La Ley de 40 Horas volvió a instalarse en el centro del debate presidencial, esta vez no por sus avances, sino por las señales de retroceso que empiezan a aparecer desde el sector de José Antonio Kast. Durante el debate organizado por ARCHI este martes, el candidato republicano fue consultado de manera directa sobre si revisaría la norma que reduce gradualmente la jornada laboral semanal de 45 a 40 horas en caso de ser electo. Su respuesta, lejos de despejar dudas, abrió más preguntas: ante la insistencia de los periodistas, Kast evitó comprometerse con su continuidad y zanjó el tema con un escueto “vea cómo la votamos”.
La frase no pasó inadvertida. La Ley de 40 Horas es una reforma en marcha, aprobada democráticamente en el Congreso, pensada para que trabajadores y trabajadoras tengan más tiempo para sus familias y una mejor calidad de vida. Por eso, que un candidato presidencial eluda confirmar su respaldo resulta relevante: implica que, si llega al gobierno, el respeto a una conquista laboral que ya comenzó a regir podría quedar sujeto a “revisión”.
Las dudas aumentan porque no se trata de un hecho aislado. En los últimos días, desde el Partido Republicano también se han escuchado críticas abiertas a la reforma. El diputado José Meza, figura del mismo sector político de Kast, cuestionó la utilidad de reducir la jornada y sostuvo que salir antes del trabajo sería solo para “encerrarse”, relativizando el sentido social de la medida. Ese tipo de declaraciones demuestran que la Ley de 40 Horas es vista como algo que podría frenarse o modificarse desde una eventual administración republicana.
Así, el debate no quedó solo en una frase. Lo que se instala es una señal política clara: mientras la reforma avanza y miles de personas ya comienzan a ver reducida su jornada, el candidato de ultraderecha evita comprometer su continuidad y se escuda en el historial de votación de su sector, justamente uno de los que se opuso cuando la ley se discutió en el Congreso.
En una elección marcada por el costo de la vida y la tensión entre avances sociales y eventuales retrocesos, la discusión sobre las 40 horas toca algo muy concreto: más tiempo para vivir. Y por eso, para muchos trabajadores, la pregunta sigue abierta después de ARCHI: ¿la ley se respeta y se completa, o se pone en duda desde La Moneda?.

