Democracia radical y deseos de El Ciudadano para 2023

Ser honorables en palabra y en política es un alto acto de consecuencia, donde la palabra para hacer política a veces debe torcerse para que el objetivo no se pierda y abordarlo de otro ángulo, para regresar al centro del asunto

Por Director

01/01/2023

Publicado en

Chile / Editorial / Portada

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Ser honorables en palabra y en política es un alto acto de consecuencia, donde la palabra para hacer política a veces debe torcerse para que el objetivo no se pierda y abordarlo de otro ángulo, para regresar al centro del asunto.

Y si en el centro está la democracia, hágase ésta viva profundamente. Seremos los radicales de la democracia, con tal de que el poder regrese al soberano hecho texto base, piedra angular de transformación que en la consagración de derechos humanos claves ponga pilares claves en las siguientes materias tras su debida participación ciudadana.

Respeto y cuidado al prójimo, vida y biodiversidad, vivienda, nuestra alimentación, la educación, la no violencia, salud, deporte, comunicaciones, trabajo y economía, sustentando con pilares del financiamiento el programa para la nación y su bienestar, asociado a una reforma tributaria y algunas concesiones con administración conjunta del Estado, privados (individuos) y asociaciones de  personas, que quieran participar para un futuro próspero para la década.

Si hay que tejer puentes, que sean sólidos.

La transformación del capitalismo salvaje, está en curso. Y es tan perverso, que llega al extremo de provocar guerras para apoderarse de recursos naturales por el mundo, para luego hacerse del control del Estado y sus aparatos, mediante la destrucción de éste con mecanismos de privatización extrema, corrupción de la clase política, hasta reducirlo a su mínima expresión. La evidencia constatada nos pone desafíos para un nuevo equilibrio.

Debemos estar atentos en momentos de reconversión del capitalismo como lo hemos conocido hasta ahora. Donde lo que se discute es cómo ese capitalismo se hace menos tóxico y cómo el monetarismo tradicional se acopla a la digitalización.

A los amo del capital, podemos decirles que aquí estamos los radicales democráticos, que vinimos para quedarnos en la política, no solo con el fin de que la torta se reparta bien.

El modelo está agotado y mientras no nazca una nuevo, potenciaremos microexperiencias con praxis que den cuenta de que realmente otro mundo es posible.

El modelo en curso ya no es beneficioso ni para ellos ni para nuestro planeta.

Por eso, una vez tomado el poder de la institucionalidad por vía democrática, impulsaremos transformaciones con criterio de realidad.

No queremos quedar como los idealistas y poetas soñadores, queremos dejar obras para la presente y futuras generaciones.

Otro deseo no menor es acabar en el mediano plazo con la guerra, mediante la promoción de la profunda democracia, los derechos humanos y  la no violencia, en nuestro actuar militante.

Impulsaremos consultas al pueblo en dónde sea urgente y que también el mismo pueblo tenga facultad, juntando firmas suficientes, de obligar a la institucionalidad a discutir de alguna materia por orden del soberano pueblo reunido para un fin justo.

Todo aquel, individuo o asociación criminal privada o estatal, que no cese guerra como tal contra el pueblo reunido democráticamente, a tribunal, pues la guerra contra los pueblos ha de ser erradicada de la faz de la Tierra para detener la destrucción de nuestra especie.

El mundo está convulso y debemos traer paz.

A la OTAN deben ponérsele límites. No puede continuar desplegándose por toda Europa para llegar hasta China y continuar cercando a Rusia por Georgia y otros frentes. Las consecuencias de su accionar en Ucrania nos han llevado a una catástrofe y la respuesta provocada del imperio ruso, que decidió ir por la conquista militar en vez de una conquista democrática, nos duele.

Es importante preguntarnos. ¿Qué tienen que hacer barcos militares estadounidenses en el océano Pacífico, por Japón, submarinos norteamericanos mirando a China, qué tienen que hacer naves norteamericanas en el mar Negro, qué tienen que hacer bases militares norteamericanas en Latinoamérica?

Si aquellas superpotencias quieren ser parte de Chile, de Latinoamérica, de otros territorios en esta nueva etapa de la humanidad, la forma no es con bases militares.

Vengan a hacer negocios, sí, traigan cultura para compartirla con la nuestra sin venir a aplastar la originaria, sí, compartamos y hagamos comuna productiva para la no violencia desde nuestros barrios, sí.

Que al modelo destructor de sociedades que se ha venido expandiendo de norte a sur, de occidente a oriente, como operación asociada al narcotráfico, que ha contaminado izquierdas y derechas latinoamericanas, militares, barrios y familias, policías e institucionalidad, se le debe poner atajo.

Úsese la inteligencia para desenmascarar a cualquier banda de asociación criminal, sea estatal, militar o del ámbito que fuese, conformando asociaciones ilícitas.

Nuestra decisión de quedarnos en la política y en las comunicaciones, fue tomada hace ya bastante tiempo, ahora a actuar con la responsabilidad e inteligencia necesaria para que el programa transformador en esta etapa logre avanzar y no se estanque por ser maximalista.

Por Bruno Sommer

Fundador El Ciudadano

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