ENTREVISTA

Giorgio Jackson y el Frente Amplio: «No habrá mensaje unitario sin candidatura única»

El diputado reconoce una "historia con cicatrices" entre las organizaciones del Frente Amplio y precisa: "Hoy tenemos una simple coordinación de vocerías más que una orgánica". También se refiere a la dura situación del PS, critica la propuesta de reforma educacional del Gobierno y apunta como una derrota la realidad de la seguridad social en Chile.

Por Javier Paredes

18/05/2017

Publicado en

Chile / Entrevistas / Política

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El Gobierno atraviesa momentos de extrema delicadeza. Sin alianza política de sustento luego de la baja de la Democracia Cristiana y en medio de una escena política totalmente asfixiada de electoralismo, las reformas que ha puesto sobre la mesa no generan adhesión. Tal vacío acelera el ascenso de la alianza conformada por las organizaciones emergidas de las movilizaciones de 2011, las que junto a otras de la “izquierda extra muros” conforman el Frente Amplio.

Una de las organizaciones protagónicas del Frente Amplio, Revolución Democrática, nacida en la Universidad Católica, cuenta entre sus filas al emblemático ex dirigente estudiantil y actual diputado por la comuna de Santiago, Giorgio Jackson. El Ciudadano se entrevistó con el parlamentario para interrogar su punto de vista sobre la coyuntura política nacional.

Giorgio nos recibe en una noche de lluvia y sobre la jornada laboral, en la nueva locación de su sede diputacional. Su equipo de trabajo poco a poco abandona la oficina mientras transcurre la conversación en una sala ornamentada con imágenes de los ex presidentes Salvador Allende y Pedro Aguirre Cerda, en Alameda con Diagonal Paraguay.

Recientemente, la sociedad chilena había sido golpeada en su imaginario. Un reportaje de televisión revelaba que el partido político que enfrentó la dictadura militar, que reivindicó a sus caídos recuperando la democracia y que se proponía echar pie atrás a la égida privatizadora de esa larga noche -el Partido Socialista-, se había convertido en inversionista de empresas. Pero no de cualquiera, sino precisamente de aquellas que quedaron en manos de empresarios gracias a la sangre que la dictadura derramó. Y a la vez que prometía enfrentar tal situación, en realidad dependía de ellas.

PARTIDO SOCIALISTA

Recientemente se conocieron las inversiones que el PS habría realizado en empresas como SQM, Pampa Calichera, etc. Y no es el único tema que se ha abierto sobre vinculación entre políticos y empresarios, cuestión que sugiere una relación políticamente transversal. ¿El empresariado ha colonizado la política?

Desde el punto de vista emocional, cabe decir que es un lugar de llegada, triste y desolador. Se me viene a la cabeza el libro de Mark Fisher, Realismo Capitalista. Todo se envuelve en el contexto de que es más fácil imaginar que se termine el mundo a que se termine el Capitalismo.

Otro punto son las decisiones al interior de un partido. Me cuesta creer que un militante de base que está en una región, en una zona rural, que cree en la igualdad, que cree en los viejos estandartes y la ideas del PS, tenga algo que ver con esto. Por tanto, las estructuras del partido reflejan una cúpula que no se retroalimenta, no conecta y no está vinculada con su propia historia. Es alarmante.

El tercer tema, que puede incluso tener aristas legales, o al menos de modificaciones legales, es el evidente conflicto de interés que hay entre quien dice promover una idea de cambio, al mismo momento que tiene una inversión directa en las empresas que debiese fiscalizar.  Se genera un cuadro en el que no es posible deducir otra cosa que el evidente conflicto de interés al que han estado sujetos los dirigentes del PS este último tiempo y, en particular, con el caso SQM.

¿En el PS solo cabe la distinción entre cúpula y base? Ello genera mucho anticuerpo hacia el Frente Amplio, en particular en la generación que ganó las elecciones en el Comité Central y jubiló a Lagos. ¿Hay algún vínculo por entablar con el PS?

No todos los sectores tuvieron que ver con una iniciativa como esta. Si queremos crecer, ser alternativa y, eventualmente, gobernar o al menos que nuestras ideas avancen a través de las instituciones, legislaciones, etc. tenemos que tener conversaciones con sectores que están fuera del Frente Amplio hoy. En el PS hay varias tendencias con las que hay que conversar y que no creo que hayan estado vinculadas directamente. Eso no les exime de un problema de conversación entre cúpula y base, de la cual también son parte y que no fueron capaces de denunciar o impedir.

Después del conflicto de interés que ahora es evidente para el PS, ¿con qué ojos miras lo que sucede entre Servicio de Impuestos Internos y Fiscalía?

Si bien no hay una prueba específica de trazabilidad, deja un espacio de muy pocas interpretaciones distintas que la que intenta evidenciar el reportaje de Mega (N. del R.: en el que se denunciaron las inversiones del PS): que hubo acciones para impedir que el caso SQM llegara a fondo. El que existan tales dineros, de los montos que se indican, sumado a que eran las mismas personas a cargo del control de esos dineros con, luego, estar en Hacienda y en el Servicio de Impuestos Internos, deja pocas posibilidades a la imaginación de algo distinto.

REFORMAS E INTERVENCIÓN POLÍTICA: CÓMO ARTICULARSE CON MOVIMIENTOS SOCIALES

Otro tema de contingencia son las reformas. Pero no todas. La semana pasada hubo una marcha educacional. Demandan la condonación de las deudas. Pero es un escenario muy distinto del que le ha tocado a anteriores generaciones: una coalición quebrada, iniciativas legislativas en dirección contraria a la demandas, entre otros elementos. ¿Cuál crees que es el rol que le tocará abordar al movimiento social y a las organizaciones como RD en el contexto del Frente Amplio? ¿Cómo se articulan?

Hace tiempo que no se veía un movimiento estudiantil antagonizando con la política y, en específico, en el gobierno por la condonación y la política de financiamiento. Nuestro deber desde el Frente Amplio, que a la vez forma parte del movimiento social, es presionar porque exista una solución con los estudiantes.

Es lo que se ha criticado a este gobierno: que tomó algunas banderas del movimiento social y las levantó lo más alto posible para que se vieran y obtener réditos electorales en la elección pasada. Luego, nos dijeron que se harían cargo. Por tanto, nunca existió la presión ni fuerza social para que fueran realmente las banderas, sino que se fueron desfigurando.

Me preocupa el exceso de protagonismo de la deuda en la discusión de la educación superior. Podemos dejar de lado otros aspectos negativos de la reforma. Uno de ellos es el lucro. Hay empresas instaladas en Chile aprovechándose de los vacíos legales que hay para lucrar con la educación. Pero si esto cambia, vamos a tener crisis institucional en muchas universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica. Entre 200 mil y 300 mil estudiantes que podrían no saber qué hacer. Y el poder político que podrían tener esas instituciones para exigir salida o estadía en el sistema es muy alto. El proyecto no se hace cargo de eso.

¿Tiene alguna perspectiva de ver la luz esta reforma?

Me encantaría pensar que sí. Hemos propuesto indicaciones en todas las materias que consideramos ausentes. Mientras no se rechacen o aprueben, hay posibilidad. Pero es poco probable, ya que el Gobierno está pensando, después de nueve meses de anuncios, en una reforma minimalista que permita hacer un chequeo de cumplimiento, no en abordar la oportunidad que significa repensar el modelo de desarrollo con la herramienta de inversión social, como lo es la educación superior.

ELEMENTOS PROGRAMÁTICOS

El programa de Bachelet era promisorio y ambiguo. Otros temas, además de la educación, se incluyeron, generaron expectativa y movilizaron gente en las calles. Pero no han visto la luz: reforma a las pensiones, aborto, etc. Con tales antecedentes sobre la mesa: ¿hay un rol que se pueda articular entre movimiento social y proceso del Frente Amplio?

Un proyecto político que busca la igualdad, bienestar material y espiritual de las personas, tiene que confrontar el capital sobre el trabajo. Son banderas que no se ejecutaron. Lo podemos ver en la fallida reforma laboral, sus retrocesos y que no toca el plan laboral de José Piñera.

Las fuerzas emergentes deben tener una posición para que las y los trabajadores tengan la posibilidad de ser reconocidos como factor de producción tan relevante, que crea riqueza y por tanto pueda tomar decisiones sobre cómo se distribuye esa riqueza.

Pero si también nos preocupamos del bienestar, y no solo de la igualdad, tenemos que pensar que en Chile no existe el concepto de seguridad social. Se carga la responsabilidad a las personas de esforzarse para el momento de inactividad. Esa es una derrota en las generaciones que nos anteceden y que hoy toman decisiones en torno a la seguridad social.

La tarea de los proyectos que buscan esa transformación hacia la igualdad y bienestar es volver a encontrar el sentido de la seguridad social, de la responsabilidad colectiva y del cuidado que nos tenemos que tener los unos a los otros, los más fuertes a los más débiles en relación al trabajo, los ingresos y el capital.

¿Y cómo va el proceso de conformación de un programa del Frente Amplio?

Ha sido más masivo de lo que imaginaba. Tiene una parte de catarsis, de ir a opinar, que me parece valioso. De lo poco que me ha tocado conocer de los procesos, la especificidad de propuestas y demandas se cruzan con diagnósticos que están en un nivel general. Esto es lo que hay que pulir en la segunda fase del programa, junto a los grupos de apoyo programático. Tengo convicción de que es lo que hay que hacer, sin perjuicio de ciertos temores de los resultados que pueda tener. Todos quienes participamos en organizaciones políticas tenemos que meterle ficha a este proceso, porque por generación espontánea pueden salir cosas políticamente contradictorias.

Hay que tratar que estos espacios de participación también puedan ser un espacio de formación, no de un lado hacia otro sino entre los dos. Y no sé si eso está pasando tanto.

DIFICULTADES PARA LA INTERVENCIÓN POLÍTICA

Es relevante conciliar la elaboración del programa, con la intervención en el campo de la política, que de todas formas sucede en las diversas facetas que tiene hoy el Frente Amplio, entre ellas contigo en el Parlamento. Sin embargo, esa intervención no parece unitaria ni capaz de articularse. A veces se realiza, pero solo para los anuncios. La intervención, en cambio, sucede cada uno por su lado. ¿Serías promotor de la idea de una acción política más unitaria? ¿Cómo arribar a ello?

Primero, constatar que esta es una construcción muy incipiente. Nacimos hace muy poco. Si esto va bien, espero que se de una acción más articulada y coordinada.

Hay dos temas que generan complejidades para que hoy se esté ejecutando de esa manera: tenemos primarias internas y, si bien es fraterno y se enfrentan ideas, no habrá mensaje unitario sin candidatura única.

Por otro lado, los movimientos y partidos que conforman el Frente Amplio, traemos una historia que tiene sus propias cicatrices, conflictos y diferencias que a la hora de ver el país son nimiedades, pero no creo que sea menor reconocer que hay diferencias y una tensión respecto de cuál es la conducción y cómo se articula.

Lo que he promovido es ver los canales para que las desconfianzas por diferencias, puedan encontrar camino para actuar unitariamente. Aspiro a que en un mediano plazo podamos tenerademás de una bancada, una orgánica frenteamplista. Que no sean las cabezas de las organizaciones en una mesa, sino la representación política de la tesis reunidas en el Frente Amplio. Hoy tenemos una simple coordinación de vocerías más que una orgánica.

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