UNa mirada a las encuestas del PNUD y Cadem

«Estamos en un proceso de transición que está generando un actor social muy fuerte»

La serie de mediciones de los últimos meses marcan una tendencia respecto a lo fatigado que se encuentra el modelo democrático chileno, cosa que no se traduce en el apoyo ciudadano a los "rostros" de la democracia representativa, eso si destacando el alto número de personas que no piensan siquiera en participar de las próximas elecciones. Le damos vuelta a las últimas cifras y podemos entender que para la transformación definitiva del sistema democrático restan aun algunos años.

Por Jose Robredo

13/09/2016

Publicado en

Chile / Política / Portada

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El último mes hemos sido bombardeados por una serie de encuestas que poco a poco van graficando el deteriorado estado de la democracia en Chile, sustentada por la desconfianza de la ciudadanía hacia la clase política, lo que se traduce en un alto desinterés por participar en los proceso electorales que están pronto a desarrollarse, tales como las municipales de octubre próximo, junto con las presidenciales y parlamentarias de 2017.

En este sentido destacan las últimas encuestas dadas a conocer. Una es la IV Encuesta Auditoría a la Democracia, realizada por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en cuyos principales resultados destaca que quienes no se identifican con ninguna posición política (ni izquierda, ni centro, ni derecha) pasan de un 34% (2008) a un 83% (2016); y que quienes no se identifican con ninguno de los partidos políticos existentes pasan de un 53% (2008) a un 83% (2016).

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Estos datos son una expresión más de la crisis del modelo democrático chileno, el que se contradice con las cifras que entrega ayer la encuesta Plaza Pública CADEM, que sostiene a las figuras de los ex presidentes Lagos y Piñera como cartas viables de sus sectores para ganar la próxima elección presidencial. A ellos se les une el senador Alejandro Guillier, que consolida su estatus de «figura nueva», pero que no irrumpe con la fuerza necesaria.

Al respecto, el cientista político e investigador del Instituto Igualdad, Ernesto Águila señala que «Lo que habría que entender es que hay un punto que merece un recepción, porque lo que se mide como opciones residenciales está en un margen de participación electoral muy estrecho. Estamos en una democracia del 35%«.

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«Sería interesante que estas muestras comenzaran a tomar otro tipo de liderazgos que no están, necesariamente, en política desde lo tradicional y que se han generado a través del sistema político tradicional actual. Existe una contradicción que invita a medir a personajes que provengan del mundo social, cultural o académico» recalca Águila.

Al mismo tiempo, Äguila hace una distinción respecto a las figuras de los ex presidentes Lagos y Piñera, ya que dado su alto nivel de conocimiento debieran obtener mejores resultados en las encuestas. De esta forma señala que «En el caso de Lagos y Piñera, sus cifras son extraordinariamente bajas considerando que tienen casi un 100% de conocimiento público y además son ex presidentes. Esto da cuenta de que los dos liderazgos más consolidados son bastante débiles«.

«Es mucho más significativo el 70% que no tiene candidato y que quizás no lo va a tener, que es lo más dramático», destaca el cientista político al ser consultado respecto de los elementos más destacables de las actuales encuestas presidenciales.

Proceso de Transición

«Estamos en un proceso de transición que está generando un actor social muy fuerte, pero que está huérfano políticamente. Ese millón de personas que marchó contra las AFP está huérfano de liderazgos político. Esta es una de las grandes deficiencias que existe en estos momentos»señala Águila al momento de caracterizar el estado actual del modelo democrático nacional.

Al mismo tiempo, establece la próxima parlamentaria como un momento bisagra para el proceso de consolidación de nuevos liderazgos y explica que «Creo que la elección parlamentaria del próximo año es muy importante. Puede ser un momento de big bang del sistema representativo, donde alguno de los viejos actores sobrevivirá«

«Esta transición encuentra a una democracia súper fatigada y los nuevos actores que uno ve no maduran al próximo año, con el fin de poner en escena una suerte de regeneración. Los tiempos políticos no están calzando», señala cuando busca proyectar o establecer ciertos liderazgos emergentes.

Finalmente, Ernesto Águila señala que las próximas elecciones pueden ser una especie de laboratorio con miras al siguiente período electoral, en 2022, el que sí puede dar cuenta del final de la transición. Así, recalca que «Uno tiende a pensar que la próxima elección será un ensayo de la nueva configuración del sistema político chileno que si podrá expresarse en 2022«.

José Robredo H.

@joserobredo

El Ciudadano

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