Se renuevan las dirigencias estudiantiles

Elecciones estudiantiles: Entre el agotamiento del 2011 y la apertura de un nuevo ciclo

En un contexto de general desafección de la política, las organizaciones estudiantiles luchan por revitalizar sus herramientas de articulación. La baja eficacia para realizar la demanda de "educación pública, gratuita y de calidad" que les movilizó años anteriores, y gobiernos que han desorientado la acción, han redundado en bajos quórums. A nivel nacional las juventudes comunistas y socialistas se esfuerzan por recuperar terreno ante un Frente Amplio que apuesta por asegurar sus trincheras en el mundo social.

Por Javier Paredes

10/11/2017

Publicado en

Chile / Política / Portada

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Dos son los fantasmas que merodean los procesos eleccionarios en las distintas federaciones estudiantiles del país. Por un lado, las dificultades habidas para sostener las demandas frente un Ejecutivo que -de distintos modos y bajo gobiernos de diferente signo- ha logrado desorientar la unidad del movimiento. Por otro, el propio agotamiento interno, elemento característico de los movimientos sociales y su comportamiento espasmódico. Este año electoral en el que muchos ex dirigentes y dirigentas estudiantiles se han aventurado a conformar el Frente Amplio (FA) y lanzarse como candidatos parlamentarios, las elecciones de federación tienen un sabor distinto.

Lo que se repite en las distintas federaciones es el enfrentamiento entre las fuerzas del Gobierno, es decir, las juventudes socialistas y comunistas -cuya presencia a nivel nacional todavía es protagónica- versus las organizaciones del Frente Amplio, que defienden sus principales trincheras sociales.

Aquí la cuestión es más complicada, pues dicha diversidad no siempre se resuelve con unidad. A veces deciden conformar una lista común con todas las fuerzas allí existentes, como sucedió en la Universidad de Santiago, donde encabezó la votación la lista del FA, presidida a su vez por el militante de Movimiento Autonomista, Juan Pablo de la Torre. Otras veces compiten. Así sucede en el caso de la Universidad de Chile, en que la organización de la que forma parte su presidente en ejercicio, la Unión Nacional Estudiantil, de Daniel Andrade, conformó su propia lista, distinta de la del Frente Amplio.

En el ámbito interno se enfrenta otro obstáculo, propio de las dificultades de organización de dichos espacios: el quórum. Y es que la convocatoria de las elecciones ha decrecido sistemáticamente desde hace un par de años.

Quórums

El contexto de desafección de la política envuelve a las organizaciones sociales estudiantiles. En el fenómeno se articulan tanto el espectáculo nacional ofrecido por la política formal, en la que se suman largas postergaciones de temas relevantes para la sociedad, y también casos de corrupción que han atravesado el arco político. Junto a que la organización estudiantil tampoco ha logrado realizar las demandas del movimiento estudiantil. La educación pública, gratuita y de calidad -es decir, la demanda por educación pública- no se ha traducido en la conquista de mayor educación pública.

Por el contrario, como señaló el columnista de La Tercera, Óscar Contardo, “en 2016 la ministra de educación dijo que la U. Autónoma ‘se les coló’ en la gratuidad. Esa universidad ahora lidera los pagos del Estado”. Es decir, a 6 años del estallido social de 2011, el mercado educacional recibe más subsidios estatales que antes.

Los números son elocuentes, pero a la vez muestran que no puede establecerse una equivalencia mecánica con la situación nacional, cuya convocatoria a las elecciones presidenciales está bajo el 50%.

La Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, si bien alcanzó un quórum del 60% en 2011, ya hacia 2013 había decrecido al 45,72% del padrón, llegando al 40,3% el año pasado. Las votaciones allí se realizarán los días 13 y 14 de noviembre.

Por su parte, la Feuc tuvo un quórum en 2015 del 61,75% y en 2016 el 62,99% (en primera vuelta). Si bien el año pasado bajaron a un 54,25%, este año retornó al orden del 60%.

Este jueves se entregaron los resultados de las elecciones en la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago, Feusach. Allí han variado entre el 35% y el 40% del padrón los últimos años, según ha señalado Patricio Medina, el presidente saliente de la organización. Apunta que es “similar a la participación que hay a nivel nacional con el voto voluntario». En la presente elección votaron menos de 3 mil personas, siendo el quórum mínimo 5 mil. Sin embargo, aún no hay cifras oficiales al respecto.

Por su parte, en la Universidad de Concepción, en las elecciones de 2011 votaron 4.562 alumnos y este año sólo 1.575.

Marta Matamala, ex presidenta de la Feusach y dirigenta del grupo de izquierda social “Somos”, que este año se restó del proceso eleccionario, señala que “las movilizaciones sociales implican ciclos de alza y baja. En ese sentido, la mayor participación en los procesos eleccionarios universitarios se dieron durante el 2011 en adelante y desde ahí una baja sostenida”. Pero aclara que ese año fue excepcional, porque “en universidades donde antes se presentaba una lista, tuvo cinco o diez listas, lo que habla también de la diversificación de las elecciones y la politización del estudiantado”.

Por otro lado, apunta que nada asegura que el panorama a la baja se mantenga, precisamente por el dinamismo de la organización estudiantil. Por ejemplo, bajo un eventual triunfo presidencial de Sebastián Piñera “y la lógica de restar beneficios estudiantiles”, hacen nada descartable otro eventual estallido.

Karla Toro, dirigenta y candidata en la Universidad de Chile por la lista del Frente Amplio, señala un fundamento político de la baja de quórum: “Si la organización se vuelve irrelevante, es irrelevante también votar por ella”, apunta. Por lo mismo, resalta que es «una preocupación central reivindicar la organización como una herramienta capaz de transformar nuestras condiciones de vida estudiantil”.

Manuel Rauch, presidente saliente de la Universidad Austral, refuerza la idea de que “los procesos eleccionarios en las universidades son inevitablemente homologados por los estudiantes a los procesos del país, donde existe la sensación de que no sirven para decidir sobre lo que sucede en nuestras vidas, que más bien son un saludo a la bandera para decir que seguimos teniendo democracia”. Por otro lado, el también militante de Izquierda Autónoma postula que resultaría relevante la capacidad de “los mismos políticos” de presentarse como “los únicos que pueden dar ‘soluciones’. Y, bien sabemos, defienden solo los intereses de una minoría en Chile”.

Actores en disputa

El proceso eleccionario sucede en alrededor de dos meses todos los años. Y las regularidades políticas son difíciles de escrutar, porque en cada localidad se establecen alianzas ad-hoc y se sobrecarga de particularidades y nombres que hacen inentendible a un público más amplio el proceso.

Sin embargo, persisten algunos actores o fenómenos de envegadura nacional que sí se pueden pesquisar sin entrar en el detalle de la totalidad de las listas en disputa.

Dentro de las batallas ya libradas, destacan la Feuc y la Feusach. En la primera se coronó un año más de mantener a raya a la derecha radical. Los gremialistas no han logrado remontar, solo pudieron ganar la Feuc el año 2014, para perderla inmediatamente después a manos de la plataforma de izquierda Crecer bajo presidencia de la UNE (organización que hoy encabeza la Fech) al año siguiente; lo cierto es que este año corona la octava conquista en diez años de parte del NAU, una organización que reúne a militantes concertacionistas y otros que formaron Revolución Democrática. De manos de Sofía Barahona la cinta se traspasará a Josefina Canales.

En la Usach, si bien hay cuestiones que no se resuelven, tales como el quórum y la eventual impugnación que del proceso harán las fuerzas perdedoras, se puede señalar que era el Frente Amplio, a través de algunas de sus organizaciones y sin listas paralelas, el que se enfrentaba a las Juventudes Socialistas y Comunistas. En esta ocasión una fuerza protagónica como lo había sido “Somos”, del cual forma parte la ex presidenta Marta Matamala, se omitió en pos de una rearticulación.

La Fech está en plena competencia. Allí el presidente saliente forma parte del Frente Amplio, sin embargo, su organización no participará de dicha plataforma para enfrentar el proceso electoral. El FA lanzó su lista encabezada por el ingeniero Alfonso Mohor de Movimiento Autonomista y Karla Toro, de Izquierda Autónoma. Y enfrentan, principalmente, a una alianza entre las Juventudes Socialistas y Comunistas.

Un escenario similar es el que se enfrentaría en la Universidad Católica de Valparaíso, donde las principales fuerzas en disputa serían, también, el Frente Amplio y las juventudes de los partidos de gobierno.

Aún no se abren los procesos en universidades como la Austral, de Concepción o de Tarapacá.

Marta Matamala apunta una reflexiona sobre la diversificación de las “alternativas que se proponen la renovación de la izquierda, tanto en universidades privadas como estatales”. Plantea una diferenciación entre ellas: “entre las que apuestan a procesos eleccionarios y las que están por la construcción de base y el fortalecimiento del movimiento popular». En ese sentido, sostiene que «lo electoral hoy está muy bien dibujado en las apuestas del FA, con una mayor inserción en el mundo estudiantil, pero dando el salto a la representación distrital, senatorial, de alcaldías y presidencial. Y la diversificación de una serie de organizaciones que han salido a la luz y que plantean una mayor profundización de los métodos de movilización y ante eso hoy existe un mayor campo desde el cual ‘escoger’ con cual uno se siente representado”.

Por otro lado, apunta que para los sectores de izquierda hay dos enemigos circunstanciales que enfrentar: “disputan un sentido más sistémico de lo que existe en términos de gobernanza, pero también en términos de proyecto”.

Karla Toro, por su parte, apunta que si bien han salido de allí dirigencias, “el movimiento estudiantil nunca ha hecho una apuesta electoral». «Con cualquier gobierno nuestra apuesta es por los contenidos de una reforma que transforme la educación en Chile”, sentencia.

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