El coronel no tiene quien lo defienda

Han pasado paso 13 años desde que el entonces presidente Ricardo Lagos sellaba con un apretón de manos y una sonrisa cómplice el acuerdo con Pablo Longueira, presidente de la UDI para 2003, con que se ponía fin a la crisis política provocada por el recordado caso MOP-GATE.

La foto catapultó a Longueira al sitial de los prohombres y republicanos que sostienen el bienestar de todos los que habitamos esta larga y angosta faja tierra, y que permitió a la UDI ganar las elecciones municipales del 2004, siendo el partido más votado de dicha elección.

Al mismo tiempo, se concretó el liderazgo del entonces diputado, que había hecho el camino largo, recorriendo las poblaciones de cada región logrando que la UDI obtuviera altas votaciones en los sectores más marginales de Chile. Y con ello, sostener el modelo que su mentor y padre político, Jaime Guzmán, ideó durante la dictadura.

Con estos méritos y medallas obtenidas en el fragor de la “batalla política” se convierte en senador por Santiago Oriente en 2006. En el senado, interlocuta con Camilo Escalona para seguir llegando a  los acuerdo que caracterizaron a la transición. Y luego como ministro de Economía de Piñera siguió operando para sostener los pilares de la dictadura.

Pero hoy la realidad de Pablo se encuentra muy lejos de la brillante figura de la derecha criolla que algún día llegó a ser. El prohombre, el republicano es un recuerdo que se está guardando bajo la alfombra de la sede de la UDI en calle Suecia.

El hombre del millón de dólares

Hasta la fecha se han detectado, por diferentes vías, aportes de SQM a Pablo Longueira que llegan a los 730 millones de pesos (un millón de la moneda estadounidense). Estos “aportes”, según se ha establecido, eran directos al ex senador, a sociedades ligadas a él o personas de su entorno.

A través del conocido intercambio de correos electrónicos entre Longueira y el ex gerente general de SQM, Patricio Contesse, se ha podido comprobar la gestión del coronel en la gestación de la actual reforma tributaria o la ley del royalty minero, aprobada durante la administración de Sebastián Piñera, teniendo un flanco totalmente abierto en la investigación judicial que se encuentra abierta en estos momentos.

Al mismo tiempo, la cuestionada Ley de Pesca, que por estos días se encuentra severamente cuestionada por el pago directo de Corpesca a parlamentarios, también aparece en el escenario judicial de Longueira. De hecho se ha fijado para marzo próximo la citación a declarar ante la fiscal Ximena Chong para aclarar el rol de ciertos legisladores en la discusión de este proyecto en el Congreso durante 2012.

Desde la UDI la defensa a uno de sus líderes ha sido blanda. Su vicepresidente Javier Macaya ha señalado que el actuar de Longueira tiene relación un actuar permanente de los parlamentarios señalando que “es muy habitual en el parlamento que diputados y senadores, y la gente del propio gobierno, conversen con distintos personeros de empresas públicas y privadas, en relación a los proyectos que se tramitan. Eso es bastante habitual y ha sido habitual”.

“He leído con detención los correos que aparecieron en la prensa y a mí no me parece que haya ninguna ilicitud. Yo no le doy ninguna connotación extraña a esto. Es necesario hacer este tipo de consultas” señaló en su minuto el jefe de la bancada de senadores gremialistas Víctor Pérez.

Mientras el senador RN Manuel José Ossandón disparaba enfático contra el actuar de la UDI en este caso expresando que «No puede ser que, mientras nosotros desde RN trabajamos por mejorar la Reforma Tributaria, desde la UDI se le transmitía toda la información al señor Contesse»

¿Mal de muchos, consuelo de tontos? ¿O nadie quiere quemarse las manos con Longueira? Pareciera ser la estrategia de la UDI en este caso, que se suma al de su otro prócer, Jovino Novoa, quién fue condenado a tres años de libertad vigilada por recibir el pago de $30 millones por parte de Penta por trabajos no realizados y que justificó con boletas ideológicamente falsas.

Así, Pablo Longueira comienza el hundimiento – cual Titanic – en medio de un mar de nuevas sorpresas.