Fracaso de campañas millonarias: Vamos por Chile concentró 63% de financiamientos y solo obtuvo 24% de escaños

A pesar de ser la coalición política con más financiamiento de empresarios, créditos y aportes de personas naturales, sumando más de $7000 millones de pesos, Vamos por Chile consiguió apenas 37 escaños.

Fracaso de campañas millonarias: Vamos por Chile concentró 63% de financiamientos y solo obtuvo 24% de escaños

Autor: Rodrigo Gallardo

El resultado de las elecciones de este fin de semana demostró que el dinero invertido en las campañas no es garantía de votos. Vamos por Chile quedó lejos de superar un tercio de los votos para la Convención Constitucional, su objetivo principal para poder frenar cualquier cambio que afecte a sus intereses

A pesar de ser la coalición política con más financiamiento de empresarios, créditos y aportes de personas naturales, sumando más de $7000 millones de pesos, la alianza conservadora consiguió apenas 37 escaños.

Al respecto, la Fundación Sol destacó que Vamos por Chile concentró el 63% del financiamiento para las campañas de los candidatos a convencionales constituyentes y obtuvo solo un 24% de los 155 escaños del órgano encargado de redactar la nueva Constitución.

Al respecto, indicó que este bajo resultado es unclaro ejemplo de ineficiencia electoral, «para sectores acostumbrados a funcionar bajo oligopolios».

Previo a las elecciones del fin de semana, la  Fundación por la Transparencia elaboró un ranking de los candidatos a la Convención Constitucional que recibieron mayores aportes para la campaña.

El informe reveló que de las 30 candidaturas con más aportes públicos, 26 eran de «Vamos por Chile».

Uno de los mayores fracasos es el de  René Cortázar (DC) quien ostentaba más de $141 millones para su campaña, siendo el candidato con mayor financiamiento. Sin embargo, apenas obtuvo 7.018 sufragios a su favor (1.55%), siendo el cuarto menos votado de los siete candidatos de su lista (Lista del Apruebo, distrito 8).

Entre otras de las candidaturas de Vamos por Chile que no alcanzaron un cupo en la Convención Constituyente, pese a su elevado financiamiento, figuran las de Pablo Herdener (distrito 23), Pauline Kantor (distrito 11), Alejandro Fernández (distrito 13) y Gonzalo Blumel (distrito 10), todas con un presupuesto que superaba los $100 millones.

A pesar que en ciertos distritos como el 11 (La Reina, Las Condes, Lo Barnechea, Peñalolén, Vitacura), la derecha logró ganar algunos candidatos representantes del rechazo como Marcela Cubillos y Bernardo Fontaine Talavera,  quienes eran las candidaturas con mayores aportes del sector financiero, este resultado no compensa la baja representatividad que como bloque obtuvo Vamos por Chile.

Cabe recordar que la mayoría de los principales aportes de controladores de grupos económicos fueron realizados por las familias Ibañez Atkinson ($874 millones), Solari ($180,4 millones), Larraín Matte ($92,8 millones), Claro Figueroa ($83,3 millones) y Del Río Goudie ($62,9 millones).

Fracaso de las campañas millonarias

Para Octavio Avendaño, doctor en ciencia política de la Universidad de Florencia y académico de la Universidad de Chile, el fenómeno que afectó a las candidaturas con mayor presupuesto no se puede entender si no se considera el panorama global, que afectó a todo el escenario político.

En declaraciones a The Clinic, explicó que esta elección “sobrepasó con creces las estimaciones que hicieron distintos analistas y estudios de opinión pública, quienes se concentraron en los posibles efectos que podría eventualmente generar el sistema D’Hondt más que en analizar las candidaturas listas. No se preocuparon de la constitución de los pactos”.

Recordó que aunque algunas proyecciones auguraban el predominio de las fuerzas más tradicionalistas, tanto de la derecha como de la centroizquierda, el fin de semana ocurrió algo completamente distinto.

«Ocurrió un fortalecimiento en torno al eje del Frente Amplio y el Partido Comunista. Y por otro lado, la irrupción de estas candidaturas independientes”, aseveró.

A su juicio, el error estuvo en que los partidos tradicionales “no supieron hacer esa lectura y enfrentaron la coyuntura como si se tratara de cualquier otro tipo de elección, en circunstancias mucho más difíciles, donde prácticamente no se podía movilizar a un electorado tradicional”.


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