Cientista político Fernando Duque

Experto advierte: El planeta ha ingresado en un peligrosísimo periodo de inestabilidades políticas

El profesor Duque nos entrega su visión sobre la crisis en Oriente Medio tras el ataque en abril de EE.UU., Francia y el Reino Unido a Siria. El bombardeo ha sido una clara violación al tablero multilateral, escenario inestable debido a un proceso planetario de cambios estructurales en la relación de las principales fuerzas. Estados Unidos no entiende esta transformación y sigue actuando como si el mundo fuera todavía unipolar. Esta confusión, que es también obsesión hegemónica, configura el actual escenario de alto riesgo en Oriente Medio.

El pasado 14 de abril se produjo una masiva violación a las normas que se supone rigen el nuevo orden mundial. Las normas básicas de la multipolaridad que se adoptaron en la primera década del siglo XXI, fueron violadas por tres potencias occidentales. Los Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Estas tres potencias han lanzado más de cien súper sofisticados cohetes a instituciones militares que, según ellos, Siria tiene para producir armas químicas. Hoy día las normas violadas se relacionan con la no interferencia en los asuntos internos de otras civilizaciones. De acuerdo con las normas de la multipolaridad, las presuntas violaciones sirias tendrían que ser corregidas y castigadas por el Estado dominante y central de la civilización islámica. Pero como no está claro si este Estado es Turquía, Irán o Pakistán, entonces los occidentales se dan el lujo de intervenir en otra civilización sin temor a mayores represalias.

Es preciso señalar que las normas básicas de la multipolaridad, en los últimos 10 años, han sido violadas por todas las grandes potencias, incluyendo a Rusia y China. Es por todo esto que el nuevo secretario general de las Naciones Unidas ha señalado con mucha preocupación que ya van más de 10 años donde el desorden y el caos internacional se han apoderado del planeta. Esto es sumamente peligroso, pues una anarquía global similar a la que hoy día sufre el planeta, creó un ambiente que permitió la catastrófica Primera Guerra Mundial y luego la aún más catastrófica Segunda Guerra Mundial.

Hace dos años atrás, el eminente cientista político estadounidense, Robert D. Kaplan, publicó un excelente artículo donde señalaba que el planeta estaba entrando en un peligrosísimo periodo de turbulencias y catastróficas inestabilidades políticas. Este fenómeno global era provocado principalmente por los gravísimos problemas internos que tanto Rusia como China estaban experimentando desde hace ya varios años. ([i])

Para Kaplan, la agresividad de China se refleja en cómo esta potencia trata de imponer su voluntad en su mar vecino. Por su parte, la igual agresividad de Rusia se refleja en su conducta internacional tanto en Ucrania como en Siria. Kaplan señala que se podría pensar que estos dos gigantes asiáticos están solo mostrando sus grandes fortalezas internas. Pero el autor indica que esto no es así. Tanto China como Rusia tienen una conducta belicosa, no porque ellos tengan una poderosa economía o una estable sociedad interna, sino que -por el contrario- han caído ya por varios años en un gravísimo periodo de debilidad interna, tanto social como económica.

En China y Rusia es la extrema inseguridad interna la que está alimentando y produciendo su beligerancia externa. Todo este fenómeno marca un cambio histórico fundamental en las relaciones internacionales. Por primera vez, desde la caída del muro de Berlín, los Estados Unidos se encuentran enfrentados a una brutal competencia con estas dos potencias revisionistas. El mundo multipolar creado a principios del siglo XXI ha vuelto para quedarse y la muy breve unipolaridad bajo el control de los Estados Unidos en los años 90 del siglo XX, ha dejado de existir.

Kaplan continúa señalando que las condiciones económicas y sociales, tanto en China como en Rusia, se están deteriorando aceleradamente. Rusia está sumida en una crítica recesión económica y esto es debido a la caída de los precios del petróleo. Por su parte, China ha entrado en una peligrosa transición donde el acelerado crecimiento de dos dígitos anuales ya es cosa del pasado. El mercado de valores chino ya ha colapsado dos veces. Primero en el verano de 2015 y luego en enero de 2016. Estas son indicaciones claras que graves turbulencias económicas y financieras ya se vislumbran en el horizonte.

Según Kaplan, los grandes problemas económicos que ambas potencias tienen indican que ellos pronto entrarán en un gravísimo periodo de inestabilidad política y que esta se extenderá al resto del planeta. Kaplan continúa señalando que tanto Putin como Xi Jingping necesitan urgentemente el apoyo y aprobación de sus pueblos, ya que ellos están sufriendo un profundo sentido de inseguridad. A medida que las condiciones internas empeoran, China y Rusia tratan de exportar sus problemas hacia el exterior. Todo esto con la esperanza que el conflicto internacional fortalezca el nacionalismo interno y esto sea una salvadora y única preocupación para los explotados ciudadanos rusos y chinos. El nacionalismo extremo, bien manejado, siempre distrae a los ciudadanos molestos con las condiciones internas. De esta forma fue como Hitler controló y movilizó a la ciudadanía alemana en la década de los años 30 del siglo XX. Este tipo de beligerancia rusa y china creará graves y serios problemas para la civilización occidental.

Kaplan argumenta que el expansionismo agresivo creado por reales y sólidas fortalezas internas se puede explicar y predecir. Pero el expansionismo producido por debilidades internas es irracional e impredecible. El intervencionismo producto de crisis internas puede adoptar conductas erráticas, emocionales e impulsivas, y por lo tanto son muy difíciles de predecir y contener. De esta forma las relaciones internacionales y la política mundial caen en un ambiente de peligrosísima volatilidad. Kaplan recomienda que su país debe enfrentar estos nuevos desafíos desesperados de Rusia y china con serena firmeza. Los Estados Unidos no pueden permanecer pasivos mientras China y Rusia cambian los límites internacionales y desafían al derecho internacional. Consecuentemente, los Estados Unidos deben estar preparados para usar su poder militar cuando ello sea imposible de evitar. En otras palabras, los Estados Unidos deben nuevamente asumir el rol de policía internacional.

Dos años después de este artículo de Kaplan se puede argumentar que los problemas que afectaron a Rusia y China hace dos años, ahora también están afectando a los Estados Unidos y a Europa occidental. Los problemas internos de occidente, particularmente la corrupción extrema de empresas privadas y agencias estatales, ha producido una drástica declinación del ingreso y de la riqueza en los sectores populares.

Esta terrible e injusta distribución del ingreso en occidente ha sido analizada por decenas de académicos. El más destacado de ellos es Piketty. ([ii]) Las injusticias sociales extremas han producido tanto en Europa como en Estados Unidos potentes y rabiosos movimientos populistas y nacionalistas. Debido a esto, en Europa, el Reino Unido ya se salió de la Unión Europea y todos los países de la Europa oriental han caído en manos de agresivos movimientos nacionalistas de extrema derecha. Lo mismo ha ocurrido en Europa del sur. Esta vez, a los partidos nacionalistas de derecha se han agregado los de izquierda, tal como sucede en Grecia y Portugal. España sigue bajo el control del nacionalismo derechista, al igual que Italia y Francia. Por su parte, en los Estados Unidos el gobierno del presidente Trump impone políticas nacionalistas, proteccionistas y aislacionistas. Así, el presidente Trump se ha transformado en el líder indiscutido del nacionalismo populista que está inundando a la civilización occidental.

La decadencia ética de las potencias occidentales, junto a una similar decadencia ética rusa y china, pronto tendrá consecuencias catastróficas para la salud política del planeta. La decadencia ética de las grandes potencias, si ella continúa, podría producir una gravísima crisis económica similar a la que afectó al mundo entre 1910 y 1914 y luego entre 1929 y 1939. En el área de las relaciones internacionales existe una teoría que trata de describir y explicar las causas de las guerras entre países. Para esta teoría la guerra es el resultado de una cadena de fenómenos que comienzan con un agudo proceso de decadencia política. En otras palabras, las instituciones más importantes de la sociedad son atacadas por el virus de la corrupción, y así el Estado y el sector privado pierden su capacidad para enfrentar y resolver gravísimos problemas económicos y sociales.

La incapacidad para resolver estos problemas obliga a las elites a adoptar políticas rabiosamente nacionalistas. En otras palabras se le echa la culpa de todos los problemas que afectan a la sociedad corrupta, al trabajo secreto de peligrosos enemigos externos que tratan de destruir al país afectado por la grave crisis socioeconómica.

Esta teoría de buscar enemigos externos para explicar los problemas nacionales, fue inicialmente desarrollada por Sigmund Freud y Albert Einstein a comienzos del siglo XX. La teoría se encuentra magistralmente desarrollada en un trabajo titulado “Por qué la guerra?” ([iii]). Ahí se explica que cuando los países entran en graves procesos de corrupción ética y estos arruinan las sociedades afectadas, la tendencia universal es echar la culpa a los “otros”, es decir, aquellos que viven fuera de las fronteras nacionales y por lo tanto no pertenecen a la comunidad nacional. A estos “otros” se les puede así despreciar, odiar y destruir sin remordimiento alguno.

Esta teoría está así basada en los principios de Eros y Tanatos. Eros es el dios del amor y Tanatos el dios de la muerte. A los parientes y amigos se les ama y así también se ama a la comunidad política a la cual el individuo pertenece. A estos “nosotros” se les debe apreciar y proteger. A los parientes y amigos se les trata con respeto y cariño, y el tratar de dañarlos es un pecado capital severamente sancionado. Por el contrario, Tanatos es el odio a los extranjeros, y a estos “otros” se les puede perseguir y destruir y ello no es pecado. Por el contrario, es un prestigioso símbolo de nacionalismo y patriotismo. Distinguidos cientistas políticos contemporáneos, tales como Henry Kissinger, Zbigniew Brzezinski, Samuel P. Huntington y muchos otros, adhieren a esta teoría originalmente enunciada por Freud y Einstein.

Hace pocos días atrás preparé para El Clarín un breve artículo titulado “China y la Crisis de Corea”. En él se adoptaba una posición optimista y se señalaba que gracias a la intervención china, el gravísimo problema entre Corea del Norte y Estados Unidos probablemente se solucionaría pacíficamente. Corea del Norte entregaba su armamento nuclear a China y esto era aceptado por Estados Unidos y luego China iniciaba una especie de «Plan Marshall» de ayuda a Corea del Norte y con esto se aseguraba la prosperidad de toda la península coreana. En otras palabras, el gravísimo conflicto era solucionado inteligentemente por todas las partes involucradas y así se evitaba un conflicto que potencialmente podría terminar en una guerra nuclear entre Corea del Norte y Estados Unidos.

Desgraciadamente, en los últimos días el alza de tarifas hacia los productos chinos por parte del presidente Trump ha desatado una cadena de eventos que podrían señalar que se está iniciando una catastrófica guerra comercial entre Estados Unidos y China. Si esta guerra se intensifica, el descalabro resultante sería una terrible crisis económica global, parecida a la que se desató en el planeta entre 1910 y 1914, y luego entre 1929 y 1939 ([iv]). En otras palabras, la subida de tarifas a productos, tanto de Estados Unidos como de China, inevitablemente creará un encarecimiento del nivel de vida de de ambos países. Este encarecimiento de los productos elaborados por el mundo eventualmente será extensivo a todos los rincones del planeta. Con los salarios deprimidos por todas partes (debido a las políticas neoliberales aplicadas a nivel global), las grandes masas de la población planetaria restringirán severamente su consumo. De esta manera quedarán cientos de miles de millones de toneladas de productos que no se podrán vender ni consumir por la población mundial. Esto provocaría una catastrófica crisis de demanda y con ello se iniciaría un devastador proceso deflacionario (caída de precios) parecido al que se desató en el planeta entre 1910 y 1914 y luego entre 1929 y 1939. De esta forma se repetirían las gigantescas crisis económicas que afectaron al mundo a comienzos de la segunda década del siglo pasado y luego a fines de la tercera década del siglo XX.

Si todo esto llega a ocurrir, el mundo entraría en una grave depresión económica y con esto, todas las grandes potencias tendrán razón más que suficiente para culpar a sus enemigos de todos sus graves problemas internos. Es así como el planeta entero entraría en un peligroso camino que inexorablemente llevaría a todo el mundo al borde del precipicio. Toda esta horrible y volátil situación sería así el resultado del hecho que todos los actores principales de este nuevo mundo multipolar habrían caído en gravísimos problemas internos. Estos problemas, tradicionalmente, solo se pueden aliviar teniendo un poderoso enemigo externo al que todo el mundo pueda odiar, sin arrepentimientos.

Este fue precisamente el nefasto ambiente político internacional que se creó después de la gran crisis económica de 1910 – 1914 y luego después de la gran depresión de 1929 – 1939.  Ambas guerras económicas terminaron en la catástrofe política creada por las primera y segunda guerras mundiales. La única gran diferencia que existirá entre la depresión de fines de la segunda década del siglo XXI y la gravísima crisis económica de la primera mitad del siglo XX, es el hecho que hoy día las principales potencias están equipadas con armas nucleares. Esta gran diferencia es probable que evite la tercera guerra mundial. Pero para que esto ocurra, todas las grandes potencias necesitan que sus líderes tengan la suficiente sabiduría politológica de  filósofos tales como Maquiavelo o Huntington. Es de esperar que la diosa fortuna haga que los líderes de las grandes potencias nucleares tengan un sólido conocimiento de las normas y conductas que requieren de una solución pacífica inteligente para enfrentar la catástrofe económica y política que se avecina ([v]).

Sería altamente conveniente que todos los grandes líderes mundiales fueran sometidos a un seminario intensivo que incluya especialmente los trabajos del profesor Huntington resumidos en su famoso libro titulado El Choque de Civilizaciones. Este importantísimo y vital seminario debería ser organizado por Naciones Unidas y con ayuda de prestigiosos académicos de institutos de relaciones internacionales del planeta. Los líderes mundiales deben comprender e internalizar con la mayor precisión posible las dos reglas básicas del actual mundo multipolar: primero, cada hegemón regional debe crear y mantener la justicia y la paz dentro de su área de influencia; segundo, está estrictamente prohibido para el hegemón regional intervenir en los asuntos de otras civilizaciones ([vi]).

Fernando Duque Ph. D, cientista político

[i] Ver Robert D. Kaplan, “La anarquía en Euroasia. Los riesgos de la debilidad rusa y china”. Foreign Affairs Vol. 95 Nº 2 March – April 2016

[ii] T. Piketty, Capital in the Twenty First Century Belknap Press of Harvard University Press; London 2014

[iii] Estos autores señalan que el ser humano tiene dos instintos básicos y ellos son: Eros y Tanatos. Eros es el instinto que obliga al ser humano a amar a su prójimo partiendo por su familia, su tribu y finalmente por el país al que pertenece. Tanatos es el instinto hacia la muerte y este se dirige siempre a individuos que son extraños al grupo humano al cual el individuo pertenece. Este instinto de Tanatos, es el que en gran medida explica el origen de las guerras y la increíble violencia y crueldad que se demuestra en ellas.  Ver: Standard Edition of the Complete Psychological Work of Sigmund Freud. Hogard Press London 1964

[iv]  Para una discusión de las causas económicas que produjeron la primera guerra mundial sírvase ver: Niall  Ferguson, “Sinking Globalization”, Foreign Affairs, March – April 2005 vol. 84 Nº 2 pgs. 64 – 77;  y también ver: Niall Ferguson, El Triunfo del Dinero, Editorial Debate, Buenos Aires, 2009, pgs. 317 – 326

[v]  Para un breve resumen de los principios que guían la multipolaridad, ver F. Duque, “China y la Crisis de Corea”, publicado en El Clarín, 06 de abril 2018

[vi] Es preciso clarificar y destacar que los Estados Unidos dejaron de ser el hegemón planetario a fines de la primera década del siglo XXI. Hoy día el coloso del norte es solo un hegemón regional y su área de influencia está limitada al hemisferio occidental, particularmente Centro América y el Caribe. Este crucial fenómeno es la causa principal de la transición que se produjo de la unipolaridad a la multipolaridad que hoy día existe. Ver Samuel P. Huntington. The Clash of Civilizations and the Remarking of World Order. Simond & Schuster, New York 1996 pgs. 301 – 321.

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