Cómo se cocinan las habas en el Vaticano

La receta la conocen pocos a pesar de que esta tiene más de 1700 años

Por Cesarius

02/06/2012

Publicado en

Actualidad / Mundo / Política / Portada

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Paolo Gabriele, en el recuadro, fue detenido acusado de filtrar los documentos dirigidos a Benedicto XVI.

La receta la conocen pocos a pesar de que esta tiene más de 1700 años. La variante actual de este manjar de dioses, perdón, de Dios, dio a luz con el arresto del Cuervo, Paolo Gabriele, el mayordomo personal de Benedicto XVI. La punta de un iceberg de una intriga de palacio donde Tarcisio Bertone, cura salesiano y cardenal, defiende su puesto como Secretario de Estado Vaticano.

Todo indica que una parte del colegio cardenalicio se la tiene jurada, pero el cardenal Bertone es hombre de Benedicto XVI, que a estas alturas no habla con Dios, sino “habla Dios”, según una revelación hecha a una periodista durante una cena.

Famoso por declarar, cuando estalló el escándalo de los curas irlandeses, que el abuso de menores está ligado a la homosexualidad, el cardenal Bertone goza de una antigua amistad con Benedicto XVI luego de haber sido ambos Secretarios de la Santa Inquisición, hoy llamada Congregación para la doctrina de la fe. Juntos viajaron a Ginebra con el fin de entablar negociaciones para el regreso al redil de monseñor Marcel Lefevre, luego de su tentativa de cisma.

La detención del Cuervo destapó la olla y allí estaban las habas bien cocidas: un grupo de cardenales está en revuelta y a puesto en conocimiento a Benedicto XVI, a través de su amadísimo secretario Monseñor Georg Gaenswein, de hechos que acusan a Bertone de condicionamiento externo en la conducción del gobierno vaticano y actuar bajo la influencia de personajes de la masonería; abuso de los poderes concedidos por el Papa en su relación con los vicarios; falta de transparencia en la gestión de los fondos del banco Ior.

Esta vez el banco Ior no está en manos del cardenal Marcinkus, aquel del escándalo de los ochenta donde el banquero Calvi terminó colgado bajo el puente de los Monjes Negros en Londres y el banquero Sindona envenenado con un café expreso en la cárcel de Milán. Esta vez se trata de Ettore Gotti Tedeschi, hombre del Opus Dei a quién Benedicto XVI encargó restituir una imagen limpia al banco Ior. Gotti trabajó para colocar el banco Ior en la white list de las democracias occidentales, hizo aprobar una ley antireciclaje e instauró una comisión de control interna. Pero el resultado fue negativo, las normas se pasaron a llevar. Gotti amenazó dimisiones y el Secretario de Estado Tarciscio Bertone se le adelantó y lo licensió con aprobación unánime del Consejo de Sobreintendencia del banco Ior, bajo los cánones del nuevo politically correct, pero pasan los días y mientras Benedicto XVI se encuentra en Milán junto al Secretario de Estado Bertone, un grupo de cardenales aplaza confirmar la decisión del Consejo de Administración del banco Ior del despido de Gotti Tedeschi.

El arzobispo Carlo Maria Viganò fue confinado como Nuncio Apostólico en Washington, después de haber denunciado malversaciones, tráficos e intrigas en el Vaticano. El cardenal Attilio Nicora, Presidente de la Autoridad Financiera del Vaticano, denunció el rechazo del banco Ior a entregar información transparente sobre movimientos bancarios oscuros. Son más de diez los SOS (señalación de operación sospechosa), analizados por el Banco Central de Italia debido a flujos de dinero que han transitado por el banco Ior y que han ido a parar a cuentas corrientes italianas y extranjeras. Cuentas a nombre de monjas o curas utilizadas para limpiar u ocultar capitales, mecanismo indivuduado por la Fiscalía de Catania cuando detectó que el hermano del boss mafioso Bonaccorsi, había limpiado trecientos mil euros en una cuenta del banco Ior abierta por ‘don Orazio’, su hijo cura, que gracias a los servicios de homebanking y la utilización de códigos secretos hizo la transferencia.

Quien está al tanto de los tejes y manejes dentro al Vaticano dice que el cuento no termina aquí, y lo más grave, es que la credibilidad del Papa y su autoridad están siendo cuestionadas. Estas voces concluyen que si el Papa pierde credibilidad, lo más probable es que la Apostólica Romana pase a mejor vida. Palabras mayores difíciles de digerir, pero que la crisis de la Iglesia es seria, eso sí es verdad. Tendremos que esperar y ver si se cumple en Italia la nueva ley que obliga a la Iglesia pagar impuestos al menos por la renta que deja parte de la posesión del 70% del patrimonio inmueble del país. Así, la planetaria multinacional, continuación simulada del Imperio Romano podrá ingresar a la sociedad de los comunes mortales y cumplir, no solo in Italia con el pago mínimo de impuesto, sino también en el resto de países donde posee fuentes de riqueza y exorbitantes ganancias.

Por Rafael Guzmán

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