Neoliberalismo y Homo debitor: «La fábrica del hombre endeudado»

La crisis capitalista global y sus remecidas financieras, los cierres de industrias en Europa y los despidos de trabajadores han hecho emerger de manera violenta el endeudamiento que estaba presente en la trama social, pero que ahora ocupa el conjunto del espacio público

Por Director

19/08/2013

Publicado en

Política / Portada

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La crisis capitalista global y sus remecidas financieras, los cierres de industrias en Europa y los despidos de trabajadores han hecho emerger de manera violenta el endeudamiento que estaba presente en la trama social, pero que ahora ocupa el conjunto del espacio público. El impacto de esta realidad da cuenta por sí sola de la importancia y efectos de la economía capitalista de mercado en nuestras vidas y en las formas políticas de Gobierno presentes en las sociedades del capitalismo tardío.

 Se trata de lo que autores, como el filósofo y sociólogo Maurizio Lazzarato, han comenzado a estudiar bajo el concepto del «Hombre endeudado». El libro que el intelectual italiano publicó el 2011 (un texto corto, denso y estimulante) tiene el sugestivo título de «El hombre endeudado, ensayo sobre la condición neoliberal (1) y se plantea ser una genealogía y exploración profunda de la fabricación o construcción del individuo contemporáneo.

 Permítasenos una leve digresión. El neoliberalismo, además de intentar vendernos la burda pomada que ser feliz y progresar es consumir (2), hace espejear la ilusión —y para eso martillea sin cese— que algunos de entre todos podríamos ser accionistas, propietarios de “emprendimientos” o empresarios. Nunca nos advierte, por supuesto, que el reverso de la medalla es vivir endeudados y sometidos al imperio bancario.

Recordemos las mentiras del «capitalismo popular» de la UDI. Cualquier individuo puede «emprender» o convertirse en empresario en la «economía social de mercado», sostenían los Chicago boys y, aún hoy, pese al ridículo, lo dicen de otra manera.

Tanto así que la figura del «emprendedor», en la llamada “modernidad” capitalista, se amalgama con la del proletario sin trabajo que por razones de precariedad de la existencia debe ganarse la vida como vendedor callejero. Su paso a una “etapa superior” en la jungla de la vida (es la postura de los darwinianos sociales de Hernán Büchi: los más aptos ganan por selección “social”) dependería —dice el discurso que emana del mismo Estado chileno— de un crédito salvador que le permitirá dejar su condición anterior precaria y dependiente, con un empleo mal pagado y patrón, para transformarse, por obra y magia del endeudamiento con crédito, en un empresario. El sueño del filósofo liberal inglés John Locke (1632-1704) de una sociedad de pequeños propietarios es imposible en el capitalismo tardío, pero sigue siendo un elemento del discurso neoliberal, pese a ser pre capitalista (ante y no post) (2).

Cabe señalar que este tipo de nueva ideología neoliberal se desarrolló en reacción a las tesis marxistas y al proyecto socialista, apoyándose en el fracaso de las experiencias burocráticas de los países llamados “comunistas” y con la ayuda de las socialdemocracias europeas y de sus intelectuales que se neoliberalizaron. El “progresismo” (un sudedáneo de la socialdemocracia-liberal) también adoptó las tesis libremercadistas como condición de la libertad humana.

Nada realmente diferente a lo sucedido en otras latitudes  está inscrito en la historia económica de la “larga y angosta franja de tierra” hoy en manos, no de mercachifles, sino de poderosos grupos económicos nacionales y extranjeros explotadores de una mano de obra barata, y legalmente desprotegida .

Sin embargo, ser su propio patrón, es el sueño del pibe proto capitalista hecho realidad en el propio Presidente Piñera. La existencia personal (diece el refrán) depende del esfuerzo individual y competitivo; todo se paga, todo tiene su precio y nada es gratis. Es el credo piñerista y de la UDI en acción. Obviando las condiciones de existencia histórica y social y de desarrollo de los recorridos individuales, de los capitales simbólicos heredados y de las redes de influencia. Chile, paradigma del discurso neoliberal en decadencia.

Una economía neoliberal del endeudamiento

Los discursos y prácticas «incentivadas» por el Estado neoliberal, el bombardeo publicitario en los medios, el poder económico-financiero y el poder político real que detentan, (sin olvidar los bajos salarios, la aún débil organización sindical y los altos niveles de explotación) nos conducen a explorar la condición existencial de este producto del capitalismo que es un hombre endeudado, pero, al mismo tiempo, supuestamente responsable y culpable de su propia situación cuando consume, pide prestado y se endeuda. En otros términos cuando el individuo-consumidor cae en manos del sistema financiero y los bancos; condición propia de las capas medias asalariadas.

Estaríamos en presencia de una «economía neoliberal de la deuda» y al mismo tiempo de una fábrica de un individuo endeudado y de esa nueva subjetividad que el sistema produce. Que funciona con ella y cuyos tentáculos incluyen la participación del aparato legal (tribunales) y represivo. Ademas de las listas negras del Dicom. Una nueva forma sui generis y soft de control social.

Para pagar la deuda se debe trabajar sin falta. No ir a paro, no hacer huelgas, susurra el  daemon del crédito bancario o el préstamo. Es la vocesita de la consciencia cristiana culposa, para cancelarla. Y si no se lo hace, el sistema se encarga de destruir su reputación y la justicia de embargar sus bienes. Como lo hemos visto en la España actual en crisis y en el capitalismo moderno de la crisis de las subprimes en los EE.UU. de Sebastián Edwards (el neoliberal que escribe y da consejos en  La 3a.).

Mas los ricos que como Golborne y Cortázar fraudan el fisco y/o participan en maniobras oscuras (La Polar), viven del lucro del endeudamiento ajeno y trafican sus dineros en paraísos fiscales son premiados con puestos políticos. Viven felices e impunes.  La Dura Lex no es para ellos. A lo sumo un cursillo de “business or corporate ethics.”

En Chile, el actual presidente se enriqueció implantando el sistema más óptimo y rentable de endeudamiento ciudadano: las tarjetas de crédito. Bancard. Muchos chilenos, que no se enriquecieron (sino que se endeudaron) más por tener un Presidente-Forbes (multimillonario en dólares) prefieren ahora una funcionaria internacional y tecnócrata a un trabajador-intelectual o pobladora como ellos.

De vuelta a Lazzarato. El sociólologo-filósofo italiano que recurre a Marx y Nietzsche en sus análisis quiere dejar bien sentado que con el sistema crediticio y de endeudamiento en sus manos, los poderes económicos capitalistas tienen un formidable dispositivo de poder social. La deuda obliga à “comprometer por adelantado su futuro” (venderle el alma al diablo por un goce inmediato y supuestamente “bien calculado” según los economistas de pacotilla a la Gary Becker).

La deuda o endeudamiento personal «impide, dice Lazzarato, toda bifurcación imprevisible de los comportamientos». Dicho así, es una amenaza a la libertad misma puesto que regula la vida, normaliza y domestica. Detrás de ella hay una moral disciplinaria de la punición y de la culpabilidad de genealogía cristiana, sostiene el sociólogo y filósofo apoyándose también en los estudios de Michel Foucault (¿no nos dijeron cuando niños que hay que pagar por los pecados?). Algo así como, del consumo paradisíaco al infierno del endeudamiento para felicidad de los que tienen las riendas del dispositivo de lucro financiero bancario y multitiendas y sus proyecciones políticas: los partidos del duopolio cuyos parlamentarios reciben emolumentos que no se condicen con la realidad del 90% de los chilenos y chilenas y de la gran mayoría de endeudados.

El mercado no es algo «natural», son prácticas voluntarias, individuales e incluso «libertarias» de los agentes económicos afirma el neoliberalismo en sus bases filosóficas actuales que desnaturaliza (no son leyes” naturales” afirman ahora, eso era antes) al mercado para mejor adaptarlo a las concepciones posmodernas de los liberales a la Velasco, en versión dura, y la blanda de Enríquez-Ominami. Para que funcione bien son necesarias unas pocas regulaciones y mayor competencia libre, afirman de desde el PS a la DC, pasando por el PPD.

Luchas venideras y endeudamiento

“Cuando entramos en la economía de la deuda entramos en territorio enemigo”, dice Maurizio Lazzarato. Por eso conviene dotarse de algunas armas de defensa contra ella y la usura bancaria para librar los combates venideros. La primera, la vimos, fue la movilización social contra el endeudamiento en la educación. Recordemos cuán iracundo el economista neoliberal Joseph Ramos increpaba a un dirigente estudiantil diciéndole que endeudarse para estudiar era lo mismo que endeudarse con la hipoteca de su casa (3).

Transformar cada individuo en un “sujeto económico endeudado» (sujetado para vivir con y de una deuda; sujeto a ella -amarrado- y, al mismo tiempo éste sujeta al sistema financiero en su conjunto puesto que si el sistema podría caerse con los embates de un movimiento social anti endeudamiento; si los consumidores-soberanos soltaran las deudas; no las pagaran más, el dispositivo financiero se cae al vacío), tal es la lógica del sistema en el cual vivimos hoy y al mismo tiempo ahí mismo se encuentran las posibilidades de su negación.

Cabe destacar que en Chile ya hay experiencia social en el terreno de estos enfrentamientos sociales. Es contra este sistema de endeudamiento y de embargo de viviendas que las luchas  de pobladores y pobladoras, con el liderazgo colectivo que cuenta con la participación de la actual candidata presidencial del partido Igualdad, Roxana Miranda,  se han dado.

«El «Homo debitor» es la nueva figura del «Homo economicus«», afirma el filósofo italiano Maurizio Lazzarato: ya no hay derecho a la vivienda, sino un crédito o préstamo inmobiliario para pagar la hipoteca bancaria. Tampoco existe el derecho a la educación, sino créditos y préstamos para pagar sus estudios. Y como algunos constitucionalistas «progresistas» rechazan inscribir estos derechos socio-económicos en una nueva Constitución (a la vivienda, a pensiones dignas, a salud y educación públicas, universales y gratuitas), en la más pura tradición liberal y “progresista” quieren, sin decirlo así, por lo tanto, dejárselos a las fuerzas del mercado…. capitalista.

Por Leopoldo Lavín Mujica

El Ciudadano

 

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(1) «La Fabrique de l’homme endetté. Essai sur la condition néolibérale», de Maurizio Lazzarato. Paris, Editions Amsterdam, 125 pages.

(2) Para evitar confusiones, mercados existen desde hace miles de años (fenicios, griegos hace más de 2.000 años, vascos, incas, mayas, menos), pero el proto capitalismo mercantil con economía-mundo hace no más de 500 años (Fernand Braudel). El siglo XV crea las condiciones, pero el capitalismo desarrollado o de la revolución industrial es una formación histórica-social que tiene menos de 300 años.

(3) En una columna dominical de El Mercurio, Carlos Peña, el rector de la UDP, cantaba loas a los “malls” como expresión de la modernidad capitalista. Le faltó decir, parafraseando a Hegel, que los templos del consumismo de “marcas” eran el paseo obligado del hombre moderno y … endeudado …

(4) Era el joven dirigente estudiantil de la Fech Francisco Figueroa, hoy un flamante candidato a diputado por Ñuñoa.

 

 

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