El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro afronta la recta final del juicio en su contra en el que es acusado de orquestar un complot golpista para intentar permanecer en el poder, tras perder las elecciones de 2022 ante el actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva.
El Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil inició el pasado martes 02 de septiembre las audiencias decisivas que está previsto que se extiendan hasta este viernes 12 cuando se conozca el veredicto.
En este proceso, Bolsonaro es acusado por la Fiscalía de haber cometido cinco delitos: intento de abolición violenta del Estado democrático de derecho, golpe de Estado, pertenencia a organización criminal armada, daño al patrimonio del Gobierno y deterioro de patrimonio protegido, los cuales suman una pena máxima de 43 años de cárcel.
Junto a ultraderechista, el juicio agrupa a 7 de las figuras más poderosas de su administración entre quienes destaca el teniente Coronel Mauro Cid, su exsecretario personal y, según la acusación, el operador clave de la trama.
De acuerdo con la denuncia presentada en febrero pasado por la Fiscalía General, el exmandatario dirigía “una organización criminal estructurada para impedir que el resultado de la voluntad popular expresado en las elecciones de 2022 fuese cumplido, implicando su continuidad en el poder sin el aval del sufragio universal”.
Este complot derivó en el asalto perpetrado por miles de bolsonaristas a las sedes del poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, el 8 de enero de 2023.
Asimismo, el plan golpista habría contemplado asesinar a Lula y a otras autoridades, como su vicepresidente, Geraldo Alckmin y el juez instructor, Alexandre de Moraes.
La acusación se sustenta en gran parte gracias a la colaboración y confesión de Mauro Cid, gracias a quien fue posible recopilar cientos de mensajes que detallan los preparativos de la trama».
Entre las pruebas más contundentes se encuentra un borrador de un decreto para declarar el estado de sitio, revertir el triunfo electoral de Lula y detener a una serie de autoridades, entre ellos algunos jueces del Supremo.
También destaca el documento que contenía los planes de magnicidio, el cual «fue impreso en un despacho de la Presidencia»; así como el registro de reuniones en las que Bolsonaro, según la Fiscalía, «buscó el apoyo de los jefes de las Fuerzas Armadas para subvertir el resultado electoral».
La acusación del fiscal general, Paulo Gonet, sostiene que «el golpe fracasó porque los militares no se sumaron», luego de que los comandantes del Ejército y de la Aeronáutica se negaran, advirtiéndole a Bolsonaro sobre la ilegalidad de sus actos.
La sentencia será dictada por los cinco miembros de la primera sala del Supremo. Uno de los grandes protagonistas es el instructor del caso, Alexandre de Moraes, quien según el diario El País «ha marcado el paso al tribunal durante todo el proceso judicial» y quien está embarcado en una cruzada contra lo que define como “el populismo digital extremista”.
Según el cronograma, las votaciones sobre la culpabilidad de Bolsonaro comenzarán este martes 9 de septiembre, con Moraes como el primero en emitir su voto. La decisión se tomará por mayoría simple de tres votos.

Negación de Bolsonaro
Desde el inicio de las investigaciones, Bolsonaro ha mantenido una postura de absoluta negación de los cargos. En su declaración ante el tribunal en junio, se proclamó inocente de todos los cargos e insistió en que siempre actuó “dentro de las cuatro líneas de la Constitución”.
En un intento por desmontar la acusación de golpismo, planteó como argumento central: “sin líder, sin Fuerzas Armadas y sin apoyo financiero, no hay golpe”.
Sin embargo, admitió que mantuvo reuniones para analizar opciones de dar la vuelta al resultado electoral».

Injerencia de Trump
Desde el pasado 4 de agosto, el ex capitán del Ejército y ex diputado se encuentra cumpliendo prisión domiciliaria por saltarse medidas cautelares. A la par a mediados de julio el STF ordenó que lleve una tobillera electrónica las 24 horas del día, cumpla un estricto toque de queda, se le prohíba el acceso a redes sociales y al teléfono y establezca contacto con autoridades extranjeras. Esto a raíz de tanto él como y su hijo, Eduardo, llamaron a la puerta del Gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump para presionar al Supremo para que cerrara el caso.
De hecho, el republicano ha sancionado a varios jueces del Supremo brasileño, incluido el magistrado Moraes, e impuesto aranceles del 50 % a las exportaciones Brasil en represalia por el juicio a Bolsonaro, que ha descrito como una «caza de brujas» contra su aliado político.

Vínculo entre Bolsonaro y Kast
La relevancia del juicio trasciende las fronteras de Brasil y este contexto, la alianza de Bolsonaro con el candidato presidencial de extrema derecha, José Antonio Kast, cobra especial importancia.
Según los reportes, el vínculo entre ambos se ha vuelto más profundo y fuerte desde 2018, fortaleciéndose tras una carta de Kast enviada a Bolsonaro tras el atentado que sufrió en un mitin de campaña y una posterior invitación de Eduardo, hijo del expresidente, a la casa de la familia en Brasil.
“Le regalamos la polera de Chile para que sigamos fortaleciendo la relación entre ambos países y juntos, construyamos una alianza que derrote definitivamente a la izquierda en Latinoamérica”, publicó en esa oportunidad la carta presidencial del Partido Republicano en X (anteriormente Twitter).

Luego de la elección, en diciembre de ese año, Kast se reunió con Eduardo Bolsonaro, tras una visita a Santiago.
La relación Kast-Bolsonaro ha sido objeto de atención mediática y críticas por su naturaleza conservadora y su enfoque en la defensa de la dictadura militar y la ultraderecha en la región y según el diario brasileño Oglobo, sería “más profunda de lo que quieren admitir públicamente”
En noviembre de 2022, el abanderado republicano avaló explicitamente el intento de golpe de Estado impulsado por el exmandtaario y declaró al medio español El Debate: «Bolsonaro ha demostrado en los hechos que aumentó su votación, que ganó en el Parlamento, ganó en la mayoría de las gobernaciones».
Asimismo lanzó dichos como: «Estoy convencido de que hubo fraude en Brasil» y que el ultraderechista obtuvo un buen resultado «que, a mi juicio, sigue en debate».
«Si no se puede revertir el resultado de la elección a través de las reclamaciones que se están haciendo, lo más probable es que Lula dure un periodo y después vuelva a gobernar la derecha en Brasil», afirmó en esa ocasión.
«Tendrá que ser el Tribunal Electoral el que ratifique el resultado. Si es así, habrá perdido Bolsonaro y tendremos que esperar cuatro años para que la derecha recupere el poder en Brasil», declaró justo , antes de que el Supremo de Brasil sancionara a Bolsonaro por la impugnación de las elecciones.