¿El gran apagón en Venezuela fue un ataque cibernético? Aquí los argumentos

El experto en Big Data e Inteligencia Artificial, Kalev Leetaru, publicó un artículo en la revista norteamericana Forbes, especializada en el mundo de los negocios y las finanzas, en el que afirma que “la idea de que un Estado extranjero manipule la red eléctrica para forzar un gobierno de transición es muy real"

Por Leonardo Buitrago

12/03/2019

Publicado en

Actualidad / Política / Venezuela

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Venezuela atraviesa por uno de sus peores apagones en su historia reciente, el gobierno  del presidente legítimo, Nicolás Maduro, denunció que la interrupción en el suministro eléctrico, la telefonía e Internet  fue ocasionado por un ataque cibernético perpetrado desde Estados Unidos,  con el fin de desestabilizar el país caribeño y justificar una intervención militar.

 Según las investigaciones, el  ataque cibernético se ejecutó contra el sistema informatizado de control de la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar (Guri),  la mayor del país, con  a intención de afectar el servicio eléctrico en más de 80% del territorio nacional .

El experto en Big Data e Inteligencia Artificial, Kalev Leetaru, respalda esta hipótesis  y en  un artículo publicado por la revista Forbes, señaló que  “la idea de que un Estado extranjero manipule la red eléctrica para forzar un gobierno de transición es muy real».

“En 2015 exploré el concepto de `primer ataque cibernético´ en el que los gobiernos recurrirían cada vez más a la guerra cibernética por su cuenta o como parte de una guerra híbrida, para debilitar a un adversario, antes de la invasión convencional o para concretar una transición forzosa y negativamente en un gobierno extranjero”, planteó.

El columnista de la revista especializada en negocios y economía, y vinculada a las grandes transnacionales, indicó que “interrumpir el suministro de energía y agua, interrumpir los patrones de tráfico, frenar o interferir con el acceso a Internet, hacer que los hogares se desordenen e incluso desencadenar remotamente los derrumbes en las centrales nucleares», son acciones que en el debate de las comunidades de seguridad nacional son vistas como tácticas legítimas y legales para socavar a un Estado foráneo.

En el caso de Venezuela, sostuvo que la idea de que un gobierno como los Estados Unidos interfiera de forma remota en su red eléctrica es en realidad bastante realista.

Al respecto,  explicó que  las operaciones cibernéticas remotas rara vez requieren una presencia en tierra significativa, lo que las convierte en la operación ideal de influencia denegable.

“ Es probable que Washington ya tenga una presencia profunda dentro de la red nacional de infraestructura del país (Venezuela), lo que hace que sea relativamente sencillo interferir en sus operaciones”, añadió.

Ciberguerra

Para el experto, el tipo de operaciones cibernéticas como la perpetrada contra el Guri son comunes en el campo de la ciberguerra.

«El corte de energía en la hora pico, asegurando un impacto máximo en la sociedad civil y un montón de imágenes post-apocalípticas mediagénicas, encaja perfectamente en el molde de una operación de influencia tradicional. Que ocurra una interrupción de este tipo en un momento de agitación social , se  deslegitima al gobierno actual mientras un gobierno «en espera» se presenta como una alternativa eficiente, es en realidad una de las tácticas que se describen en mi informe de 2015”, señaló.

En el artículo, Leetaru planteó que existen fuertes indicios para considerar que hubo un ciberataque estadounidense contra el sistema eléctrico de Venezuela

«Una planta de energía que se apaga debido a un equipo defectuoso o una falla en la línea de transmisión sobrecargada es más probable que se atribuya a una subinversión que a un ciberataque extranjero. Una línea eléctrica fallida que provoque un incendio forestal masivo se descartaría como un mantenimiento preventivo deficiente en lugar de un sabotaje extranjero deliberado”, expuso.

En su artículo, también hizo mención al hecho de que las operaciones de influencia están diseñadas para empujar silenciosamente a un país hacia un resultado particular.

Explicó que las  interrupciones al servicio eléctrico pueden hacer que una población se vuelva en contra de su gobierno y que al mismo tiempo, sea casi imposible probar que son causadas por la intervención extranjera.

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Historial de sabotajes

Desde hace varios años el sistema eléctrico de Venezuela ha sido objeto de  ataques y actos de sabotaje. Sectores de la oposición  han provocado incendios y cortes de líneas para generar malestar en la población.

A esto se suman las dificultades financieras del gobierno, debido a la baja del precio del petróleo y el bloqueo establecido por Washington, para llevar a cabo  la compra de repuestos y las obras de mantenimiento.

A través de estos actos de sabotaje los actores desestabilizadores han podido conocer los planes de contingencia del gobierno, así como la capacidad de respuesta y las debilidades del sistema.

El sistema eléctrico venezolano es principalmente hidroeléctrico. La represa del Guri y el grupo de represas de Caruachi aportan el 80% de la generación y el resto  proviene de plantas termoeléctricas.

Las  fuentes de generación cuentan con un centro de administración de carga, que se encarga de  enviar la electricidad a cada zona del país , y coordina además  el control de las turbinas de Guri,  que tiene su propio centro de control automatizado con las demás represas.

Por tal motivo, este centro constituye el  principal blanco para perpetrar un ataque que permita dejar sin electricidad al pueblo venezolano.

El vicepresidente sectorial de Comunicación, Turismo y Cultura, Jorge Rodríguez, denunció que el apagón fue el resultado de un «ataque cibernético» lanzado contra al Sistema de Control Automatizado de Regulación y lo calificó de «arremetida brutal de la Administración de Donald Trump«.

«Agredieron por vía de ataque cibernético el sistema de control automatizado Ardas«, indicó, al tiempo que explicó que «al atacar ese sistema, por protección las máquinas del Guri se paran» porque en este «cerebro electrónico computarizado» se regulan las 20 máquinas de la central hidroeléctrica.

Planes desestabilizadores

A principios de 2018, el cuerpo militar de la Aviación de los Estados Unidos elaboró un reporte sobre las posibles consecuencias que ocasionaría un ataque electromagnético.

El estudio y análisis de los “efectos disruptivos” por medio de un ataque de pulso electromagnético (EMP) concluyó que se puede interrumpir por un largo periodo de tiempo el sistema o red eléctrica de cualquier Estado, al afectar la interconectividad de los sistemas e infraestructuas computarizadas; tal y como sucedió en el caso Guri.

Según el informe, si Estados Unidos  lanzara un EMP a otro país, esta acción generaría una revuelta social en “horas”.

“La  ofensiva tendría consecuencias tecnológicas en numerosos equipos y circuitos de computadoras, fallaría la energía eléctrica durante largo tiempo, y serían requeridos al menos 18 meses en sustituir los elementos clave de la red o sistema lastimado”, plantea el informe citado por el portal Misión Verdad.

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Otros ataques cibernéticos

De hecho, existen antecedentes de ataques cibernéticos perpetrados por  Estados Unidos contra otras naciones, que se oponen a sus intereses imperialistas

En 2003, durante la invasión de Irak, los militares norteamericanos penetraron los sistemas iraquíes para causar un apagón en Bagdad y confundir a los oficiales del Ejército con órdenes falsas.

En 2010 Washington  creó  en uno de sus laboratorios de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), un virus troyano diseñados específicamente para obstaculizar los  planes de desarrollo energético nuclear de Irán.

El virus llamado Stuxnet  logró afectar a 62.867 ordenadores iraníes y destruyó cerca  de un quinto de las centrifugadoras nucleares persas ubicadas en el complejo de enriquecimiento de uranio en la ciudad de Natanz, en el centro del país, reseña el portal HispanTV.

Asimismo, este  gusano informático logró acceder a los controladores industriales Siemens instalados en las centrifugadoras. Estos dispositivos de control de múltiples usos son empleados  varias  instalaciones industriales de todo el planeta.

En la central hidroeléctrica del Guri se usa el sistema Arda, así como controladores automáticos de varias marcas, entre las que figura Siemens, lo que supone una ventaja para los informáticos de la NSA.

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