Reflexiones del II Congreso de Mujeres Rurales, Indígenas y Afrodescendientes:

Las mujeres luchan unidas por una Asamblea Constituyente, contra el capitalismo y el patriarcado

"Unidas sembraremos nuestros campos" rezaba el eslogan del evento que congregó a más de 200 mujeres del norte grande de Chile.

Como un relevante ejercicio de control social ciudadano que hace mucho no se veía en la Región de Arica y Parinacota, fue destacado el II Congreso de Mujeres Rurales, Indígenas y Afrodescendientes del Norte Grande, que tuvo lugar en la ciudad de Arica entre los días 16 y 17 de junio del presente año.
El evento organizado por la Red de Mujeres Rurales Azapa y Lluta, con la colaboración de PRODEMU, la Oficina de la Mujer de la Municipalidad de Arica, el Centro de Formación Técnica de Tarapacá, y el Programa Servicio País de la FUNASUPO, entre otras entidades relevantes, contó con la participación de más de 200 mujeres entre organizaciones del Altiplano, la Precordillera y los Valles del Norte Grande chileno, así como también, grupos de mujeres que forman parte del Convenio INDAP-PRODEMU y representantes de todo el país del directorio nacional de la Asociación Nacional de Mujeres Indígenas y Rurales (ANAMURI).

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En Asamblea abierta, las autoridades municipales y gubernamentales de la región se sentaron a la mesa para escuchar y dar respuesta a las demandas surgidas del Primer Congreso (realizado en septiembre de 2014), en los ámbitos de Salud, Educación, Desarrollo Social, Territorio y Recursos Naturales.
La metodología propuesta, permitió a las mujeres participantes contar con la presencia de las autoridades competentes en las mesas de trabajo, forzar su pronunciamiento demanda por demanda, dar lectura pública al Acta de cada Mesa, y firmar estos acuerdos y compromisos en un documento que será utilizado posteriormente como insumo de seguimiento y control social, como expresó la Presidenta de la Red de Mujeres Rurales, María Elena Castillo: eso es lo que se espera luego de 6 meses: evaluar el estado de avance de las 24 demandas en Salud, las 12 demandas en Educación, las 12 demandas en Desarrollo Social, y las 8 demandas en Territorio y Recursos Naturales.

Así, pese a la escaza respuesta de las autoridades competentes en el área de Salud, el trabajo realizado permitió señalamientos destacados, tales como que en el área de Educación, tanto la Seremía como el DAEM de Arica comprometerán recursos en insertar la oferta de educación para adultos y campesinos (de nivelación de estudios, artes y oficios), en las propias localidades, volviendo a utilizar Escuelas y Liceos rurales, como se hacía hace algunas décadas.
En el ámbito territorial y de Recursos Naturales, si bien falta mucho por avanzar en cuanto a la incorporación de enfoques agroecológicos, debates sobre el uso comunitario de las cuencas y la polémica reforma al Código de Aguas, el derecho a Consulta Libre, Previa e Informada a las comunidades frente a proyectos de explotación minera, la defensa del agua, entre otros, destacó el pronunciamiento del SEREMI de Agricultura, quien señaló enfáticamente: «este SEREMI no entregará ninguna firma para que se urbanice con fines comerciales el suelo rural».

Por su parte, la Mesa de Desarrollo Social permitió poner en evidencia la deuda pendiente de las políticas públicas con la pertinencia cultural y territorial, la interculturalidad, la sensibilidad etárea con las y los adultos mayores, y la visibilización de la ruralidad en la focalización de los planes, programas, fondos concursables y subvenciones, como enfatizaron las dirigentas Azeneth Baez (afrodescendiente) y Silvia Terán (aymara). En este sentido, más que compromisos, las mujeres destacaron el pronunciamiento de las autoridades competentes (INDAP y SEREMI de Desarrollo Social), frente a la necesidad de ir construyendo herramientas y metodologías que se ajusten a las particularidades de la región, entre las que destacan su diversidad lingüística y pluricultural, su alto porcentaje de mujeres, su fértil suelo agrícola, y su condición especial de zona fronteriza.

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Las dirigentas presentes llamaron a sus pares a estar atentas a estos pronunciamientos y compromisos, pues como señaló María Soto, Presidenta de la Red de Mujeres Rurales de Camarones: «Nosotras somos mujeres que luchamos, que parimos. No nos van a pasar a llevar. Tenemos autoridades machistas que no nos reconocen, que luchan por sus ideales. Nosotras no. Nosotras luchamos por nuestros ideales, pero también por nuestras familias, por nuestros hijos, por nuestros nietos, por nuestras comunidades. Esa es una gran diferencia. Y les digo chiquillas, no se dejen engañar. No podemos dejar que queden las cosas en los papeles, tenemos que seguir luchando».

Por su parte, el ejercicio de control social ciudadano se extendió hacia la directiva nacional de Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (ANAMURI), logrando no sólo estrechar lazos con dicha organización, sino además, comprometer la inclusión de las mujeres afrodescendientes en la sigla de ANAMURI, la implementación de procesos eleccionarios regionalizados y el mejoramiento de los canales de comunicación y participación resolutiva, aspectos en los que la Red de Mujeres Rurales  y la Asociación Nacional ya venían trabajando.

Al cierre de la jornada, que contó con expresiones de la diversidad y riqueza de las mujeres presentes, con cantos a lo poeta, danza afro, música andina en charango, documentales, y una mística sobre el drama de los transgénicos en el Valle de Azapa y la pérdida progresiva de sus reconocidos olivos, entre otras, lo que fue coronado con una hermosa Feria de Intercambio de Productos y Semillas bautizada “A defender la casa”, actividad que fue dando cierre al evento.

Este II Congreso dejó abiertos múltiples desafíos para las mujeres rurales y para las autoridades competentes. Pero también, para todas las organizaciones y entidades que luchan cotidianamente por hacer de Chile un país en el que los derechos de las personas y los territorios no estén por debajo de los del capital. Como señaló al respecto la encargada de la Comisión de Derechos Humanos de ANAMURI, Millaray Painemal: «tenemos que estar unidas, pues tenemos un frente común que es el monstruo del capitalismo», a quién se sumó la Presidenta de la Asociación Nacional, Miriam Talavera, expresando: «Nosotras venimos también de trabajar a nivel nacional en torno a 5 demandas muy fuertes, y una de ellas es la [Asamblea] Constituyente, pues si queremos cambios de convenios, no modificaciones, sino cambios profundos, necesitamos un proceso constituyente, para comprometer a las políticas públicas con el mundo rural y agrícola».

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A modo de síntesis, compartimos el Mandato de las Mujeres Adultas Mayores Rurales, Indígenas y Afrodescendientes del Norte Grande, nuestras abuelas, construido en Red y compartido en la jornada de cierre del Congreso.

Mandato de las Mujeres Adultas Mayores rurales, indígenas y afrodescendientes

Ante la pregunta, ¿cómo sueñan el campo en 5 años más?, las mujeres adultas mayores de los valles de la región de Arica y Parinacota, dictaminan:

–    Que se refuerce el trabajo para impedir la separación de las familias rurales y la migración de las y los jóvenes.
–    Que el trabajo en el campo sea más valorizado y se mejoren los sueldos.
–    Que la familia vuelva al campo.
–    Que las escuelas y Liceos tengan mejores profesores, ya que si la familia vuelve a los valles, ellos vendrán con sus niños.
–    Que existan talleres enfocados en la educación de los adultos mayores.
–    Que todos los valles tengan acceso al alcantarillado y agua potable.
–    Que se mejore la calidad del agua potable que es un derecho de vida.
–    Que la conectividad (internet y telefonía) llegue para todos los valles.
–    Que los pequeños agricultores y agricultoras no tengan que ser “usuarios”, para acceder a la ayuda de instituciones como INDAP, CONADI, FOSIS y otras.
–    Que las semilleras y las minas se vayan de los valles.
–    Que se respete la voz de los adultos mayores en las decisiones colectivas, en las organizaciones, así como en las autoridades.
–    Que exista menos burocracia.
–    Que las autoridades locales sean más transparentes.
–    Que se eliminen “los acarreos” en la política, porque dañan a las organizaciones que efectivamente viven en las localidades.
–    Que las postas rurales estén mejor equipadas.
–    Que exista una atención de salud con menos tramitación.
–    Que existan las ambulancias en buen estado.
–    Que carabineros haga vigilancia constante para prevenir la violencia intra-familiar.
–    Que se fortalezcan y democraticen las organizaciones de adultos mayores.
–    Que se fortalezca la identidad de los valles.
–    Y, finalmente, que el trabajo, salud, educación y derechos básicos, sean de calidad y para toda la población de nuestro valle.

Texto: Lorena Ardito, sistematizadora del evento
Imágenes: Paulo Leiva.

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