Mujica: el domingo «no es una guerra ni el fin de la historia»

El presidente José Mujica habló hoy en su audición de M24 sobre las elecciones nacionales. «Considero que el próximo domingo todos debemos de marchar con nuestros acuerdos y diferencias en una marcha alegre y respetuosa. No es una guerra ni es el fin de la historia. Es un escalón más, un escalón importante», dijo. Pidió «tolerancia, respeto y convivencia, sentido de responsabilidad y alegría de vivir».

Mujica recordó las diferencias que históricamente han existido dentro de todos los partidos políticos del país, y señaló que «la tolerancia y el respeto son imprescindibles para que puedan expresarse las diferencias».

«Quienes conozcan un poco de historia nacional tienen que recordar los brutales choques de don José Batlle y Ordóñez, el gran hacedor, con el riverismo en su época. Y tienen que recordar las luchas a brazo partido entre el doctor Herrera y sus corrientes y lo que fueron los llamados ‘blancos independientes’.

Tienen que recordar al gigantesco Wilson, ministro de Ganadería y Agricultura, al que le negaron los aplausos en un discurso en la rural, con sus choques más o menos abiertos con otra corriente de su partido», dijo.

Y también habló del partido de gobierno y sus diferencias internas. «Más recientemente son innegables los matices y dibujos que existen en el Frente Amplio, internamente. Pero cómo no darnos cuenta de que en esas enormes unidades relativamente conflictivas, en ellas se acuna tal vez nuestra mejor característica como país, la tolerancia. La capacidad incluso de caminar estrechamente juntos a pesar de nuestras sólidas diferencias. ¿Fue este hecho, esta característica del Uruguay libre pensador, discutidor, opinador, que allá en el fondo de nuesta génesis le hizo largar la posta al coronel Latorre y decir ‘los orientales son ingobernables?’ No se», consideró el presidente.

Dijo además que la democracia representativa es «la mejor fórmula de gobierno» que se ha encontrado, pero que «no se considera perfecta ni terminada».

Señaló que al ser una construcción colectiva de los hombres «expresa patologías, tal vez hijas de las humanas limitaciones». «No podemos tener una democracia perfecta si como hombres estamos muy lejos de ser perfectos. Inevitablemente estamos ubicados en interses, en clases sociales distintas, en formaciones culturales distintas, ocupamos en la pirámide social distintos lugares. Pero por encima de todo esto que existe y es un hecho siempre tenemos que recordar lo que hemos logrado atravesar juntos, con dificultades y diferencias. Tenemos que recordar no sólo las heridas sino los logros. Tenemos que hacernos preguntas sencillas: si en general vivimos mejor o peor, si tenemos confianza en el porvenir, y en el porvenir de los que vengan después de nosotros o no», concluyó.