Ley de Autocultivo, la indicación que enciende la justa indignación

El día martes 27 la ciudadanía chilena se enteró, con asombro, que los diputados de la Nueva Mayoría, Gabriel Silber y Sergio Espejo de la DC, junto a Miguel Ángel Alvarado y Daniel Farcas, ambos del PPD, ingresaron una indicación al proyecto que busca modificar la actual ley 20

Por Director

03/10/2016

Publicado en

Chile / Columnas / Política

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anamaria

El día martes 27 la ciudadanía chilena se enteró, con asombro, que los diputados de la Nueva Mayoría, Gabriel Silber y Sergio Espejo de la DC, junto a Miguel Ángel Alvarado y Daniel Farcas, ambos del PPD, ingresaron una indicación al proyecto que busca modificar la actual ley 20.000, que vulnera y traiciona el espíritu mismo de la reforma planteada

Debemos recordar que fue la ciudadanía la que movilizó la urgencia por tratar este tema, lo cual fue recogido por los diputados de la Comisión de Salud, quienes se instruyeron a través de innumerables jornadas de consultas con diversos expertos, activistas, pacientes y médicos. Finalmente, el año 2.015 se votó la idea de legislar con una alta adhesión en la Sala Plena de la Cámara de Diputados.

En forma paralela, la Corte Suprema inicia un camino, altamente valorado por la ciudadanía, girando hacia una correcta interpretación de la Ley 20.000, fallando a favor de personas que cultivan tanto para su uso personal como para un tratamiento médico. Se restablece el respeto a este ámbito de libertad y soberanía personal. También se presentan fallos favorables en la justicia ordinaria, que acogen la interpretación de la Corte Suprema.

Por último, el Ejecutivo ingresa su indicación al proyecto de ley. Si bien dicha indicación plantea número de plantas y porte que se alejan absolutamente de la realidad de los usuarios, por primera vez, al menos, se pronuncia a favor de ordenar el cultivo domiciliario, creando la presunción de derecho del autocultivo. Esto quiere decir qué, hasta una cierta cantidad de plantas, sería ilegal intervenir y por sobre la cantidad estipulada, la situación sería la misma que la actual, con la diferencia que será el ente persecutor, quien, después de investigar, deberá probar si ese exceso estaría destinado al tráfico o no. La indicación del gobierno ha profundizado el tema de fondo del proyecto, generando una certeza jurídica que permite definir una zona de garantía y respeto de los derechos. Claro está, que las cantidades son y serán debatibles, pero al menos este piso hace un reconocimiento que cierra la puerta incluso para la masificación industrializada de la producción de cannabis como única vía de acceso, garantizando que las personas puedan cultivar.

Frente a todos estos avances, esta arremetida prohibicionista que busca retroceder incluso ante la actual ley, haciéndola aún más dura que lo es hoy, indigna e insulta la madurez con la que se ha estado tratando el tema.

Al parecer estos diputados todavía no entienden que la actual ley 20.000 busca castigar el narcotráfico y no a los consumidores, ya que el autocultivo para uso personal está actualmente despenalizado. Es esta confusión la que en el pasado ha generado decenas de miles de detenciones anuales de personas que no son delincuentes; si bien las detenciones, a raíz de este nuevo enfoque que se desprende desde la Corte Suprema y que ha permeado la Defensoría Penal Pública, han bajado últimamente, siguen ocurriendo, constituyéndose en una grave violación de los DDHH.

Frente al argumento de la necesaria protección de jóvenes y adolescentes, preocupación que compartimos como institución, recordemos que el proyecto busca solamente regular el uso adulto del cannabis, lo que la actual ley no contempla. Frente a los dichos de Alvarado en relación a que ordenar o reglamentar el auto cultivo, es muy permisivo, solo cabe aclararle que hoy ya está permitido; prohibirlo nos retrotrae a otras épocas. Es necesario señalar que la prohibición que se reforzó en la década del 60 en Estados Unidos, forzando la misma dureza sobre el resto de los países, solo provocó que el consumo se disparara en todo el mundo; antes de su prohibición inicial en la década del 40, prohibición sin ninguna base científica, el cannabis no era realmente un problema. Le sugerimos que lea la historia del gran engaño detrás de la prohibición que da pie a la fallida guerra a las drogas, que tan nefastas consecuencias ha traído para la humanidad toda; ejemplo de eso es la dramática situación en Filipinas, donde más de 3.000 personas han sido ejecutadas en los últimos meses por ser usuarios o traficantes de drogas.

Recordemos al Diputado Espejo que, tal como él dice, “el consumo de cannabis en escolares en Chile ha alcanzado niveles desproporcionados”, debido, precisamente, al obstinado discurso estigmatizador y criminalizador sobre las drogas y las consecuencias de su uso, carentes de realismo, lejos entonces de permear en algo la visión de los jóvenes, quienes ya no confían en un mundo adulto que exagera riesgos y peligros con la excusa de proteger. Nuevas miradas y enfoques deben incorporarse para realizar una labor educativa y preventiva eficaz, poniendo énfasis en, ante todo, la seguridad, habilitándolos de manera eficaz en la gestión de sus riesgos y la reducción de los posibles daños que sus conductas les pudiesen acarrear.

En el caso del Diputado Farcas, sorprende su cambio de discurso; recordemos que él fue parte de los parlamentarios que patrocinaron este proyecto de modificación de la ley 20.000 que busca modificar el Código Sanitario y ley N° 20.000, que sanciona el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas, con el objeto de despenalizar el expendio y autocultivo de cannabis con fines medicinales, y en los inicios de este proceso comentó que “ esto se trata de tener una sociedad más libre y más abierta, donde los adultos toman decisiones” …”es un desperdicio de recursos cuando se realizan operativos por tres o cuatro plantas de marihuana, lo que es totalmente absurdo”, en entrevista en El Ciudadano, en julio del 2014. Hoy lo escuchamos decir “en ningún caso el autocultivo pueda darse en las casas donde podrían tener acceso los menores de edad”; frente a esto, le recordamos que pasa lo mismo que con las botellas de alcohol o cervezas en casi la totalidad de las casas chilenas, e incluso con potentes fármacos en los botiquines de nuestros hogares. La responsabilidad recae en las familias chilenas, que deben velar por su buen uso. Ya es hora de entregarles más responsabilidades a los chilenos, respetando el ámbito de la privacidad y la soberanía personal.

El temor frente a eventuales inescrupulosos que pudieran abusar de esta ley, utilizando el autocultivo para terminar traficando, no debe ni puede ser motivo para impedir que los ciudadanos ejerzan su derecho al cultivo personal; no podemos legislar para todos por el temor de las conductas erradas de unos pocos. En cuanto a la indicación presentada por estos cuatro diputados, que propone solamente la venta de cannabis, concordamos con el Diputado Víctor Torres, en el sentido que lucrar con el consumo de sustancias, llevaría a la larga a su promoción, tal como sucede hoy con el alcohol, siendo las campañas de prevención muy débiles frente a la publicidad que incita el consumo, incluso auspiciando el deporte. Recordemos que Uruguay, ejemplo citado parcialmente por los diputados, además de fijar un precio de venta, permite tanto el auto cultivo, como los clubes de cultivos y la venta en farmacias. Todas las posibilidades están contempladas en Uruguay, como estrategia efectiva contra el narcotráfico. El solo comercio de cannabis para uso personal, sin autocultivo, mantendría el comercio ilegal por el solo hecho de estar afecto a impuestos. El diputado Alvarado, quien afirma que viajó a Uruguay a conocer la experiencia en ese país, recoge solamente lo que le place, sin justificación alguna.

Es decir, abrir todas las vías de acceso legal es lo que permite terminar con el narcotráfico, principal problema en relación a las drogas también en nuestro país, como la ha reconocido la Presidenta Michelle Bachelet.

Nos preocupa el desprecio por el trabajo serio de tantos expertos, activistas, pacientes, parlamentarios, jueces y autoridades que han reflexionado realmente sobre el tema. Nos preocupa que sean capaces de pensar que los miles de chilenos que hoy están ejerciendo su derecho a cultivar cannabis con la frente en alto y sin temor, vayan a dejar de hacerlo. ¿De verdad creen que los miles de pacientes que hoy alivian sus vidas con el uso de esta planta van a dejar de hacerlo porque ustedes, en su ceguera, así lo proponen? ¿De verdad creen que cientos de madres que hoy por fin vuelven a recuperar la alegría cultivando la medicina de sus hijos van a dejar de hacerlo porque ustedes, en su egoísmo e ignorancia, así lo deseen? ¿De verdad creen que los miles de usuarios que han podido cuidar mejor su vida, lejos de las redes de delincuencia y tráfico, gracias a cultivar la planta que usan en la tranquilidad de sus hogares, van a dejar de hacerlo? ¿De verdad creen que aquellos que hoy encuentran en el cultivo del cannabis una herramienta para sus prácticas espirituales van a dejar de hacerlo porque así ustedes lo quieren? Sinceramente esperamos que estas propuestas desafortunadas no encuentren eco en otros parlamentarios. Si propuestas así son consideradas, derechamente conducirían a una desobediencia civil masiva; lo decimos con la más férrea convicción.

 

Por Ana María Gazmuri V.

Directora Ejecutiva Fundación Daya

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