El expresidente de Bolivia, Evo Morales, ha hecho un llamado a la unidad política y social, luego de que fracasara su intento de postularse en las elecciones presidenciales de agosto. Morales intentó registrarse a través de una sigla política menor, pero la misma fue descalificada por no cumplir los requisitos legales, lo que dejó al líder cocalero fuera de la contienda.
Desde su cuenta oficial en redes sociales, Morales instó a sus seguidores y a sectores sociales afines a reunificarse en defensa del «proceso de cambio», una consigna que ha sido bandera de su movimiento político. Señaló la importancia de retomar el diálogo y superar divisiones internas, enfocándose en frenar prácticas como la criminalización de la protesta y la corrupción, fenómenos que calificó como alarmantes.
La reacción institucional no se hizo esperar. Desde el Tribunal Supremo Electoral (TSE), uno de sus vocales, Tahuichi Tahuichi, reafirmó que Morales no está habilitado para participar en las elecciones, debido a la pérdida de personería jurídica de la agrupación con la que buscaba postularse. Por su parte, otro vocal del TSE, Francisco Vargas, explicó que el exmandatario aún podría intentar una apelación ante el Tribunal Constitucional, aunque los propios magistrados del ente han adelantado que no aceptarán acciones que obstaculicen el calendario electoral.
En paralelo, las tensiones aumentan. Simpatizantes de Morales han iniciado movilizaciones hacia La Paz, aunque el líder del MAS no se ha dejado ver en público. Según autoridades, si el exmandatario abandona el Chapare —región cocalera donde se encuentra actualmente— podría ser detenido, ya que se encuentra bajo investigación por un presunto caso de abuso ocurrido durante su mandato.
El llamado a la unidad también estaría dirigido a figuras como Andrónico Rodríguez, presidente del Senado y antiguo aliado político de Morales. Rodríguez ha manifestado en sus redes sociales su rechazo a lo que considera una intervención política del sistema judicial y convocó a sus bases a mantenerse movilizadas. Su propia postulación también está en riesgo por problemas legales de la alianza que lo respalda.
Mientras tanto, la figura de Luis Arce, actual presidente y otrora delfín político de Morales, ha quedado en el centro de las críticas del exmandatario, quien lo acusa de liderar una maniobra jurídica para apartarlo de la competencia. La relación entre ambos se ha deteriorado profundamente, al punto de fracturar al Movimiento al Socialismo (MAS), el partido que ambos ayudaron a consolidar.
Este enfrentamiento interno se da en un contexto particularmente adverso para el oficialismo. Con Arce fuera de la contienda por decisión propia —tras una significativa pérdida de apoyo popular—, el MAS ya no es el favorito para ganar las próximas elecciones, algo que no ocurría desde hace casi dos décadas.
La delegada política de Morales, Wilma Alanoca, también denunció irregularidades en el proceso de inscripción, asegurando que se les impidió ingresar al TSE bajo argumentos arbitrarios. Sin embargo, más allá de los reclamos, una sentencia previa del Tribunal Constitucional había dejado a Morales inhabilitado para postular a un tercer mandato.
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Frente a este escenario, el exmandatario ha prometido una “lucha jurídica y en las calles”, en lo que él califica como una cruzada contra el intento de desarticular su proyecto político.
Foto: Redes
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