Tras la abdicación del Rey de España

Se destapa la olla: Una sucesión pactada

El espejismo de una inminente tercera república se ha esfumado tan rápido como apareció en las mentes de muchos de los españoles que recibieron la noticia de la abdicación del todavía Rey Juan Carlos de Borbón con la esperanza de un referéndum vinculante

Por CVN

04/06/2014

Publicado en

Mundo / Política

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p_04_06_2014El espejismo de una inminente tercera república se ha esfumado tan rápido como apareció en las mentes de muchos de los españoles que recibieron la noticia de la abdicación del todavía Rey Juan Carlos de Borbón con la esperanza de un referéndum vinculante.

De la misma manera que tras la muerte de Franco, cuyo régimen imperó en el país desde 1939 hasta 1975, esta vez también parece estar “todo atado y bien atado”, frase que pronunció el dictador refiriéndose al nombramiento del actual Rey y a una serie de ideas políticas que cristalizarían en el proceso conocido como transición tras su muerte.

En efecto, la quimera de una España republicana y de una ruptura definitiva con la herencia del dictador ha sido vista y no vista.

Ayer, a primera hora de la mañana, el Consejo de Ministros aprobaba en reunión extraordinaria un proyecto de ley orgánica para regular la abdicación, que cuenta con un artículo y una disposición final únicos para hacer efectiva la renuncia a la corona.

Ni siquiera las posibles enmiendas que pudieran presentar los partidos políticos serían sometidas al trámite habitual y se debatirían durante la misma discusión de la ley, ya que se ha dado al texto procedimiento de urgencia y lectura única, lo que en la práctica, y tras su más que presumible aprobación por el Congreso y Senado, se materializará en la proclamación de Felipe VI como nuevo Rey de España, previsiblemente para el día 18 de este mismo mes.

Parece que no quieren siquiera que el pueblo pueda digerir la idea de la posible convocación de una consulta popular. En efecto, es tangible el hecho de que la abdicación está preparada desde hace meses y que se ha aprovechado la mayoría absoluta de la que goza actualmente el Partido Popular (PP)  para hacer efectiva la sucesión tan pronto como sea posible.

Pero la gran venta de principios durante este proceso la ha protagonizado el Partido Socialista de España (PSOE), segundo partido mayoritario del país, considerando de centro-izquierda y “co-propietario” de la voz del pueblo junto con el PP en la práctica bipartidista de alternancia política que el país ha mantenido desde los años 80 gracias, entre otras cosas, al sistema de circunscripción múltiple que marca la actual ley electoral.

El PSOE, que según sus principios políticos mantiene una tradición republicana, se ha sacudido la culpa alegando su prestación de servicios a la democracia. Alfredo Pérez Rubalcaba, líder de los socialistas, que dejará el cargo a finales de julio y que, según fuentes cercanas, ha postergado su decisión para asegurar el apoyo a la sucesión monárquica del grupo político, ha aseverado que su partido no va a romper el consenso constitucional que ha procurado “una larga historia de estabilidad y de progreso en España”.

Las voces disonantes entre los socialistas no se han hecho esperar y han llegado de la mano de las juventudes, pero también de las federaciones territoriales. Ayer mismo, el diputado socialista por Baleares Guillem García Gasulla pidió a su grupo parlamentario que votaran con libertad la ley que regulará la abdicación. A través de su cuenta personal en Twitter subrayaba: «El reconocimiento del valor de Juan Carlos durante la época de la transición no debe ocultar que la Monarquía junto con el Concordato son una herencia de Franco».

Por su parte, el secretario general de los socialistas en el País Vasco, Ximo Puig, ha defendido una reforma de la Constitución en la que “cada generación pueda decidir qué modelo de sociedad quiere”.

El resto de partidarios de celebrar un referéndum se encuentran en las filas de la izquierda, Izquierda Unida, Podemos, Equo, ERC, Bildu y Anova, entre otros.
Pero estas voces disonantes parecen insignificantes al lado de un Gobierno que cuenta con mayoría absoluta y que espera contar con el respaldo del PSOE, UPyD, y de los representantes de Coalición Canaria, UPN y Foro Asturias.

El pueblo pide la palabra

José Jordán / El País

Desde el anuncio de la abdicación, las calles y el centro neurálgico del 15-M en la capital del país, la plaza de la Puerta del Sol, se han llenado de gente que clamaba por la libertad del pueblo a decidir al grito de “No hay dos sin tres, República otra vez”, “España, mañana, será republicana”, Los borbones a los tiburones” y otros tantos que no solo se han repetido en Madrid, sino a lo largo de todas las ciudades de la nación que ondeaban sus protestas al viento de la tricolor.

Como era de esperar las manifestaciones no han estado exentas de un enorme despliegue policial que ha tratado de que generaran el menor ruido posible llenando los aledaños con decenas de unidades policiales.

Pero el hambre de libertad no se para con balines de goma ni con furgones blindados. En un país inmerso en una crisis económica y democrática, la fuerza bruta no es suficiente para acallar las voces que claman por la dignidad de un pueblo que no se resigna a seguir siendo más tiempo menor de edad.

Por A. Vallés

El Ciudadano

Imagen: Josetxo Ezcurra

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