La mejor amiga de la democracia es una Asamblea Constituyente

Incluso debemos convencer con argumentos y lógica, sin violencia a ese 1% que intenta dividirnos y lucrar con nuestro destino, que la paz social, solo llegará cuando exista respeto, cuando recuperemos realmente la democracia en Chile.

Por Director

28/08/2015

Publicado en

Chile / Editorial / Política / Portada

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Más viejo que el hilo negro es el dicho del César, dividir para vencer y hoy el 1% más rico de Chile ya ensaya fórmulas para fragmentar avivando el fuego del sector transportista del país, patético.

Por qué lo hacen, se preguntara usted, pues bien pues están deslegitimados y necesitan desviar el foco de atención de las legítimas demandas de diversos y amplios sectores de la población que pueden afectar sus intereses. Más aún cuando estamos ad portas un anunciado Proceso Constituyente.

Y no tienen la culpa ni los camioneros, ni tampoco los mapuches. Ambos son prisioneros de un Estado y sucesivos gobiernos que ha dilatado soluciones a una nación originaria por décadas y que peor aún, ha destituido al mejor interlocutor que podía tener en la región, el Intendente Huenchumilla.

Los niveles de aprobación de la Presidenta, de los partidos políticos de «izquierda» y  derecha, financiados por el gran empresariado, minero, maderero, pesquero han quedado al descubierto.

Corruptores y corruptos,  desnudos y abrazados en una foto que intentarán por todos los medios de difuminar, los más cara dura, mientras otros ya hacen el mea culpa y poco a poco se unen al clamor ciudadano.

Mientras tanto ese 1% con dinero de sobra, busca polarizar a los sectores sociales, que son diversos y donde hay gente de izquierdas y derechas que en el fondo solo quieren otro trato, un nuevo trato, para sus localidades, para este país llamado Chile.

Pero ese 1% que son los grandes capitales, y la cúpula de partidos que perdieron sus valores fundacionales, se van quedando solos en ese cuadro,  mientras fuera de las pantallas de TV y por las las redes sociales miles logran comunicarse y articularse de otras formas en pos de llevar adelante una agenda ciudadana transformadora del Chile actual, más allá de los medios tradicionales que por años ni siquiera pusieron en sus páginas la palabra Asamblea Constituyente (AC) y que intentarán hacerla suya para manejar los destinos, sin entender que esta pertenece al Proceso Constituyente que los pueblos emprendan.

Un gran movimiento de disconformes, llenos de sueños de un mejor país que son mapuches, camioneros, trabajadores, dueñas de casa, estudiantes, profesores, intelectuales y tantos más que no se sienten representados, se sienten estafados y quieren cambiar este modelo, pero dados los amarres que tiene, el propósito no es nada de sencillo.

El 1% más que quiere mandar sobre el 99%, sabía que la agenda de Bachelet, sin ser radical, era transformadora y después que la apoyaron ahora buscan asfixiarla.

Se ve una presidenta atada de manos, que no se atreve a empoderarse y que buscaremos libertar como a esta Patria/Matria, con la unidad de los pueblos de Chile, respaldando una AC.

Será para ello necesario saltar las barreras de un Tribunal Constitucional heredado de la dictadura, en  ejercicio de soberanía. Será necesario sacar del camino  ministros de Hacienda, formados en Harvard para favorecer la desrregulada economía del norte que ha  llevado a nuestro peso a una desvalorización sin precedentes. ¡Sres (as) el capitalismo es solo liberador para el capitalista!

Es cosa de ver Santiago centro y la persecución al vendedor ambulante, en vez de perseguir carabineros al delincuente, es cosa de ver la inteligencia infiltrar a los estudiantes, en vez de meterse a ver como operan los ladrones de cuello y corbata a quienes el SII tantos favores hizo.

Queremos cerrar esta breve editorial de viernes del 2015, haciendo un llamado a todos nuestr@s lectoras(es) a estar más despiertos que nunca. A que nos dividan y lleven a enfrentamientos en la calle, usemos las calles para unirnos para hacer crecer nuestras demandas por educación gratuita y de calidad, usemos la plaza pública para nuestros diálogos constituyentes de la comuna y el país que soñamos en un debate sano y fraterno. A ellos les conviene tenernos separados, a nosotros nos conviene remar juntos seas de izquierda o derecha por un medioambiente más sano y una sociedad más hermana. Una Asamblea Constituyente que de nuevas base y sentido a este país y nuestras regiones, pues es ella es la mejor amiga de una democracia que se quiera jactar de madura, tras 200 años de decisiones tomadas entre cuatro paredes y hasta en otras latitudes para miles de personas.

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