Entrevista al historiador:

Sergio Grez analiza cierre de cabildos constituyentes: «La ciudadanía intuye que esto es una parodia»

Durante este martes finalizó el plazo para la realización de Encuentros Locales Autoconvocados, registrando una baja participación de 3.000 a 3.500 cabildos y entre 60.000 a 65.000 consultas individuales, que, no obstante, ha sido elogiada por la Nueva Mayoría.

Por Vanessa Vargas

28/06/2016

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grez1-620x330Durante este martes finalizó el plazo para la realización de los encuentros locales autoconvocados, en el marco del proceso constituyente anunciado por el gobierno de Bachelet. Así, se cierra la etapa de participación ciudadana no vinculante contemplada por el itinerario de la Nueva Mayoría.

Desde su prisma como integrante del Foro por la Asamblea Constituyente, el académico de la Universidad de Chile y doctor en Historia, Sergio Grez, analiza la participación real e incidencia de los chilenos y chilenas en el proceso.

¿Cuál es la evaluación que hace al cierre del proceso de cabildos? La Nueva Mayoría se ha manifestado muy optimista, dicen que las cifras de participación fueron mucho mejor de lo que esperaban. ¿Es tan así?

No sé cuáles eran las expectativas de la clase política respecto de los encuentros locales autoconvocados, pero las cifras son bastante magras. Ellos habían anunciado que se habían inscrito más de 14 mil encuentros, de los cuales se realizaría alrededor de un 50%. Es decir, unos 7 mil encuentros aproximadamente, pero la realidad refleja otra cosa. Hasta hace unos días había unas 3 mil 300 actas subidas al sistema y parece ser que esa cifra no superará las 3.500.

Si nos ponemos muy optimistas, atribuyendo unos 20 participantes por encuentros -lo cual es una cifra elevada, considerando las fotos que han publicado los participantes- no se superan las 70 mil personas, cuando el universo nacional convocado es de más de 14 millones de personas. En estos encuentros podían participar todos los mayores de 14 años, incluyendo a los extranjeros, habría que sumar otro millón de personas que se sitúan en el tramo de edades de 14 a 18 años. A ellos, además, habría que sumar centenares de chilenos residentes en el extranjero. El universo de personas convocadas a participar supera ampliamente los 14 millones de personas, por lo que si hablamos de una participación de 70 mil personas apenas o alcanzar las 100 mil siendo optimistas. Es decir, apenas el 1% de los potenciales participantes.

Es una cifra miserable y que tiene que ver no sólo con la poca credibilidad que pueda tener la política en general para la ciudadanía, sino también con la percepción por parte de los ciudadanos de que estos cabildos son una parte ornamental de un proceso constituyente que no los considera, pues se trata de opiniones que no serán vinculantes y de un proceso constituyente cuyo centro de discusión está en manos de la casta política, a través del Ejecutivo y de un Parlamento donde se definirá el destino del proceso constituyente.

constituyente

¿Se vincula esta baja participación a las dudas respecto a la legitimidad del proceso?

No se puede juzgar la efectividad de los cabildos al margen del diseño global del itinerario constituyente propuesto por Bachelet. Los cabildos son un elemento más de este diseño, y el centro de decisiones será definido por los senadores y diputados, que con un quórum supramayoritario de dos tercios, es decir con un 66%, tienen que habilitar al Parlamento para que decidan.

Las cifras tampoco dan, porque el quórum supramayoritario del Parlamento está cifrado en 80 parlamentarios y la Nueva Mayoría tiene 67. Supongamos que logran sumar a todos los diputados independientes, eso hace un total de 74. Es decir, ahí termina el proceso constituyente o, en su defecto, empieza el verdadero proceso constituyente, aquel que no se declara: el de las negociaciones cupulares del duopolio para lograr más reformas constitucionales, es decir, más remiendos para este gastado traje constitucional de la dictadura.

De alguna manera la ciudadanía, a través de su abstención y de su no participación, intuye que esto es una parodia y que las decisiones se van a tomar una vez más, como en toda la historia republicana de Chile, por las clases dominantes. Muchas personas de buena fe cometen el error de no considerar la globalidad de este itinerario constituyente, pero los cabildos están severamente formateados por el Gobierno y el Consejo de Observadores Ciudadanos designado por el gobierno. Además, la ciudadanía podrá opinar de lo que quiera pero nada obliga a Bachelet y sus asesores.

El planteamiento metodológico de los cabildos ha sido también motivo de críticas de quienes participan.

Proceso constituyentePorque sólo permite expresar ideas muy genéricas: enumere 7 valores, puede agregar uno más. O en orden de jerarquía, y hay ciertos valores que son difíciles de ordenar jerárquicamente: democracia puede ser tan importante como igualdad o derechos de género. Además no hay una bajada concreta de esos principios, son declaraciones genéricas que no tienen una validez específica.

Por ello, la respuesta de la ciudadanía ha sido la indiferencia ante un proceso formateado y teledirigido por el Ejecutivo. Sobre todo en sectores populares, porque la inmensa mayoría de los cabildos fueron realizados en la Región Metropolitana y en las comunas más acomodadas. En regiones y en sectores populares la cantidad de participantes es ínfima.

Hay quienes piden que estos insumos de los cabildos, que se denominan Bases Ciudadanas, puedan ser transparentados ante toda la opinión pública como medida de presión. ¿Qué opina de esa exigencia?

Sería interesante si eso pudiera ocurrir. Todo ese proceso lo maneja el gobierno, el ciudadano que de buena fe participó en un cabildo no tiene manera de saber qué es lo que se acordó en los otros cabildos. Los ciudadanos no tienen manera de saber qué tanto pesaron sus opiniones en el conjunto de estas opiniones. Es una exigencia natural, justa, pero que no va alterar la construcción general de este diseño absolutamente controlado por el gobierno. Refleja una aspiración tal vez un tanto ingenua de aquellos ciudadanos que no han logrado discernir bien el trasfondo de este proceso.

Historiador Sergio Grez

¿En qué lugar queda la demanda por una Asamblea Constituyente después de este proceso? De alguna manera Bachelet le puso un freno a esta aspiración.

Esta exigencia trasciende ampliamente el proceso constituyente. Es una demanda que venimos levantando varias miles de personas desde hace años que no puede ceñirse a los ritmos, métodos y plazos del gobierno. Es un proceso que tiene que realizarse en la base fundamentalmente ciudadana y popular de manera completamente autónoma de los poderes del Estado para poder generar una fuerza constituyente, que obligue a la casta política a abrir las puertas de la AC.

Por este itinierario no se llega a la Asamblea Constituyente. Aún en el supuesto de que se logre el quórum, no existe base política para que en el próximo Congreso Nacional -que asume el 11 de marzo de 2018- haya una mayoría del 6% que escoja la opción de la AC o del plesbicito. Están como un mero adorno formando parte de las alternativas de bachelet para dar la ilusión de que la AC sigue en carrera, cuando en realidad Bachelet terminó sepultando la alternativa para entregarle el protagonismo a la clase política.

La alternativa va por el camino independiente, largo y tortuoso que venimos realizando los colectivos y movimientos sociales. Actualmente es muy relevante impulsar la educación ciudadana, como lo hemos venido haciendo a través de escuelas constituyentes.

Se ha hablado de reponer el voto obligatorio en el marco de este proceso constituyente. ¿No es paradójico que, después del simulacro de participación, se le obligue a la ciudadanía a dirimir?

Me parece un despropósito de la casta política que, en su desesperación para tratar de obtener algún grado de legitimidad ciudadana trata de reponer el voto obligatorio, cuando fueron ellos mismos los que hace unos años decidieron lo contrario. Es una medida antidemocrática porque pretende arrebatarle a la ciudadanía el último y único recurso que muchas personas tienen para manifestar su descontento al duopolio político a través de la abstención. Soy partidario del voto voluntario, es un derecho de la ciudadanía si las propuestas no están a la altura de lo que la ciudadanía espera. Están desesperados, el haber hecho voluntario el voto fue un disparo a sus propios pies y ahora están empezando a sentir las consecuencias.

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