Este martes se estrenó el segundo capítulo correspondiente a la segunda temporada de Podcastpitalismo, espacio producido en conjunto por la Fundación Rosa Luxemburgo y El Ciudadano.
En la emisión de este programa de análisis, el abogado y Director de El Ciudadano, Javier Pineda Olcay, conversó con el psicólogo, docente universitario, investigador y militante colombiano, Nicolás Herrera, quien es experto en la Filosofía de la Liberación.
En este capítulo de Podcastpitalismo, ambos analizaron el legado de Camilo Torres, sacerdote y militante revolucionario, quien impulsó en Colombia y América Latina la Teología y la Filosofía de la Liberación.
A continuación, parte de la entrevista:
-El día de hoy vamos a estar conversando sobre la Filosofía de la Liberación y también una de sus expresiones que es la Teología de la Liberación, y además una síntesis en términos de la praxis histórica con una gran referencia que es Camilo Torres con la experiencia colombiana. Así que, Nicolás, quisiera preguntarte si tú danos el debate en torno a lo que se entiende por Filosofía de la Liberación.
Primero muchas gracias, Javier y gracias al equipo del Ciudadano por esta invitación. Habría que pensar en la liberación, de dónde viene la palabra liberación, para poder entender la producción teórica. Las preocupaciones por la liberación son resultado de las luchas populares, de las luchas de descolonización de Asia, África y América Latina de los años 50 y 60. No hay teoría sin práctica.
Toda práctica antecede a la teoría, o más bien, toda teoría es una sistematización y una práctica. A partir de las luchas no había teoría para aplicar eso. Entonces se tiene que comenzar a construir una teoría y se va construyendo de diferentes modos.
Ni siquiera se llaman liberación propiamente dicha, pero tenían modos que eran muy parecidos, que daban a entender eso. Uno de los pioneros sin dudas de esta nueva ola es Pablo Freire (educador y filósofo brasileño), y él no habla directamente de la liberación, sino habla de la opresión o de lo oprimido. El oprimido realmente necesita ser liberado, pero es una conclusión lógica.
Pero solamente a partir de los años 70 es que se comienza a hablar del proceso de liberación propiamente dicho. Orlando Fals Borda, que es uno de los grandes referentes de esta corriente, un sociólogo colombiano del cual este año cumplimos 100 años de su nacimiento, celebramos 100 años de su nacimiento, llamaba el año de 1970 el año cabalístico, el año de la cabra, él decía el de las coincidencias, las telepatías intelectuales. Fue que se publican cuatro libros ese mismo año sin conexiones directas.
En Santiago de Chile se publica el libro «Dialécticas de la Historia» de Franz Hinkelammert; en Montevideo se publica la primera edición en español del pedagogía del oprimido: en Lima se publica la primera edición de «Teología de la Liberación Perspectiva» de Gustavo Gutiérrez y en Bogotá se publica la primera edición de» Ciencia Propria y Colonial e Intelectual» de Fals Borda. Los cuatro hablan de lo mismo. Si pensemos ese mismo año es el triunfo allende, es como un nuevo tiempo el que se está abriendo, y a partir de ahí van a haber como nuevas expresiones.
Pensemos, año 71 aparece la primera edición de «Las venas abiertas de América Latina», que no son propiamente un discurso sobre la liberación explícito, pero implícitamente sí es como la historia del coloniaje y la lucha por la liberación. Y a partir de ahí, en el año 71, se da el Congreso de Calamuchita en Córdoba, de filosofía, y es como el puntapié del movimiento Filosofía de la Liberación, que va a cristalizarse con los libros de Enrique Dussel, 73, 74, «Ética de la Liberación», dos tomos, y en el 75, 76, su libro «Filosofía de la Liberación». Entonces, a partir de ahí, uno podría decir que a partir del año 70, hay como un nuevo tiempo para pensar las categorías de la liberación, y eso se va a extender hasta el año 86, cuando un doctor en psicología, jesuita, llamado Ignacio Martín-Baró, en El Salvador, que fue asesinado en la masacre de los jesuitas, va a hablar de la psicología de la liberación, entonces tenemos como un ciclo, más allá de que Enrique Dussel, recientemente fallecido, habló hasta el último día de su vida de la guerra de la liberación, la política de la liberación, la estética de la liberación, pero como movimiento, es un movimiento de cerca de dos décadas, en la que se sistematiza una práctica, que es a mí lo que me parece mucho más interesante.
-Y ahí respecto a esas prácticas, quisiera preguntarte, ¿cuál es la experiencia camiliana que recoge también, y si pudiese situar el debate, en torno a esta práctica camiliana, que es como referente de una tradición de lucha, de un pueblo en lucha, y también el diálogo que se da con la teología de la liberación, como una expresión de la Filosofía de la Liberación.
Claro, sí, el tema central es que los grandes exponentes de esta primera generación de liberacionistas, son todos cristianos. Pueden estar militando, no en el cristianismo, pero son todos cristianos. Paulo Freire, de las comunidades eclesiásticas de base, Franz Hinkelammert era teólogo protestante, Orlando Fals Bor de era presbiteriano, Enrique Dussel era católico, Gustavo Gutiérrez evidentemente era un cura católico. O sea, toda es una generación de cristianos que al calor de dos acontecimientos, por un lado el Concilio Vaticano II, del 62 al 65, pero por otro lado la revolución cubana, van a hacer como una revisión de los fundamentos de su fe, y van a generar diferentes expresiones.
En Costa Rica, Franz Hinkelammert va a fundar el Departamento Ecuménico de Investigaciones. En el grupo de Río, en Brasil va a estar Paulo Freire, junto a él va a estar Leonardo Boff, va a estar Frei Betto, se va a constituir la Pastoral de la Tierra, que va a dar origen al MST.
En Chile va a estar Cristiano por el Socialismo, en Argentina va a estar el Movimiento de Sacerdote para el Tercer Mundo, en Colombia va a estar el grupo de Golconda. O sea, hay como una relación inseparable entre la búsqueda de una espiritualidad que esté al servicio de las mayorías y la necesidad de construir una teoría. Ahora, he dicho que todo eso arranca como teóricamente en 1970, pero hay un acontecimiento mundial que es el 68, que es el año de la revuelta mundial, incluida la masacre de Tlatelolco, pero vienen cosas como encadenadas.
No sé aquí en Chile qué habrá pasado en el 69, pero en el 70, el triunfo de la Unidad Popular fue una ruptura epistemológica, como un reseteo de la vida cultural, en Argentina había pasado el Cordobazo, en el 68-69. Todos estos movimientos, era el movimiento de Sartre marchando con los estudiantes y con los obreros en París.
Todo eso es como el hito, pero Camilo Torres muere en el 66. Entonces, de alguna manera, él antecede todo eso. Uno puede pensar, ¿qué tiene que ver Camilo Torres con todo eso?. Bueno, primero porque era un cura, o sea, era un católico, un cura católico, pero además era un sociólogo, era un pensador crítico.
En las investigaciones que yo hago, he encontrado las redes de sus contactos, y no solamente tenía redes de contactos de curas. Señor Manuel Larraín, obispo de Talca, era amigo de Camilo Torres, pero también, por ejemplo, Jacques Cholchon, el de la Reforma Agraria, que era amigo de Freire, también era amigo de Camilo Torres. Iván Illich, en México, el de la educación descolarizada, también era amigo de Camilo Torres, y Paulo Freire, en sus dos libros más importantes, «El Oprimido» y «Pedagogía de la Esperanza», al único que cita, al único colombiano al que alude, es a Camilo Torres para la Teología de la Liberación, Gustavo Gutiérrez había estudiado con Camilo Torres en México. Es una de las últimas personas que visita antes de irse a la guerrilla.
-Eso te quería preguntar, ¿Cómo influye, considerando esta creación, que tiene un componente en América Latina, que se desarrolla en América Latina, pero también, por ejemplo, en el caso de Camilo Torres, Gustavo Gutiérrez, coinciden también en la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica. ¿De qué forma recogen ese pensamiento europeo occidental y lo transforman en algo propio de la región?. ¿Cómo qué elementos uno podría decir, mira, acá podemos encontrar elementos que son occidentales clásicos, pero que también portan, en el caso de que se desarrollen desde América Latina, un elemento anticolonial?. ¿Es posible ver ese cruce?.
Sí. Es inevitable que eso se dé para las pensadoras y pensadores que se sitúan en su tiempo histórico. Primero, había que pensar que Lovaina, la Universidad Católica de Lovaina, era considerada la Oxford de continente, era la universidad más avanzada.
Era una universidad católica no confesional. Pero además, la ciudad de Lovaina, es una ciudad pequeña, era la cuna, el laboratorio de lo que se conoció como el cristianismo social. Todo el mundo que quería ver lo más avanzado del cristianismo en el mundo, iba a Lovaina.
El tema es que lo más avanzado de eso era lo más avanzado del Vaticano, que era la doctrina social de la iglesia. Eso sólo fue superado por la Teología de la Liberación. Entonces, muchos de los que fueron ahí, aprendieron en lo más avanzado cuando volvieron a sus países, Camilo Torres incluido, lo que vivieron fue un proceso de repensar su práctica en función de lo que veían.
Un poco como uno diría la segunda tesis de Marx sobre Feuerbach, de que el educador necesita ser educado, estos teólogos formados en las categorías de Europa, y también los intelectuales educados en las categorías de Europa, cuando vuelven a sus países y con cierta sensibilidad, se disponen a ser educados por sus pueblos. Y al ser educados por sus pueblos, tienen que replantear todas las categorías y comienza un proceso de revisión, de giro epistemológico, que en el caso de Camilo, es muy radical, es muy acelerado.
Es un hombre que pasa de no creer a creer y de creer a comprometerse hasta el final. El año que viene, en febrero del 2026, vamos a conmemorar los 60 años de su caída, y tenía 37 años, era un muchachito.

-Y ahí, Nicolás, quisiera que nos contaras un poco más de la historia de Camilo, porque en Chile yo creo que la militancia lo conoce como ese cura revolucionario, que muere por sus ideales en la guerrilla, específicamente militando en el ELN. Pero cuéntanos un poco el tránsito de esta historia, desde los elementos más familiares, de qué familia viene Camilo Torres, cuáles son sus ingresos universitarios en Colombia, luego cómo se va a estudiar, como ya nos relatabas en Lovaina, y luego vuelve también, y junto a Fals Borda, realiza la fundación de la Escuela de Sociología. Entonces también tú lo defines ahí muy bien como intelectual, orgánico, integral. Cuéntanos un poco de ese componente evolutivo biográfico que lo lleva a militar en el ELN.
Nadie diría que Camilo Torres iba a ser guerrillero. Camilo Torres nació en Bogotá el 3 de febrero de 1929, su padre fue decano de la Facultad de Medicina, es considerado uno de los padres de la pediatría en Colombia, educado en Harvard, en Francia, con posgrados en Bélgica.
Camilo viene de una familia de apellidos nobles, de apellidos patricios, haciendo una genealogía, el padre era de apellido Torres Umaña, Umaña es una derivación del apellido Omaña, y ahí arriba en la historia de Colombia hay un tal Francisco de Paula Santander, y su segundo apellido es Omaña, o sea, Camilo Torres viene de un linaje también vinculado con Santander, y por los Restrepo, también vinculado con las élites bogotanas. Entonces él crece y se forma en el seno de la élite bogotana, de la élite más tradicional.
Pensemos, anécdotas pequeñas en los archivos que su mamá conservaba cuando se fue al exilio, al autoexilio a Cuba, está un zapatito que es el primer zapatito de Camilo Torres, pero está bañado en cobre, porque la élite de esa época tenía la práctica de sumergir en cobre el primer zapatito del recién nacido y escribir en la suela el nombre completo y la fecha de nacimiento para el recuerdo. Entonces yo no tengo, no sé si tu mamá tiene los zapatitos tuyos cuando naciste.
-Una lana ahí, que se supone que era zapato.
En el caso de él, era muy sintomático, y él, su padre y su madre, por sus relaciones con el Partido Liberal, van a vivir, al año de él nacido se va a vivir a Europa, tiene una experiencia como un cosmopolitismo temprano, porque su papá fue miembro del cuerpo diplomático colombiano ante la Liga de las Naciones, que es la mamá de las Naciones Unidas. Entonces él vive tres años en Europa, y cuando regresa a Colombia, regresa a estudiar en colegios privados.
Primero en el colegio alemán, que fue cerrado por el gobierno colombiano por apoyar el racismo nazi. Luego pasa a un colegio de curas, del que lo expulsan porque se dedicó a cualquier cosa menos al estudio. De hecho tiene una vocación periodística muy interesante Camilo Torres.
¿Es el fundador de dos diarios?
Tenía un diario que se llamaba El Puma, y siempre con su sentido y el humor, en la bajada de línea, su título era Diario semanal aparece cada mes. Tenía como una cosa como de juego de palabras.
Y después de eso, termina en el colegio Liceo de Cervantes, que era un colegio pro hispanista. Que en los años 30 y los años 40, ser pro hispanista era ser pro franquista. Entonces Camilo Torres se ha formado en colegios pro nazis y pro franquistas. Evidentemente no hay nada ahí de izquierda.
Y cuando termina la secundaria, tiene que decidir por una de las cuatro carreras que en esa época llevaban a doctorarse. Él descarta la medicina, su abuelo materno, su abuelo paterno, su padre y uno de sus hermanos eran médicos. Él decide no seguir con la tradición familiar, no le interesa la arquitectura, y lo único que más o menos le llama la atención es el derecho y entra a estudiar la abogacía. E
Entre sus compañeros de abogacía está (Gabriel) García Márquez, pero Camilo pierde el interés por el derecho, funda ese redactor de una página de periódico, se llamó la página universitaria, en la cual se publica el primer poema de García Márquez.
Y él ya está en contacto con una misión de frailes franceses, dominicos, que tiene una visión del cristianismo que a él le parece muy interesante. Le llama Cristianismo científico, como un cristianismo con explicación, y que además le plantea la idea de que lo más importante no es ir a misa o pecar o no pecar, sino amar al prójimo. Dice, no importa, si usted ama a su prójimo, ya está, eso es lo que está bien. Entonces a eso le llama primacía del amor, y él dice, hay un cura que tiene un cristianismo científico que le da prioridad al amor. Dice, esto es lo mío, yo quiero ser un profesional del amor, dice él, y ahí decide irse con esos curas, pero su mamá y su papá son anticlericales, y no están de acuerdo, entonces se opone y termina negociando Entra al seminario mayor de Bogotá, se ordena sacerdote, y después va a estudiar ciencias sociales a Lovaina. Estudia entre 1954 y 1958, aprovecha y ve las experiencias, algunas experiencias del otro lado de la cortina de hierro.
Visita, por ejemplo, todo el tema del control obrero en Yugoslavia, de Tito, le llama mucho la atención ese modelo. Ve que todos los jóvenes tienen garantizados sus derechos, pero a la vez, ven que como que el comunismo tradicional tenía un techo que era muy chato, que impedía a veces como la felicidad, el desarrollo de los sueños de las personas.
Pero lo que más le llama la atención es la mística. A la vuelta, por los países socialistas, le escribió un compañero del seminario y le dice, si nosotros los cristianos tuviéramos la mitad de la mística de los marxistas, este mundo sería mucho más digno de vivir.
Después de esa experiencia en México, que es una experiencia que para él es como muy renovadora, pasa tres meses en Estados Unidos haciendo como una pequeña estancia en la Universidad de Minnesota y regresa a Colombia a principios de febrero de 1959. El primer de enero había triunfado la revolución cubana y él llega como primero como capellán auxiliar de la Universidad Nacional y luego funda con Fals Borda, con Orlando Fals Borda, la carrera de sociología.
Lo que va a pasar de ahí es año 59, Camilo Torres cae en combate en 1966. Es una carrera vertiginosa en donde ella trae una teoría y trae unas ideas renovadas del cristianismo. Primero se va a enfrentar a las ideas tradicionales conservadoras católicas de su tiempo.
Y lo segundo es que va a ir descubriendo poco a poco por diferentes vías que las categorías que él ha aprendido de la sociología no son aplicables todas a Colombia. Esa teoría del orden, del desarrollo, del progreso no sirven para un país que está desordenado, que está atrasado, que está sometido. Entonces no puede explicar esa realidad con las categorías que tiene.
Pero además, ¿de qué le sirve explicarlo si la gente está sufriendo?. Entonces comienza a trabajar en un proceso lento, de la mano de Fals Borda o junto a Fals Borda, en tratar de comprender los problemas con la gente. Entonces comienza a desarrollar una cierta teoría social implícita de compromiso con la gente, de abrir la frontera de la universidad. Hoy en día está muy en boga lo que se llama la Extensión Universitaria Crítica, con el doctor Humberto Tomasino del Uruguay, pero en esa época no existía nada de eso, no era necesario ponerle etiquetas.
Los estudiantes, varios de los que yo he entrevistado me decían, nosotros íbamos a la universidad de lunes a viernes y los sábados a las 7 de la mañana estaba el omnibus de la universidad que nos llevaba a los barrios populares y trabajábamos sábados y domingos. Y en ese proceso Camilo Torres descubre el pueblo y a lo largo de esos años, del 60 al 64, él comienza a ser educado por su pueblo.
Y en ese proceso de educación cambia la perspectiva, cambia su marco teórico que él creía que era suficiente con sensibilizar a las élites. Después se da cuenta que eso no es suficiente, que lo que hay que hacer es acompañar la organización popular. Entonces se va para el otro lado y en ese proceso ya se da cuenta que sus posiciones, su prestigio y todas sus condiciones, hay que ponerlas al servicio de las luchas populares.
Y en medio de esas tensiones con la élite, abandona los hábitos, fundó un movimiento político llamado el Frente Unido del Pueblo, que es el movimiento de masas más importante del siglo XX después del movimiento de Jorge Eliécer Gaitán, funda un movimiento político de masas, recibe presiones y él en lugar de irse al exterior, decide quedarse en la lucha política y después por diferentes factores termina vinculado al Ejército de Liberación Nacional. Lleva a la radicalidad al extremo, de poner en riesgo su vida, la radicalidad de sus ideas.
Un ejercicio de coherencia extrema que además es lo que me parece interesante, es un hombre que no renuncia, pero tampoco lo hace por ambición, porque todo lo que atraviesa su obra, él le pone un nombre y es «amor eficaz». ¿Cómo hacemos para que la gente se ame eficazmente?.
-Casi esa perspectiva leninista de si tienes grandes sueños, ve cómo los comienza a construir ahora, Y te quisiera preguntar también respecto a este tránsito a la guerrilla, cuáles son las causas que lo explican. Muchas veces conversando con militantes colombianos, o revisando las historias llegan a que la represión que se vivía en las ciudades muchas veces termina con las personas enmontañadas, por ejemplo. Entonces, tú ahí en el libro tratas de siete proposiciones que podrían explicar, en algún caso tienen alguna interdependencia, dialogan entre sí, cuáles son esos elementos que tú podrías decirnos que sintetizan las razones por las cuales Camilo Torres decide entrar al ELN. ¿Y por qué también al ELN y no a la FARC? Por ejemplo, que era una organización que paralelamente se estaba desarrollando, incluso en ese momento podría decir que la FARC tenía mayor enraizamiento popular.
Sí, bueno, en realidad cuando yo ve los estudios de los intelectuales y los investigadores que han reflexionado sobre la práctica de Camilo, terminan tomando como criterios muy unívocos, y yo creo que nadie, ninguno de nosotros ni de nosotras en la vida tomamos decisiones por una sola causa. Cuando yo decido enamorarme, irme a vivir con alguien, elijo no solo porque me gusta, sino quizá también porque en ese momento la economía me dice que compartamos los gastos, o porque resulta que es una posibilidad para acceder a una beca o un préstamo. No quiere decir que una cosa anule la otra, sino que a veces se complementa.
Y han ido como posiciones unos estudiosos, más de derecha, han dicho que Camilo se fue a la guerrilla por frustración de la política tradicional. Los más izquierdistas, radicales, han dicho que Camilo se fue a la guerrilla porque era un tipo totalmente coherente. Y así hay como expresiones de análisis distintos.
Cuando yo las veo y junto todo digo, es que no se trata de una cosa u otra. Evidentemente Camilo estaba, él había dicho que había que ir a luchar hasta las últimas consecuencias. Como había decidido eso, cuando se fue a la guerrilla, eso habla muy bien de él, porque había una relación entre lo que decía y lo que hacía.
Evidentemente él apostó mucho a que las izquierdas dejaran sus mezquindades y se pusieran de acuerdo en un programa de transformaciones reales y dejaran las disquisiciones ideológicas, y lo que pasó fue que hubo mucho canibalismo interno. Eso también le generó una frustración y seguramente por eso también se fue a la guerrilla.
Algunos dicen que su madre tenía como una tendencia a la depresión y que él mismo también vivía de alguna manera como muy intensamente en la realidad y necesitaba como ciertas distancias cada cierto tiempo. Así que también puede ser un elemento humano, personal, decir, bueno, del desencanto irse un poco como al convento de la montaña, como una buena alternativa. Pero también hay que verlo en la época.
Jacques Le Goff dice que las personas se parecen a sus padres y a sus madres, pero se parecen más a su tiempo que a sus padres y a sus madres. En ese sentido, el sino de la época era el de la lucha armada. No había una alternativa distinta para otras transformaciones. Si Camilo hubiera vivido cinco años más y hubiera visto el triunfo de (Salvador) Allende, la vida democrática, tal vez hubiera dicho, bueno, por aquí también se puede eso, pero en ese momento no había eso. Entonces creo que en la lucha armada él llega a la convicción de que es la única salida, una convicción racional como investigador, no como un hecho impulsivo.
Y lo otro es que está convencido del método y cuando él antes de irse a la guerrilla al monte, de vincularse como guerrillero rural, él ya había tenido una reunión con los comandantes del ELN y se había integrado formalmente al ELN, al Ejército de Liberación Nacional. Se había integrado como guerrillero urbano. Y ahí había acogido las tesis del ELN como tesis propias.
Y al acogerlo, él entra como militante, tiene un jefe, y el acuerdo que tienen es, si la cosa se pone difícil, usted se viene para acá. Entonces es otro elemento es disciplina militante. Se puso difícil la situación, a mí me toca irme, el jefe dice, hay que volver, él va.
Entonces hay como todos estos factores que no son nunca unívocos. Ahora, ¿cuál es el que tiró del carro de todos los demás? Y eso es hacer historia contra fáctica, solamente habría que estar adentro del cuerpo de Camilo Torres para saberlo.
La otra pregunta es, ¿por qué eligió el ELN y no las FARC? Yo creo que hay varias razones que lo explican. Él mismo en su proclama, el pueblo colombiano, explica. Primero, el ELN nace como una guerrilla plural, con una visión latinoamericanista, con una impronta liberacionista, Ejército de Liberación Nacional. Y esa idea de los liberacionista lo convoca. En los primeros documentos del ELN, el ELN dice, vamos a unir al pueblo sin distinciones de colores, de partidos, vamos a unir al pueblo a partir de sus propias necesidades materiales. Camilo Torres hablaba de la unidad, entonces como que ese discurso también lo convoca.
Las FARC eran una derivación, una articulación de comunistas o liberales, pero eran solo los comunistas. No era una convocatoria plural. El ELN no era algo univoco. Entonces esa idea de lo plural es algo que a él le llama mucho la atención.
Y después, lo que está claro por sus propios documentos y por su propia vida, es que él en esa reunión que tiene con los jefes del ELN, él hace un acuerdo, y así como él acoge las tesis del ELN, el ELN acoge las tesis del Frente Unido, que es un movimiento político.
Entonces ahí también es un producto de la identidad política entre los dos programas. Y eso es a mí lo que me hace pensar que es un intelectual orgánico integral. Jean Marc Piotte, que es un estudioso de la obra de Gramsci, dice que la idea del intelectual es el que organiza la hegemonía, el que organiza la economía, el que organiza la política, pero también es el que organiza el ejército, el que organiza la coerción.
Muchos, hemos tenido muchos intelectuales orgánicos, pero no dan el paso de la organización de la coerción. Camilo Torres da el paso a la organización de la coerción en el sentido de que toma la decisión de irse a la montaña, a ser parte y organizar un ejército. Entonces ese es como un signo distintivo.
De hecho, creo que en América Latina los dos símbolos de eso son el Che Guevara y Camilo Torres, que además solamente los separan poquitos años entre el nacimiento y su muerte.
A continuación puedes ver el segundo episodio de la segunda temporada de Podcastpitalismo:

