Colombia: Detrás del triunfo de Santos y de la caída de Mockus

Un gran porcentaje de colombianos aplaudió los éxitos de la Seguridad Democrática y la prosperidad económica de los últimos años

Por Cesarius

30/05/2010

Publicado en

Actualidad / Política / Portada

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Un gran porcentaje de colombianos aplaudió los éxitos de la Seguridad Democrática y la prosperidad económica de los últimos años. Por más ilusiones que se hicieron muchos votantes independientes, en esta elección quedó demostrado que es muy difícil aún ganar una elección sin el poder de las maquinarias clientelistas detrás.

Juan Manuel Santos es, muy probablemente, el próximo presidente de Colombia. Representa el continuismo de Uribe.

Análisis de María Teresa Ronderos*

En cierta forma este domingo sucedió lo más lógico. Un país mayoritariamente uribista le dio la mayor votación al candidato uribista, Juan Manuel Santos. Un 46,56 por ciento de los colombianos resolvieron que es mejor lo conocido, y aplaudieron los éxitos de la Seguridad Democrática -bandera de Uribe- y celebraron la prosperidad económica de los últimos años.

También, este domingo se demostró que, por más ilusiones que se hicieron muchos votantes independientes, es muy difícil aún en Colombia ganar una elección sin el poder de las maquinarias clientelistas detrás. Sin duda, el gobierno de  Álvaro Uribe Vélez fue hasta dónde materialmente le permitía la ley, y quizás en ocasiones hasta cruzó la raya, para asegurarse de que el poder quedara en sus manos.

Corrieron miles de rumores para debilitar al candidato más fuerte de la oposición, Antanas Mockus, y hubo presiones sutiles, y otras no tanto, sobre los millones de beneficiarios de los programas oficiales. Hubo panfletos nocturnos arrojados por debajo de las puertas de los hogares, como en el cuento de La Mala Hora, augurando el fin de Familias en Acción (programas sociales asistencialistas) y el fin del Sena (Servicio Nacional de Aprendizaje, instituto estatal que ofrece cursos de capacitación técnica y tecnológica), si el candidato oficial no ganaba. Y algo de eso caló entre la gente que más tiene que perder, la reciente tranquilidad ganada en sus pueblos y los beneficios que hoy recibe. El miedo fue una estrategia de campaña y funcionó.

Esta combinación de gratitud a un Presidente y a su ministro estrella en la lucha contra la guerrilla, Santos, y por haber “pacificado parte del país”, y el respaldo velado, pero persistente, del gobierno y del propio Presidente a su candidato, se tradujo en la gran victoria de Santos.

Pero el resultado de esta primera vuelta electoral, con una ventaja de más de un 25 por ciento del primer ganador frente a su segundo, que obtuvo 21,49 por ciento, no sólo se explica por el lado de las fortalezas de Santos. También es el fruto de la enorme caída de Antanas Mockus, candidato del Partido Verde, de las alturas hasta donde lo habían subido las preferencias de la opinión hasta hace unas semanas.

Mockus cometió muchos errores. Después de su rápido e inesperado ascenso en las encuestas, perdió el mensaje central de lucha contra el clientelismo, la corrupción y la desigualdad, que lo había encumbrado y trastabilló, debate tras debate, con largas y deshiladas intervenciones sobre detalles de su posible gobierno que no había estudiado bien y que tuvo que salir a desdecir una y otra vez.

Además la sucia guerra de rumores que desató el oficialismo en su contra lo sacó de mensaje, y lo puso a defenderse de acusaciones absurdas, a dar explicaciones sobre si era o no ateo, sobre si iba o no a acabar con los subsidios a los más pobres, sobre si odiaba a los niños. Esas intervenciones de Mockus sembraron la desconfianza entre miles de votantes que habían simpatizado con la idea de tener un Presidente que por fin no tuviera que negociar contratos y puestos con la politiquería de siempre.

Juan Manuel Santos y Antanas Mockus se enfrentarán en la segunda vuelta electoral el próximo 20 de junio. FOTO: VOTE BIEN

Muchos colombianos sintieron que Mockus no sería capaz de manejar un país tan complejo; que era demasiado blando, demasiado confuso. Entonces buscaron otras opciones, la de Germán Vergas Lleras, de Cambio Radical, quien con un discurso firme y un programa de gobierno muy elaborado, consiguió ocupar un honroso tercer lugar, con el 10,13 por ciento de la votación, sin duda ‘el palo’ de este 30 de mayo.

Muchos otros, más radicales anti-uribistas, migraron hacia Gustavo Petro, del Polo Democrático que se lució en los múltiples debates televisados con un mensaje duro, crítico de largo mandato de Uribe, que invitaba a rescatar al Estado de las mafias y de construir justicia social. Por eso Petro consiguió que los votantes lo premiaran y obtuvo el 9,15 por ciento del electorado.

Vargas Lleras y Petro no sólo cautivaron a votantes desilusionados de los Verdes sino que se llevaron electores de Noemí Sanín, quien hizo una campaña particularmente destemplada y descendió varios puntos entre las encuestas y la elección, y obtuvo apenas el 6,14 por ciento del total.

De todos modos, tampoco son despreciables los 3 millones de votos que obtuvo la fórmula Mockus-Fajardo -este último es el carismático ex Alcalde de Medellín, candidato a la vicepresidencia- precisamente porque fueron obtenidos sin maquinaria, nadando en contra del arrollador poderío oficialista. Es ciertamente la votación más alta obtenida por un independiente en una elección presidencial, y pone de manifiesto, que en Colombia, las cosas están cambiando. Quizás no tan rápido como para conseguir todavía el triunfo de un candidato sin clientelas, pero si, bien manejado, es un capital electoral sobre el que se puede construir en el futuro un partido moderno.

LA CAMPAÑA QUE VIENE

Es muy difícil que Santos, después de haber obtenido una proporción tan alta de los votos, que lo puso ad portas de ganar en una sola vuelta, pierda la segunda vuelta electoral. Los escándalos de corrupción y de abuso del poder que rodearon los últimos dos años del gobierno Uribe le hicieron poca mella, y salvo, algún error garrafal que lo involucre directamente a él, tampoco lo afectarán en los veinte días de campaña que quedan.

Claro está que también tendrá el reto de repetir la hazaña de este 30 de mayo, de que casi 7 millones de ciudadanos vuelvan a votar por él. Y en la medida en que estos millones de votos representen un legítimo aplauso a la gestión del uribismo, es probable que lo logre. Sin embargo, si siguen creciendo las denuncias de que mucho de esto se obtuvo por la intervención indebida del Gobierno en política o por otras estrategias poco santas, algunos podrán abandonarlo. Otros pocos sentirán que ya está elegido y no se tomarán la molestia de volver a las urnas.

No obstante, es probable que su ya enorme maquinaria, sume nuevos barones electorales regionales del conservatismo, de Cambio Radical e, incluso del liberalismo, que como ya ha sucedido en elecciones anteriores, se deslicen rápidamente hacia el bando que perciben como ganador para no quedar así por fuera de la futura torta de poder.

Por su parte, Mockus tiene una misión casi imposible, y es la de conseguir cuatro o más millones de votos en estos 20 días. Aun si a su causa llegaran, además de los 3 millones largos de votantes que ya obtuvo, el millón de Petro y los 600 mil de Pardo, se quedaría corto.

Tendría que replantear totalmente su campaña, reconocer sus errores, y centrarse de nuevo en sus postulados centrales que en algún momento resultaron tan atractivos a los ciudadanos. Además tendría que, humildemente, retomar algunas de las propuestas exitosas de sus competidores y abrir su campaña a nuevas fuerzas políticas.

Este es el juego que se baraja para la dura competencia que se viene en las próximas tres semanas, y aunque Santos arranca hoy con mayores probabilidades de ganarlo, una nueva partida se abre y el resultado final sólo se sabrá el próximo 20 de junio.

*Periodista colombiana de lata trayectoria. Sus reportajes han sido merecedores de los premios Simón Bolívar (Nacional en su país), y Rey de España a la mejor cobertura en derechos humanos. En el 2007 recibió el Premio María Moors Cabot por su “rica y diversa carrera y su dedicación al mejoramiento del periodismo en Colombia”, que otorga la  Universidad de Columbia.

Este artículo es extraído del portal Vote Bien, de Colombia.

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