Este domingo 24 se realizan las elecciones generales

Merkel por siempre: Canciller alemana busca su cuarto mandato y fortalecer su poder en Europa

Los números dan clara ventaja para que Merkel sea reelecta como Canciller y, de esta forma, complete 16 años a la cabeza del gobierno. Eso sí, no se escuchan ni leen acusaciones de que quiera eternizarse en el poder, como las que surgen para el caso de mandatarios de otras latitudes del planeta.

Por Jose Robredo

22/09/2017

Publicado en

Mundo / Política / Portada

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Desde que en noviembre de 2005 Angela Merkel, física de profesión y líder de la CDU -partido demócratacristiano alemán-, asumió el poder tras una ajustada victoria sobre los socialdemócratas, ha logrado progresivamente consolidar su liderazgo a nivel interno y europeo, hasta el punto de no tener contrapeso con miras a las elecciones de este domingo 24 de septiembre, quedando ad portas de su cuarto mandato.

Recordemos que Alemania es una república parlamentaria, por lo que en los comicios se eligen a los 630 miembros del Parlamento, los que a su vez designan al Canciller o jefe de gobierno.

Este escenario se sostiene en las cifras que entregan las últimas encuestas realizadas en Alemania y que fueron publicadas por el diario Bild: La Unión Cristianodemócrata (CDU) y su socio bávaro, la Unión Socialcristiana (CSU), obtendrían un 34 % de los sufragios en los próximos comicios parlamentarios, lo que de todas formas sería su peor resultado desde 2005; le sigue el partido Socialdemócrata (SPD), representado por el ex presidente del Parlamento Europeo, Martin Shulz, con el 21%, la cifra más baja desde 1949; AfD, formación de ultraderecha, saldría tercera con un 11 % de los apoyos. Luego siguen el Partido Liberal con 10 %, Die Linke -La Izquierda, en alemán- con un 8,5 % y Los Verdes con el 8 %.

Los números dan clara ventaja para que Merkel sea reelecta como Canciller. A pesar de no tener la mayoría absoluta, le basta con las alianzas clásicas con los liberales o repetir con el SPD y, de esta forma, completar 16 años a la cabeza del gobierno, los mismos que ejerció su mentor político, Helmut Kohl. Eso sí, no se escuchan ni leen acusaciones de que quiera eternizarse en el poder, como las que surgen para el caso de mandatarios de otras latitudes del planeta.

Con las alianzas que determinen el liderazgo de Merkel se podrá proyectar cuál será la ruta del nuevo período, tanto para Alemania como para Europa y, al mismo tiempo, ver cómo se enfrenta la entrada protagónica de la extrema derecha en el Parlamento, que el año pasado en las elecciones regionales hizo su estreno con fuertes críticas a la política migratoria de la Canciller, lo que fue abono para convertirla en la tercera fuerza política del país.

Las alianzas de Merkel

El actual escenario político alemán se desarrolla a partir de la alianza socialcristiana-conservadora que hasta la fecha mantiene a la Canciller Merkel en el poder, la que se ha visto menguada por los resultados de las pasadas elecciones regionales de marzo de 2016, donde sufrió una considerable baja en el apoyo electoral. Se espera que estas condiciones se mantengan para la elección del domingo.

Los resultados de las votaciones serán la llave para definir el nuevo mapa de alianzas para el período 2018-2022. En este sentido es que de acuerdo a las proyecciones que se obtienen de las diferentes encuestas, el binomio CDU-CSU reverdecería el pacto con los liberales, que de volver al parlamento podrían ser parte del gobierno que encabezaría Merkel.

De esta forma, se podría repetir la coalición que más veces ha gobernado en la historia de Alemania, incluso en el período de la Alemania Occidental, con un total de 10 sobre 18 mandatos.

En caso que los liberales no logren los resultados que se proyectan en las encuestas, cabe la opción que se renueve la alianza con los socialdemócratas del SPD, lo que a primera vista dejaría al partido de Shultz en una posición de minoría, lo que en términos electorales va en contra de las aspiraciones de la segunda fuerza política alemana.

La otra opción de los socialdemócratas es negarse a cualquier acuerdo y obligar a unos nuevos comicios, escenario poco probable por dos elementos: El juicio negativo de la ciudadanía germana de esta actitud y, en segundo término, la posible arremetida de la ultraderecha en una segunda votación. Al mismo tiempo, no existe posibilidad de que los socialdemócratas puedan concretar una alianza de gobierno con Die Linke y los Verdes por sus profundas diferencias políticas y programáticas.

Frauke Petry, líder del AfD

AfD: La ultraderecha arremete por los palos

Es un fenómeno que progresivamente se desarrolla en el viejo continente, el que tras la crisis económica y migratoria ha permitido que los sectores de extrema derecha logren conseguir mayores niveles de apoyos entre los electores. Y Alemania no queda exenta, tal como ha sucedido ya con Francia, Holanda, Austria y Reino Unido.

El partido Alternativa para Alemania (AfD), liderado por Frauke Petry -miembro del parlamento regional de Sajonia-, a tenido un fuerte crecimiento gracias a su discurso contra las políticas migratorias de Ángela Merkel, lo que queda reflejado en la consigna usada en las elecciones regionales del año pasado: “Asegurar las fronteras, parar el terror”, que se traduce en la propuesta de restringir el ingreso a territorio alemán a todo tipo de refugiado. Mensaje que le dio excelentes resultados, alcanzando el 21% de los votos en los comicios de 2016, que significa tener presencia en nueve de los 16 Parlamentos regionales en Alemania. 

Con miras a estas elecciones generales, la ultraderecha marca 11%, lo que asegura su ingreso al Parlamento, convirtiéndola en la tercera o cuarta fuerza política del país. Al mismo tiempo, estos resultados abrirán la puerta a la radicalización y polarización del debate público, junto con potenciar la agenda antimigración que propone la AfD.

Una de las causas del crecimiento de la extrema derecha en Alemania, según publica el diario El País, es la reorientación hacia el centro del discurso de Merkel, lo que dejó margen de crecimiento a la extrema derecha en el escenario político alemán. En este sentido, en el libro «El impulso: Merkel y la política migrante» (Die Getriebenen: Merkel und die Fluctingspolitik, en alemán) del periodista Robin Alexander, se expresa que “está invadiendo el territorio socialdemócrata. Mucha gente que en EE UU votaría a Clinton, aquí vota a Merkel”.

De esta forma, asumir temas de otras identidades políticas -más en materia social que en la económica-, le ha reportado a Merkel nuevos votantes, pero -en paralelo- ha provocado la desafección de los militantes más duros de la centro derecha que ven en el AfD una alternativa.

Europa: Sin cambios a la vista

Una de las cosas que se mantendrá, cualquiera sea la conformación del nuevo período de Merkel en el poder, es la política de Alemania respecto de la Comunidad Europea, por lo que se espera siga ejerciendo el poder que hasta ahora ha desplegado y que se ha visto representada en la búsqueda de solución de la crisis migratoria y económica que viven los países del centro sur de Europa.

Uno de los puntos que se buscará llevar adelante en este nuevo período será darle impulso a la unión fiscal y concretar una política económica común de la Unión Europea, cosa que en estos días se está imponiendo a la fuerza en el continente y que mantiene contra a la pared a los países más pequeños de la UE.

En materia migratoria se profundizará el plan por reducir la llegada de migrantes a Alemania -que desde 2015 ha recibido a un millón de refugiados-, lo que permite controlar el ímpetu de la AfD. Una de las medidas que se ha llevado a cabo con este motivo es el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía para que este país acoja inmigrantes a cambio de dinero. Otra medida es el cierre de la “Ruta de los Balcanes”, camino que recorrían los refugiados para alcanzar Europa occidental y, específicamente, Alemania.

Respecto a la economía, Merkel ha prometido aumentar la ayuda al desarrollo desde el 3% actual hasta el 3,5% del PIB en el año 2025 y firmar una alianza estratégica con países africanos con tal de modificar el modelo de inversiones que se lleva adelante hasta ahora, hecho que va en línea con las propuestas del presidente francés Emmanuel Macron, quien también ha puesto sus ojos en África, como forma de resolver el problema migratorio.

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