La experiencia de la economía solidaria en Brasil

En Brasil la Economía Solidaria ha contado con un vigoroso impulso desde las cooperativas y las universidades

En Brasil la Economía Solidaria ha contado con un vigoroso impulso desde las cooperativas y las universidades. Una economía que privilegia a los integrantes del colectivo económico por sobre el capital es la principal fortaleza de estas experiencias, las que han prosperado en los ámbitos de la agricultura familiar, la pesca y entre los  recolectores de material reciclable. El investigador de la Universidad Federal de Paraná, Denys Dozsa, nos cuenta de qué se trata todo esto.

Ingeniero Forestal y Máster en Extensión Rural y Desarrollo Local, Denys Dozsa, es investigador de la Red de las Américas en estudios sobre cooperativismo y docente de la Universidad Federal de Paraná (UFPR), centro de estudio que dio cobijo a la Incubadora Tecnológica de Cooperativas Populares (ITPC).

El ITPC tiene como principal objetivo apoyar a grupos populares, sean asociaciones o  cooperativas, en la organización de emprendimientos colectivos, El equipo de ITPC es formado por profesores, técnicos y académicos de varias áreas del conocimiento, que procuran a través del acompañamiento y cursos, orientar a los grupos desde su fase inicial de organización hasta el momento en que posean seguridad suficiente para caminar solos.

El Ciudadano conversó con Dozsa, quien ve un futuro auspicioso para estas formas de organización económica, sobre todo si se difunden entre las nuevas generaciones.

¿Podrías definir cuál es la diferencia entre la economía solidaria respecto de la economía tradicional?

– Creo que la principal diferencia entre los emprendimientos de la economía solidaria con los emprendimientos tradicionales es que los primeros están basados en el respeto a una doctrina con valores y principios. Valores como responsabilidad, igualdad, equidad, democracia, ayuda mutua, solidaridad hacen parte de las prácticas de trabajo de los emprendimientos y de las personas que los componen. Hay que recordar que tales valores orientan esa modalidad de organización desde mediados del siglo XIX, con la fundación de la primera cooperativa en Inglaterra. Así, se trata de personas con una visión diferente del mundo.

¿Cuál es la diferencia cuando se trata de proyectos colectivos de trabajo?

– Creo que la principal diferencia es que en éste tipo de emprendimiento las personas ocupan el espacio central y no el capital. El dinero es usado para satisfacer las necesidades de las personas o de los socios y no es simplemente acumulación de capital.

¿Cómo se ejecuta esto en la práctica?

– En el proceso de gestión, o sea, en la toma de decisiones, cada individuo representa un voto, no importando el capital que tenga invertido. Así, los emprendimientos son gestionados por sus componentes, lo que llamamos autogestión, pues son los socios las personas pertenecientes al grupo que deciden lo que se hará y cómo.

DESARROLLO EN BRASIL

¿Nos podrías contar del desarrollo de la economía solidaria en Brasil?

– La economía solidaria tiene una gran importancia para Brasil a partir de mediados de los años ’90 luego del avance de los procesos neoliberales. Ella surge como una alternativa a los trabajadores que necesitaban garantizar su trabajo. Pero el principal avance vino con la creación de la Secretaria Nacional de Economía Solidaria (SENAES) el 2002, institución responsable de la estructuración de las políticas públicas de Economía Solidaria, insertando el tema en la política de varios ministerios, como Ciencia y Tecnología, Desarrollo Agrario, Justicia, Desarrollo Social y Turismo, entre otros.

¿Cómo es que las universidades se insertan en dicho proceso?

– En este contexto gana especial destaque los órganos de fomento de ciencia y tecnología dentro de las universidades, como el caso de FINEP, que no sólo viabilizaron económicamente el funcionamiento de las incubadoras, sino que hoy también realizan el acompañamiento de las directrices y de la cualidad del trabajo realizado por las empresas de economía solidaria en el ámbito nacional.

¿Cuáles son las políticas a seguir?

– Hoy está en discusión la creación de un Ministerio de Economía Solidaria, pero no está definida su posición en las políticas públicas, esto es si estará junto con la pequeña empresa, opción que no es bien vista por algunos movimiento cooperativistas como  ECOSOL.

ÁREAS DE LA ECONOMÍA

¿Cuáles son las áreas de la economía y los grupos sociales más proclives al desarrollo de la economía solidaria?

– Podemos destacar la agricultura familiar, pescadores o recolectores de material reciclable, sean basureros o artesanos. Se trata de grupos que ya poseen algun tipo de organización y posibilidades de inclusión económica.

¿Cómo se expresan esas economías en el desarrollo local?

– Creo que allí está la gran llave de la cuestión. Cuando acercamos temas como la economía solidaria, desarrollo local y tecnologías sociales, creamos un ambiente favorable para posicionar a los grupos populares en el protagonismo, paso anterior a la  definición de los destinos de un local. Si tomamos la doctrina de ECOSOL, las estrategias de desarrollo local y las de producción de conocimiento convertido a la realidad de esos grupos que proveen de las tecnologías sociales, creo que podemos hablar efectivamente de inclusión social.

¿Qué podemos esperar de la Economía Solidaria frente a las mutaciones del mundo del trabajo expresadas en el trabajo flexible y precario?

– Creo que es una de las alternativas, otras pueden surgir, pero para quienes se identifican con el trabajo colectivo esa es una importante herramienta.

JÓVENES

¿Cómo es la inclusión de los jóvenes en las experiencias de economía solidaria?

– Es un trabajo que se debe iniciar en la escuela. Tenemos que pautear ese tema en la formación de los jóvenes, pues toda la actual lógica de formación de los jóvenes está pauteada en la fragmentación del conocimiento y en la competencia. ITCP de la UFPR tiene como foco la consolidación de sus experiencias en las tres enseñanzas, la investigación y la extensión, viabilizando a los profesores y alumnos de la universidad en la perspectiva de dedicación a la investigación, asociadas a las actividades sociales y prácticas de campo. Ese contacto con la realidad permite un intercambio y a la vez la  generación de un círculo virtuoso de crecimiento intelectual de profesores y estudiantes, de la universidad y de la comunidad. Creo que tenemos que buscar la fórmula que busca construir una formación que privilegie la interdisciplinariedad y la solidaridad. Son esos jóvenes quienes podrán transformar las relaciones sociales en el futuro.

Mauricio Becerra Rebolledo

@kalidoscop

El Ciudadano

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