasiada atención -los árboles se interponían, el iPlayer de BBC no hacía más que cortarse – pero parece que destacó el ciclismo, en el que se espera que los británicos se desempeñen bien. Bradley Wiggins tocó una campana; Chris Hoy desfiló ondeando la bandera de la Unión; cientos de ciclistas batieron alas durante su recorrido, a lo ET, en el cielo nocturno.

Los habitantes de los barcos anclados en el Regent’s Canal fueron obligados a mover sus hogares debido a las restricciones fluviales por los Juegos Olímpicos. 

Un ciclista «vuela» durante la ceremonia inaugural de los Juegos. A la derecha, los portadores finales de la antorcha (cuya identidad fue un secreto hasta el último momento) encienden el caldero olímpico.

Al mismo tiempo que siete jóvenes atletas encendían el ardiente «caldero» Olímpico (proporcionando un negocio inesperado para las casas de apuestas), fuera del estadio la policía organizaba un par de cercos (kettles). Los ciclistas de «Masa Crítica», una marcha ciclista mensual sin liderazgo que se ha venido celebrando el último viernes de cada mes durante los últimos 18 años, se habían acercado demasiado al Parque Olímpico, reclamando los carriles reservados olímpicos a su paso por Stratford. Un automóvil que transportaba a David Beckham (aunque yo pensaba que había llegado a la ceremonia por barco) fue aparentemente retenido por los ciclistas, antes de que la policía abriera una vía a golpes.  Al final fueron detenidos 160 o más ciclistas – el equivalente a un pelotón olímpico –. Sus bicicletas fueron cargadas en un autobús y confiscadas. Todo esto parece que se ha manejado de una manera que la policía ha dado en llamar ‘robusta’: un hombre que montaba un triciclo fue rociado con gas pimienta y empujado contra el suelo; veinte ciclistas fueron retenidos en un autobús durante tres horas sin alimentos, baños ni representación legal, antes de pasar el resto de la noche en celdas.

Imágenes del cerco policial contra la marcha ciclista de Masa Crítica (28.07.2012):http://www.demotix.com/news/1359227/police-arrest-critical-mass-cyclists-near-olympic-stadium#slide-22

Antes del desfile, los organizadores aclararon que Masa Crítica «no es realmente una manifestación» y que «los ciclistas no necesariamente querrían marcarse como objetivo las rutas olímpicas como tales». Por contra, el sentido de la marcha es «la afirmación pacífica de los derechos de los ciclistas a compartir las carreteras y nuestro derecho a desplazarnos a donde deseemos de manera segura». Los tribunales les dan la razón: en 2008, la cámara de los Lores decidió que los ciclistas de Masa Crítica no necesitaban avisar a la policía de antemano, ya que las marchas se celebraban «de manera común o habitual».

La mañana del 28 de julio acudí a Bow para asistir a los Juegos de la Austeridad, una jornada de protesta con deporte organizada por ‘la Red contra las Olimpiadas’, para ver si podía encontrar a alguien que hubiera sido detenido la noche anterior. Los activistas se intercambiaban folletos entre sí y se dirigían a los representantes de los medios de comunicación del mundo (no parecía haber muchos periodistas británicos allí). Escuché a un hombre explicando a un reportero chino cómo le habían prohibido entrar en Canary Wharf porque llevaba pantalones’ punk’.

Protesta frente a una base de misiles tierra-aire ubicada sobre un depósito de agua en un bloque residencial del barrio de Bow, Londres, este sábado. Es una de las seis instalaciones de misiles ubicadas en Londres, para responder a un eventual ataque como el del 11-S durante los Juegos Olímpicos.

La mayoría de la gente estaba furiosa por la comercialización de los Juegos Olímpicos y el fervor nacionalista que atraen más que por los propios juegos. Un ciclista explicó en alemán que los 24 mil millones de libras o así gastados en los Juegos Olímpicos podrían haberse gastado en el Sistema Nacional de Salud, que se enfrenta a recortes por valor de 20 mil millones de libras. Oí a dos miembros del Partido Socialista de los Trabajadores (SWP) comentando la ceremonia de apertura: ‘Pienso que fue realmente buena, pero no se lo digas a nadie’.

Un grupo de exiliados circasianos con el traje nacional ejecutaba bailes y dio un apasionado discurso condenando las Olimpiadas de invierno de 2014, que se celebran en Sochi, a orillas del Mar Negro. ‘Somos un pueblo exiliado’, afirmaron: ‘ somos una diáspora; los miembros de nuestro pueblo que permanecen son torturados, violadas o asesinadas.’ «Juegos Olímpicos de Sochi! Juegos Olímpicos de sangre!’ coreaban. ‘No legitimes el genocidio’.

Marchamos por la carretera de Bow hacia el Parque Mile End para ir a los anti-juegos. Pasamos el barrio Bow, que una vez fuera la fábrica de cerillas Bryant & May, pero que ahora es un desarrollo residencial donde se han instalado misiles olímpicos. Los soldados nos observaban desde un depósito de agua. Una placa azul en la pared recordaba a Annie Besant, que organizó la huelga de muchachas cerilleras de 1888.

No pude encontrar a ninguno de los ciclistas que habían sido arrestados la noche anterior: muchos de ellos aún no habían sido puestos en libertad. Unas pocas personas con las que hablé habían pedaleado con Masa Crítica a primera hora de la noche, pero la mayoría se había marchado antes de las detenciones. Un observador legal que había presenciado el cerco policial afirmó que había sido bastante despiadado. Un mensajero en bicicleta polaco me dijo que había cargado contra el cordón policial con su bici y había logrado escaparse.

La mayoría de los ciclistas fue liberada en las horas siguientes, mientras que Bradley Wiggins y Mark Cavendish hacían la vuelta a Surrey incapaces de ganar medallas en la carrera ciclista olímpica.  Sus condiciones de fianza especifican que no pueden penetrar más de 100 yardas (91 metros) en ninguna instalación olímpica, no pueden pisar ningún carril exclusivo olímpico, y no pueden entrar en el distrito londinense de Newham con una bicicleta. Los «juegos del pueblo» han comenzado.

Jon Day
Traducido para Rebelión por P.R.

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