El próximo objetivo es Venezuela

Ayuda humanitaria: La antesala de las intervenciones militares norteamericanas

La última resolución de la ONU exhorta a Venezuela “a que acepte la asistencia humanitaria a fin de hacer frente a la escasez de alimentos, medicamentos y suministros médicos”, y además pide a la Oficina de la Alta Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) elaborar un informe exhaustivo sobre la situación en el país suramericano

Por Leonardo Buitrago

25/01/2019

Publicado en

Política / Venezuela

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El secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, pidió este jueves a las fuerzas de seguridad proteger la «integridad personal» de su nueva ficha, Juan Guaidó, y anunció que la nación norteamericana está lista «para brindar más de 20 millones de dólares en asistencia humanitaria al pueblo de Venezuela».

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Esta idea no es solamente de Washington, ya que el presidente de Chile, Sebastián Piñera, opositor al gobierno de Nicolás Maduro, informó este jueves que conversó con Juan Guaidó, y le propuso abrir un canal humanitario para enviar ayuda desde afuera.

“Yo le expresé al presidente Guaidó la voluntad de Chile y muchos países de abrir un canal humanitario para ayudar al pueblo venezolano”, señaló Piñera en conferencia de prensa, siguiendo de esta forma, el guión impuesto por la administración de Donald Trump a los integrantes del autodenominado Grupo de Lima.

El mandatario chileno relató que llamó por teléfono a Guaidó y le expresó “nuestro total y absoluto apoyo”.

“Confirmamos nuestro compromiso de acompañar al pueblo venezolano para que recupere sus libertades, su democracia, el respeto a los derechos humanos y su posibilidad de una vida más plena y feliz, porque lo que está pasando en Venezuela es una tragedia”, agregó.

Asimismo, solicitó el apoyo del sistema multilateral , “especialmente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que debe abordar la crisis que afecta a Venezuela».

Esta no es la primera vez que Piñera aboga por un canal humanitario para Venezuela. En septiembre pasado, durante su participación en la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), insistió en la necesidad de que el gobierno bolivariano permitiera la entrada de “ayuda humanitaria” para enfrentar la crisis que ha empujado al exilio a más de dos millones de venezolanos en los últimos años.

«Muchos, demasiados, están perdiendo literalmente sus vidas por falta de alimentos y por falta de medicamentos», y Maduro «negando esta situación no abre las puertas a la ayuda humanitaria que muchos países estamos dispuestos a entregar«, dijo, tal y como reseñó AFP.

El mandatario chileno no mencionó en su discurso que más de 4.000 millones de dólares para adquirir insumos  y medicinas que no se producen en Venezuela, han sido bloqueados a la nación suramericana por  parte de bancos internacionales alineados con el bloqueo económico y sanciones financieras impuestas a ese país por Estados Unidos y la Unión Europea.

Preámbulo a la invasión

Con 23 votos a favor, 7 en contra y 17 abstenciones, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU adoptó en septiembre una resolución  en la que insta  al gobierno de Nicolás Maduro a aceptar ayuda humanitaria.

La resolución  exhorta a Venezuela a “a que acepte la asistencia humanitaria a fin de hacer frente a la escasez de alimentos, medicamentos y suministros médicos”, y además pide a la Oficina de la Alta Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) elaborar un informe exhaustivo sobre la situación en el país suramericano.

Este informe será presentado el próximo junio ante el Consejo durante una reunión en la que participarán expertos en derechos humanos, los Estados miembros de la ONU y organizaciones de la sociedad civil.

La pregunta que entra en juego  es ¿por qué el gobierno venezolano no acepta esta ayuda?; la respuesta es simple: al permitir la entrada de esta  supuesta“ayuda humanitaria, las autoridades estarían abriendo las puertas a funcionarios, militares  e incluso actores políticos de países cuyo interés pasa de colaborar con  la población, y se centra en tomar el control de la nación suramericana y sus riquezas.

“Para los que no saben que es un corredor humanitario, eso es una invasión a un país, y ellos (oposición) lo quieren aplicar bajo la figura de que no hay medicinas”, expresó en declaraciones recientes el dirigente revolucionario, Diosdado Cabello.

Asimismo, el diputado al Parlasur, Ángel Rodríguez,  recordó que la campaña realizada por voceros de oposición en el exterior con el argumento de requerir «ayuda humanitaria» ante la actual coyuntura económica del país tiene como finalidad procurar intervenciones extranjeras en Venezuela

Explicó que las ayudas humanitarias son tradicionalmente corredores militares con el propósito de “invadir; tomar los pueblos y sus recursos; desaparecer cualquier nivel de organización y desarticular los Estados-Nación”.

En una entrevista con Venezolana de Televisión planteó que los corredores humanitarios han servido en el mundo para desplazar las poblaciones, agredir los pueblos e  imponer las voluntades de los poderosos en detrimento de las grandes mayorías nacionales.

Intervención y destrucción

Históricamente, la intervención humanitaria ha sido empleada por Washington y sus aliados para justificar la invasión militar, con o sin el aval de las Naciones Unidas, y así derrocar a los gobiernos que les resultan incómodos y apoderarse de sus recursos naturales.

Entre abril de 1992 y marzo de 1993 EE.UU. invadió a Somalia en una acción encubierta denominada Operación Restaura La Esperanza ,bajo el argumento de ayuda humanitaria.

Este plan fue una fachada para derrocar al Gobierno del General Mohamed Farah Aidid, para luego instaurar un Gobierno de facto a su favor mediante la intervención militar.

En 1999 la ONU  permitió que se violara por primera vez su Carta fundacional bajo el pretexto de “ayuda humanitaria” y  dio paso a la primera intervención militar ―oficial― de las tropas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Inmediatamente la “ayuda humanitaria” llegó  bajo la forma de  fuerzas de la OTAN que durante tres meses perpetraron bombardeos contra la República de Yugoslavia.

Aunque el supuesto objetivo de la misión era acabar con el conflicto serbio-albanés y prevenir una “crisis humanitaria”, la  verdadera razón era lograr la desintegración de la Yugoslavia socialista, que lideraba Slobodan Milošević, y que significaba el último reducto del comunismo en Europa tras la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Según las estimaciones vigentes, bajo las bombas fallecieron unas 2.500 personas y más de 10.000 resultaron heridas. El daño económico se estimó entre 30.000 y 100.000 millones de dólares, reseña Sputnik.

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Otro ejemplo que sigue en la memoria colectiva es de la supuesta ayuda humanitaria que desencadenó en el bombardeo a Libia en 2011.

“Una resolución de la ONU en 2011 hizo un llamado a la creación de una zona de exclusión aérea en Libia, a excepción de aquellos cuyos fines sean ‘humanitarios’, que pasó a términos diplomáticos para solucionar el problema, y que Muamar Gadafi aceptó, declarando un cese el fuego contra fuerzas opositoras a su gobierno. Finalmente, Washington optó por apoyar una resolución mucho más amplia que la de la simple zona de exclusión aérea, y apostó por una ocupación militar del país. Reino Unido, Francia y Estados Unidos se convirtieron en la fuerza aérea de la oposición. Uno de sus ataques terminó sepultando a Gadafi y matando a 10.000 personas, dejó a Libia en lo que es hoy día, en manos de milicias“, relató el politólogo y activista estadounidense Noam Chomsky .

La intervención militar en Libia generó miseria, pobreza, subdesarrollo, violaciones graves a los derechos humanos, el robo de al menos 200.000 millones de dólares en reservas internacionales que mantenía el gobierno de Gadafi en bancos europeos, el control geoestratégico del país y el apoderamiento de sus riquezas petroleras, gasíferas y naturales.

La guerra en Siria lleva más de siete años desangrando al país, la intervención que inició con la fachada de ayuda humanitaria, derivó en que Estados Unidos desplegará en este territorio a más de mil soldados.

Esta ocupación  ha arrasado con todo en esta nación y ha dejado un saldo más de 500.000 personas muertas, en su mayoría civiles.

Hasta 2018, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estima que más de 11 millones de sirios fueron desplazados, entre ellos seis millones internamente y cinco millones son refugiados en otros países.

La nación árabe en la actualidad se encuentra en ruinas y con 80 por ciento de su población está sumida en la pobreza, producto de que las agresiones de EE.UU.  y sus  aliados que se oponen a que  Siria se mostrara como un país independiente.

Los 300.000 millones de barriles certificados de petróleo y las  inmensas reservas de gas, cobre, oro diamantes y coltán con que cuentan Venezuela son más que un plato apetecible para iniciar un corredor humanitario que abra las puertas a una invasión.

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