La Mandrágora: fortalecimiento de la identidad social, territorial y cultural

El Centro Cultural y Colectivo Teatral La Mandrágora se divide en diferentes áreas de trabajo: educativa, deportiva, social, extensión, artística, y principalmente teatral; pues además de centro cultural conforman un colectivo teatral activo que nace en el año 2001. Luego, toman el carácter de autónomo al obtener personalidad jurídica de organización comunitaria del municipio viñamarino. Desde ese año en adelante, han desarrollado una labor sociocultural basada en autogestión y un incansable trabajo de creación, difusión e investigación teatral y artística en el Centro Cultural de Achupallas.

Luego de las investigaciones en torno a la planta mandrágora, que ha sido censurada por su relación con chamanes y brujos, rescatan su sentido mágico y mítico, con propiedades sanadoras y curativas, la relación de la planta y la forma humana, que nace de la tierra y se alimenta de los humanos y su capacidad de crecer en la adversidad. Deciden entonces tomar el nombre para el lugar donde fomentarían la participación de la comunidad en su íntegro desarrollo.

Por esto es necesaria la creación de “una política de subvenciones, más que de concurso, para el apoyo de las agrupaciones artísticas culturales. Los proyectos educativos culturales son larga duración en los sectores y no se pueden acotar a periodos presidenciales y menos de los proyectos de 3 o 6 meses” comenta La Mandrágora.

Hoy en día, el colectivo teatral La Mandrágora se encuentra en la etapa de creación de su nuevo montaje, que realizará presentaciones en poblaciones de la V región durante el presente año.

El 25 de abril se dará el lanzamiento de los talleres 2009 con una muestra artística en el salón de teatro mandrágora con música, títeres, teatro, danza, circo, poesía y más.

Talleres gratuitos 2009: Teatro infantil, Teatro adulto, Trapecio, Danza Creación Carnavalesca, Computación, Elaboración de Proyectos y Gestión Cultural.

www.mandragora.cl

Artículo Publicado en Marzo de 2009, en la edición Nº 66 de El Ciudadano