Insípido ajuste ministerial

El (no) cambio de gabinete de Bachelet

El esperado, demandado y hasta suplicado cambio de gabinete finalmente se concretó este viernes sin dejar convencido a nadie. Modificaciones menores que solo vienen a ratificar que la Presidenta se resigna a mantener el curso de su gestión en los poco más de 15 meses que le quedan por delante.

Por Jose Robredo

18/11/2016

Publicado en

Chile / Política / Portada

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bachelet

Cada semana, desde por lo menos junio de este año, las voces en el oficialismo, oposición, analistas y la calle señalaban la necesidad de llevar a cabo un cambio de gabinete en profundidad que permitiera mejorar la gestión, la coordinación con el parlamento y poder subir en las encuestas con miras a las elecciones de 2017.

El tiempo pasaba y «no se oía padre» respecto de alguna modificación en el gabinete ministerial. De hecho no se vislumbraba mayor intención por parte de la presidenta Bachelet de hacer modificaciones en su equipo, hasta que llegó la fecha límite que la ley impone a aquellas autoridades con aspiraciones electorales para renuncien a sus cargos. El tiempo se agotaba hoy y la mandataria no tuvo más que actuar.

De esta forma salieron del gabinete Marcelo Díaz (PS), ex vocero de La Moneda, reemplazado por Paula Narváez (PS) – ex jefa de gabinete de la Presidenta en este gobierno -; Ximena Rincón (DC), ex ministra del Trabajo, reemplazada por Alejandra Krauss (DC) – ex ministra de Planificación de Ricardo Lagos -; y Natalia Riffo (MAS), ex ministra del Deporte, quién fue reemplazada por el Pablo Squella (independiente pro MAS) -ex deportista olímpico y hoy miembro de la comisión antidoping -.

A la vista queda un cambio cosmético, pero nada de profundo. De hecho el ministro del Interior declaró casi saliendo del paso que el cambio de gabinete concretado por Bachelet «se explica por sí mismo».

En este sentido la flamante vocera Narváez señaló escuetamente que «Valoró la confianza de la presidenta. Yo tengo lealtad con la presidenta Bachelet, su gobierno y con Chile. Me interesa que nos vaya bien a todos».

En la misma línea la nueva ministra del Trabajo, Alejandra Krauss, señaló, con una declaración de buena crianza, que “para quien tiene el servicio público y la función pública y además, los principios que inspiran a este gobierno, no se duda y particularmente, porque quién fue el primer democratacristiano que ocupó la cartera de Trabajo fue don Bernardo Leighton, así es que es un tremendo orgullo estar en esta senda”.

Por último, el nuevo titular de Deportes, Pablo Squella, expresó que «Los climas siempre se pueden mejorar, con conversación se puede hacer. Por el bien de Chile espero que podamos todos entendernos».

«El presente es un lugar muy hostil»

En medio de la resignación que produjo en el oficialismo el «ajuste» ministerial, la pregunta que queda por hacer es que señal quiere dar Bachelet con esta decisión.

En conversación con El Ciudadano, el sociólogo y académico Alberto Mayol expresa que es evidente que «la señal es que prácticamente no hay señal, son nombres de menor impacto, no hace caso a las presiones de estar derrotada pero tampoco da señales de decir «tengo mi proyecto y sigo con él». Es un camino intermedio que no tiene mucho futuro pero tampoco tiene muchas alternativas. Este cambio de gabinete no lo estaba buscando y designa gente que le da la suficiente confianza pero tampoco significa reimpulsar su proyecto».

Y agrega que «Hace un tiempo ya que Bachelet tomó la decisión de asumir que el presente es un lugar muy hostil y que su apuesta es que ella abra la puerta a una serie de reformas y quedar en la historia como quien estuvo disponible a abrir dicha puerta«.

Bajo esta lógica Mayol cree que el margen de maniobra de la Presidenta era muy estrecho y que «no puede darle todo el poder a los sectores conservadores, pero a la vez no puede darle ningún poder al sector que está a favor de las transformaciones. De hecho a su gabinete no le interesan las transformaciones«.

Según el sociólogo esto también se remite a las presiones permanentes del oficialismo para realizar un cambio de gabinete, y en especial en el comité político. De esta forma cree que «No había forma de dejarlos tranquilos. Tiene razón Bachelet de no hacerles caso a las presiones de los partidos, porque cuando les ha hecho caso tampoco la han pescado mucho. La coalición además determinó que la culpable de todo era Michelle Bachelet y probablemente ninguno de ellos hizo alguna gestión para cambiar el rumbo poniendo nombres importantes de cada partido».

Ahora, a quince meses de finalizar su gobierno – con reformas aun pendientes de legislar, con elecciones presidenciales y parlamentarias de por medio – el gabinete se ve aun con menor peso político para los desafíos que se le presentan al gobierno en este sentido.

De esta forma Mayol cree que «El gabinete es liviano, sin peso político para un proceso político que es duro pero donde el gobierno no tiene relevancia. El gobierno tiene claro que su proyecto está muerto y que la historia de la coaliciíon se está escribiendo en otro espacio, que no tiene relación ni con el gobierno ni con Bachelet».

José Robredo H. 

@joserobredo

El Ciudadano 

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