Entrevistas

Rolando Jiménez: “La élite política se apropia de las luchas populares”

El líder de Movilh luchó en las poblaciones contra la dictadura y asegura que ese periodo negro de la historia de Chile, no se terminó con el papel y el lápiz como afirmó Ricardo Lagos. Apunta a que afirmaciones como esa y la apropiación de la política por parte de los exiliados, contribuyeron a la invisibilización de la resistencia popular en la historia de la lucha contra la tiranía.

Por Jimena Colombo

15/03/2015

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Su combate en la zona norte de Santiago y su participación en las Juventudes del Partido Comunista eran conocidas, sin embargo en las últimas semanas Jiménez ha debido repasar en distintas entrevistas ese periodo de su vida. En parte, porque desde un sector que él llama “el pinochetismo más recalcitrante” lo han empujado a dar explicaciones por sus acciones paramilitares. Sin embargo, a su juicio todo ha sido una estrategia infértil de la derecha que por el contrario, ha sumado en su favor. Después de la polémica, la gente ya no lo saluda sólo por ser un defensor de la diversidad sino porque también le puso el pecho a las balas a la milicia que allanaba las poblaciones y robaba la paz en las casas más humildes.

A continuación conversamos con él para entender por qué la justicia insiste con algunos y dispensa de otros, cómo fue su salida del PC y cómo se vivía en esa época siendo “un maricón de izquierda”. Además, como fue el tránsito de pelear en La Pincoya en los ’80 a levantar la bandera multicolor del Movilh y exigir desde el movimiento social una Asamblea Constituyente para poder terminar las deudas con las minorías sexuales, de etnia, problemas medioambientales y la crisis de la política.

Desde que se conoció de manera más masiva el rol que usted cumplió en la dictadura, secotres de derecho han iniciado acciones legales. A partir de esto se presentó un recurso que se tradujo en que el Ministro Carroza –quien lleva las investigaciones por casos de derechos humanos- decidiera citarlos a algunas instancias judiciales. La última de ellas fue una reunión con la PDI, ¿De qué se trató aquella reunión?

Básicamente era una citación para mostrarme un listado con 189 víctimas del terrorismo entre el año ’70 y ’90. Bastante absurdo porque en el año 70 yo tenía 10 años. Mi participación en algunas acciones de carácter paramilitar fueron en el contexto de la dictadura en aproximadamente 8 meses durante el año 1983. De hecho se especuló mucho con mi participación en el Frente y el atentado a Pinochet y dentro de las preguntas no estaba el atentado porque están prescritos los delitos que se hayan cometido en torno a aquello. Si reconocí de ese listado algunos nombres, el de una carabinero que era una torturadora muy conocida por sus métodos de tortura, el de Jaime Guzmán y el de un dirigente de la UDI.

A propósito de crímenes prescritos, durante la semana salió el tema del cura Joannon, quien es partícipe de al menos dos adopciones irregulares entre los años 70 y 80. Sin embargo, no fue procesado ni nada porque el crimen está prescrito. ¿Por qué se hace diferencia con algunos?

Esa es una movida del poder judicial, principalmente del ministro Mario Carroza, para intentar dar una señal de ecuanimidad. Entonces como hay una querella presentada por el núcleo duro del pinochetismo y el ministro lleva a cargo casos de violaciones de D.D.H.H., es como una muestra para que no se diga que él tiene un sesgo .

Sus acciones contra la dictadura fueron tema por varios días y evidentemente la derecha intentó tomar acciones en su contra. Por otro lado la gente valoró su rol combativo…

Efectivamente a la derecha le salió el tiro por la culata. Ellos tenían dos objetivos cuando se tiraron en contra mía, uno era desviar la atención del caso Penta y la segunda intentar destruir a un dirigente social que tiene cierto prestigio, figuración y peso político. Sin embargo, ambas estrategias resultaron mal, porque por un lado el tema no era tan relevante para desviar el caso Penta  y a raíz de las acciones de la UDI, se conoció una parte de mi vida que en general, en la calle ha sido bien recibida. Antes me saludaban por ser dirigente del Movilh y ahora me felicitan por mi rol en la dictadura. Hay una valoración más positiva.

¿Cree que se invisibilizó el rol que cumplió la gente de a pie y la lucha que se dio en las poblaciones contra la dictadura?

De una u otra forma la élite política se apropia de las luchas populares. Aquí pasó eso, primero porque aquí llegó una élite que estaba en el exilio  se hace cargo de la transición, se toma el poder a través de la participación en los partidos políticos que encabezaron la transición hacia la democracia, básicamente la Concertación. Por otro lado, muchos de los que peleamos contra la dictadura tal vez fuimos ingenuos, porque cuando luchábamos  y nos juntábamos con gente de la DC, PC, PS,MIR, nunca ninguno de nosotros conversamos ni pensamos en cómo íbamos a estar instalados cuando terminara la dictadura. Nadie pensaba en ser diputado, alcalde, ministros, presidente menos, no había ese afán de poder con el que llegaron los que habían estado en el exilio que se hacen cargo  copan el aparato del Estado, con las consecuencias que ya sabemos. Además, en el proceso del relato de la lucha contra la dictadura se invisibilizó a sectores muy importantes. Por ejemplo el movimiento poblacional tuvo más peso que el movimiento obrero sindical y el movimiento estudiantil. Jugamos un rol muy importante en la desobediencia civil en dictadura  y eso no ha sido reconocido ni por los historiadores ni por la clase política. Se instaló una idea a partir de una frase de Ricardo Lagos que dijo “derrotamos la dictadura con un lápiz y un papel”. El lápiz y el papel para marcar el voto primero en el plebiscito y luego en las elecciones fueron los elementos finales de un proceso mucho más amplio y más complejo donde la lucha y la pelea en los territorios fue central, sin los pobladores la dictadura no habría caído.

En el marco de la conmemoración de los 25 años del “regreso a la democracia” se ha enaltecido el rol de Patricio Alwyn, ¿Qué le parece aquello?

Yo no voté por él, pero cuando salió presidente y el hizo un mea culpa al respecto de las violaciones a los derechos humanos ocurridos en dictadura, asumió la responsabilidad del Estado, para mí fue una señal potente y positiva. Esto sin olvidar que una parte no menor de la democracia cristiana fue colaboradora inicialmente del régimen y otra parte promovió el golpe de estado. Ahora les provoca urticaria al interior de la coalición gobernante hablar del tema. Alwyn, la DC y los partidos de izquierda que estuvieron entre el ’60 y el ’73, de una u otra manera son responsables de lo que pasó y Alwyn por cierto no tiene ningún rasgo de heroico. Tuvo la inteligencia y capacidad de conducir un proceso de transición de manera bastante exitosa. Lo único que yo rescato es este mea culpa que hizo respecto de cómo el Estado había incurrido en una violación sistemática a los derechos humanos y generó las condiciones para alcanzar como el mismo dijo “algo de justicia en la medida de los posible”. Pero la Concertación y luego la Nueva Mayoría no han saldado totalmente la deuda histórica con la violación a los derechos humanos y han utilizado el tema en cada coyuntura electoral para diferenciarse de la derecha y de la extrema derecha, de una manera bastante oportunista en cada una de las elecciones parlamentarias. Entre gobierno y gobierno se olvidan de los exonerados, de los presos políticos, torturados, de los relegados, les han dado migajas.

¿Cómo fue su salida del Partido Comunista?

El partido quería dar una señal de peso político en el inicio dela transición y definió una toma de terrenos en la zona sur de Santiago. En esa toma se suponía que debían participar cerca de 12 mil personas, pero tras hacer un catastro no había más de 300 familias. No estaba de acuerdo con que se realizara la toma porque no sería exitosa  y ese fracaso significaría 1 o 2 años de volver a organizar a las personas en temas habitacionales. Sin embargo, el partido optó por hacer una toma de casas en La Pintana. Se nos aseguró que las milicias rodriguistas, que el Frente y el partido estaría apoyando, pero brillaron por su ausencia. Llegamos junto con las familias, dirigentes y nos tomamos las casas, sin embargo a las horas llegaron carabineros con tanquetas y finalmente tras pelear nos detuvieron. Me metieron a la maleta de un auto y luego de una hora nos llevaron a la comisaria y en el lugar me enteré de que había muerto una mujer embarazada producto de un balazo de carabineros. Nos detuvieron y estuve 5 días en la cárcel de Santiago y a los días el gobierno presentó una denuncia en contra mía y otros cinco. En ese momento renuncié a la Jota porque no estaba dispuesto a que una acción política costara la vida de una persona. Tras la querella del Estado en mi contra fui citado a declarar, pensé no hacerlo pero desde el partido me dijeron que lo hiciera porque no pasaría nada. Sin embargo, estuve detenido un mes y medio en la cárcel de San Miguel. Luego de eso ayude a organizar un congreso de la Jota, no estaba militando formalmente, pero participé de Congreso y en el traslado al lugar, Jacqueline Barraza me dice que pensaban proponerme como secretario general de la Jota, pero que otros miembros del partido habían dicho que no podía ser secretario general porque era maricón, “No puede ser la cara de la Jota un maricón”. Después de esa jornada me fui.

Actitud común en la época…

Claro, en esa época la izquierda era tan homofóbica como la derecha. Recién en los últimos 10 años han cambiado y hoy día incluso han creado secretarías de diversidad. Me habría pasado eso en el PS, en la DC o en el MIR. La homofobia era transversal.

¿Cómo se supera la tortura?

Tengo hechas las paces con ese periodo de mi vida,  no tengo odio, pero tengo memoria que es distinto. Hay gente tiene odio y no han podido cerrar esa etapa entre otras cosas porque el Estado chileno no ha hecho lo que debería hacer. Yo fui torturado la comisaría de las Tranqueras por un equipo de la CNI que me sacó la cresta, me pegaron y me pusieron electricidad por todos lados. Lo superé rápido, no quedé dañado psicológicamente.

_DSC0334¿Cómo fue pasar de luchar contra la dictadura en la población a levantar la bandera multicolor del Movilh?

Fue un proceso que se inicia cuando yo renuncié a la Jota. En ese contexto con mi compañero de la época, nos enteramos que había una organización de minorías sexuales que era la Corporación Chilena de Prevención del Sida. Llegué a esa organización que ahora se llama Acción Gay y al poco tiempo se armó una comisión de trabajo en la comisión en la que participé para celebrar el Día del Orgullo Gay. Hasta entonces no había tenido ningún vínculo con la política y homosexualidad. En esa experiencia de esas dos semanas entendí la forma en que la legislación chilena sancionaba a los homosexuales y los discriminaba legalmente. De ese grupo que éramos entre 7 o 10 personas nace la idea de formar una organización, pero dentro de esa organización para luchar por los derechos de la diversidad sexual. Sin embargo, cuando explicitamos esto a la directiva de la Corporación se asustaron y nos echaron. Seguimos reuniéndonos y entre fines de los ochenta y principios de los noventa lo que hicimos fue conversar, compartimos literatura sobre el tema material, entonces discutíamos en función de prepararnos. En ese periodo construimos la ideología del Movilh que se ha mantenido hasta hoy día, con esto de ser un movimiento social y político que usa las herramientas de la política y la doctrina universal de los derechos humanos para que se reconozca igualdad plena de derechos.

¿Cómo es la vida de un homosexual de izquierda en Chile?

Hoy la vida es mucho mejor que cuando en la época que yo militaba en dictadura. Escuché muchas veces de gente con la que yo me relacionaba de la izquierda decir que la homosexualidad era una desviación más del capitalismo. Incluso pensé reiteradamente salirme de la política porque sentía que estaba poniendo en peligro la lucha por mi orientación sexual. Hoy día eso ha cambiado, pero me atrevo a decir que han cambiado en la forma y no en el fondo. No hay un proceso de reflexión potente respecto de que la lucha por el reconocimiento de los derechos de la diversidad sexual en un Estado de derecho debe ser parte de la política de cualquier partido que se defina como asimismo como progresista o revolucionario. Este es un tema que está en la última prioridad de los partidos y eso ha quedado claro en los gobiernos de la Concertación y la Nueva Mayoría. En el primer gobierno de Bachelet no se cumplieron acuerdos que tenían con nosotros, y no se cumplieron no porque Bachelet sea homofóbica sino porque para ellos no eran temas relevantes para la política según como ellos entienden la política. Como tampoco les parece relevante los temas de la mujer, de medioambiente, pueblos originarios, para ellos la prioridad es la redistribución de los ingresos. Pero han cometido un error importante porque si no se genera una cultura de inclusión, de aceptación de la diversidad que es componente de cualquier democracia sana, no vas a cambiar las reglas del juego económico por ejemplo.

¿Considera que el escenario actual de crisis política propicia una refundación de las instituciones políticas? ¿Es la Asamblea Constituyente el camino?

Absolutamente. Aquí se ha dado por muerta la transición varias veces, lo ha hecho Lagos, Piñera, Bachelet, y a mí hace un buen tiempo “me cayó la teja” de que es imposible dar por cerrada la transición de la dictadura a la democracia mientras tengamos la Constitución del dictador. Por lo tanto, para cerrar No hay ninguna posibilidad que con esta Constitución el tema d las minorías sexuales, de etnias, las que se constituyen a partir de los inmigrantes, la corrupción instalada en el poder, la relación entre la política y los negocios, los problemas medioambientales, ninguna se resuelve en el marco constitucional que tenemos. Es imposible, por lo tanto lo que tenemos que hacer es construir un nuevo trato. Se necesita redefinir el rol del Estado para solucionar esas problemáticas pero eso no es posible en el marco constitucional actual.

A pesar de haber anunciado un cambio a la Constitución, parece no haber interés  por parte del gobierno…

La clase política en general no le interesa. Si no hay movilización y presión social con la crisis que se desató ahora. Con temas abiertos como la reforma a la educación, reforma laboral, etc. No habrá voluntad política de la Moneda para convocar al cambio constitucional que se requiere. Además, no puede ser cualquier cambio, los chilenos no tenemos confianza en una comisión bicameral que elabore un texto constitucional, porque ese Congreso está con los Moreira, las Van Reisselberghe, con los Silva, los Von Baer, con Bianchi,, entonces ese Congreso no tiene legitimidad para proponer una nueva Constitución y la salida más constitucional incluso es la Asamblea Constituyente. Nosotros estamos esperando a la próxima semana conversar con algunos parlamentarios para que se envíe la ley de plebiscito, que se nos pregunte si queremos asamblea constituyente o no. ¡¿Cuál es el temor de preguntarle al pueblo?! Con la actual situación el gobierno de Bachelet va a chutear este tema hasta el final del período.

Tras la aprobación del Acuerdo de Unión Civil, ¿El próximo paso es el matrimonio igualitario?

Estamos conversando con el gobierno, esa discusión debiera desatarse a mediados de este año. Si podemos, por cierto vamos a avanzar en el proyecto de ley ya ingresado.Por ahora, estamos todavía en la etapa de implementar la unión civil. El matrimonio igualitario es urente pero podemos demorarnos en elaborarlo. Lo que si es prioritario y lo hemos conversado con el Gobierno, es la ley de identidad de género, mejoras a la ley antidiscriminatoria e incitación al odio. Así que esas son las prioridades para el primer semestre.

A propósito del informe elaborado por Movilh, se sostiene que a pesar de los avances en la materia de antidiscriminación y las políticas gubernamentales, las denuncias por homofobia y otras han aumentado ¿Por qué?

Nosotros no creemos que la homofobia haya aumentado, creemos que va en retirada. Lo que hay es mayor disposición de los afectados por discriminación  de denunciar. Por ejemplo, hasta hace cinco años nosotros no recibíamos denuncias de alguna pareja de hombres o mujeres que por darse un beso en el metro o en un mall las echaran. Hoy recibimos, y eso da cuenta que los cabros se toman de la mano, se dan un beso, se abrazan como cualquier otra pareja en la vía pública y ahí se encuentran con situación de homofobia. Por otra parte, a raíz de la aprobación del AUC, de “Nicolás tiene dos papás”, los sectores que se han movilizado con nosotros se movilizaron tres veces más.

El informe además señala que las instituciones más homofóbicas son el Tribunal Constitucional y la UDI, ¿En base a qué se hace este ranking?

No es extraño que el Tribunal Constitucional sea la institución más homofóbica, si es la última  reserva de los sectores conservadores, ¿Adónde llega la UDI a reclamar el cambio al binominal, ley antidiscriminatoria? Al TC, que es la guardia del régimen pinochetista.

El pastor Soto representa a una iglesia que lo apoya y por otra parte hay ciertos medios que ven como algo gracioso su actuar, sus ofensas y violencia, ¿Qué opina?¿Un país que lucha por avanzar en materia de diversidad, puede darse el lujo de frivolizar actitudes como la del Pastor Soto?

Claro, a mi en la calle me preguntan “¿Y el pastor Soto no lo anda persiguiendo?” como si fuera muy agradable que un tipo te siga 5 o 6 cuadras diciendo una serie de brutalidades. Ahora, en cierta medida, Soto es hijo del oportunismo, de la lectura que hacen los medios de comunicación y representa a ese sector de la opinión pública que es recalcitrantemente violenta y  homofóbica. La iglesia evangélica lo apoya en el fondo pero no en la forma y el fondo es violencia pura. Incluso eso lo han dicho en el Tedeum, todavía no ha habido ningún diputado, ningún senador, ningún ministro decente que ante una afirmación de esa naturaleza se pare del Tedeum y se vaya. Cuando eso pase la clase política habrá entendido qué es la discriminación.

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