Theresa May: ¿Una nueva «dama de hierro» para el Reino Unido?

Theresa May se convertirá este miércoles en la siguiente primera ministra británica, luego de que Andrea Leadsom, quien la sucedía como favorita, abandonara la carrera electoral del partido Conservador por reemplazar a David Cameron.

Antes de lo esperado, Graham Brady, dirigente del comité de conservadores del Parlamento, señalaba que May será confirmada formalmente como la nueva líder del partido Conservador y primera ministra designada. May será la segunda mujer en la historia del Reino Unido en ser primera ministra, después de que Margaret Thatcher asumió su mandato en 1979.

Theresa May, quien actualmente es ministra de Interior, apoyó la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea durante la campaña previa al referéndum. Sin embargo se especula que con el fin de pavimentar su camino al liderazgo, la también parlamentaria por Maidenhead ha minimizado su previo compromiso con la causa, quitando su apoyo a los intentos por evitar que el brexit se haga efectivo, informa The Independent.

May ha sido la ministra que más tiempo ha ejercido en el Interior, con un período de seis años hasta la fecha. En este tiempo ha reformado a la institución de la policía, endurecido las políticas anti drogas y reforzado las medidas de vigilancia mediante un sistema de recolección de datos desde los equipos de todos los usuarios de Internet; una ley conocida informalmente en el país como snooper’s charter.

Es conocida por su estricto enfoque sobre la inmigración y ha elaborado algunas de las políticas más duras relativas a este tema en los últimos años. Este año, May introdujo una norma que limita la cantidad de ciudadanos no pertenecientes a la UE que pueden calificar para vivir y trabajar en Reino Unido. La medida incluye la condición de que aquellos que llegan en busca de empleo deben ganar un mínimo de 35 mil libras al año.

Conocida por su comportamiento inflexible, racional e implacable, Theresa May es vista dentro del partido Conservador como una persona confiable, destacándose por tomar decisiones de manera cuidadosa y meticulosa.

Sin embargo, la secretaria de Estado actualmente está enfrentando una investigación de un tribunal de inmigración, la que señala que se basó en meros rumores para deportar a miles de estudiantes extranjeros, acusados de haber hecho trampa en un examen de inglés, informa The Independent.

El diario The Guardian sugiere una comparación con Thatcher, por su carácter firme y enfoque inflexible, pero recalca que, más allá de las potenciales similitudes entre ambas manatarias, May ha construido su propio perfil e imagen en la carrera política como una persona seria y rígida, «una niña buena» en su etapa de estudiante; típica hija de ministro religioso anglicano –fiel asistente a misa–, con fuertes propósitos morales y necesidad de controlar.

La parlamentaria es conocida por exigir total lealtad, por una reticencia a delegar y una necesidad por saber exactamente qué es lo que están haciendo sus colaboradores, analizando cada detalle de las decisiones a tomar. Un estilo de microgestión que no es posible llevar a la conducción de todo un Gobierno, publica el diario británico.

También la describen como una mujer sensata, muy hábil en el diálogo y las negociaciones; capaz de atender buenos argumentos y cambiar de opinión si éstos son convincentes. Su lealtad para con el género le ha valido el respeto entre sus colegas políticas. Anna Soubry, ministra de la pequeña empresa, señala que May ha construido una «correcta hermandad entre mujeres» dentro del partido Conservador.

Pero la hermandad con el género no garantiza progresismo. Theresa May no se ha caracterizado por votar a favor de los derechos homosexuales. En 1998 se opuso a equiparar la edad de consentimiento para el sexo gay. También se opuso a la adopción homoparental y en una ocasión no asistió a la votación por el Acta de Reconocimiento de Género.

«Brexit significa brexit y de eso vamos a hacer un éxito», dijo la parlamentaria en su discurso de agradecimiento por el anuncio de su próximo cargo, pero entre la crisis de liderazgo de los últimos meses en Gran Bretaña, no se ha visto una clara exposición del punto de vista de May sobre el brexit, especialmente sobre la inmigración, su arista más importante y contingente.

Como secretaria de Estado ha sido fervientemente opositora a la detención por sospecha, por favorecer la discriminación contra los jóvenes negros, pero al mismo tiempo ha tenido una visión muy dura sobre los inmigrantes. Por ejemplo cuando el año pasado, en una conferencia del partido, estableció sin titubeos que los niveles actuales de inmigrantes en el Reino Unido no concordaban con los intereses del país.

Algunos miembros del parlamento se preguntan cómo la primera ministra podrá reconciliar visiones en aparente conflicto. Su actual discurso no escatima en consideración con los trabajadores y ciudadanos comunes, pero varias de las medidas que se han tomado durante sus seis años como ministra y legisladora, han contribuido a aumentar la brecha entre las personas y los políticos, y han minado aún más la confianza en estos últimos.

El Ciudadano