Una crónica sobre el trabajo infantil en Argentina

“¿La OIT quiere protegernos o protegerse de nosotros?”

La pregunta es de Rodrigo, que tiene 13 años y trabaja en el campo. Es delegado del Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores (MOLACNNATS) y junto a otras organizaciones de chicos trabajadores, montaron el jueves una protesta contra la OIT en Buenos Aires.

Por Patricio Torres Díaz

Marcha.org.ar

La pregunta es de Rodrigo, que tiene 13 años y trabaja en el campo. Es delegado del Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores (MOLACNNATS) y junto a otras organizaciones locales de chicos trabajadores montaron el jueves una protesta contra la OIT, que impidió su participación en la Cuarta Conferencia Mundial para la Erradicación Sostenida del Trabajo Infantil que se desarrolló en La Rural.

De acuerdo a los últimos datos difundidos por UNICEF, hay 715.484 chicos de entre 5 y 15 años que trabajan en Argentina. De cara al sol y frente al Congreso, 64 de ellos, chicos y chicas organizadas, bailan, gritan, protestan, se hablan, se conocen, se encuentran. Vienen desde Lanús, San Martín, Isidro Casanova, La Plata y hasta de Paraguay. Forman un círculo, se ven las caras.

Pasan personas que miran, que no entienden, que no saben: ¿Qué hacen estos pibes? ¿Qué quieren? “Somos chicxs del pueblo y luchamos por nuestros derechos” dice una bandera al lado de otra que advierte que “Sin feminismo no hay socialismo y sin lxs pibxs no hay Revolución”.

Están en la Plaza de los dos Congresos porque no pueden estar en La Rural, donde se desarrolla la Cuarta Conferencia Mundial para la Erradicación Sostenida del Trabajo Infantil de la Organización Internacional del Trabajo, que depende de las Naciones Unidas. Estos chicos que ahora cantan en ronda quisieron participar de la Conferencia dado que son parte más que interesada en la cuestión: son chicos trabajadores. En kioskos, en el campo, en la calle, en ferias, en sus casas. No los dejaron.

Una de las organizaciones convocantes, el Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores (MOLACNATS) había enviado la solicitud en tiempo y forma, pero desde la OIT argumentaron que “por razones de seguridad” no se permitía el ingreso de menores de 18 años.

“La OIT confunde el trabajo digno con la explotación: en muchas culturas el trabajo desde la infancia es una forma de aprendizaje y un vínculo comunitario, absolutamente lo contrario a la explotación. Un ejemplo de esto son los Pueblos Indígenas de América Latina; lo que debería hacer la OIT es encargarse de proteger a los niños y adolescentes”, critican desde MOLACNATS.

También ponen el foco en el artículo 32 de la Convención de los Derechos del Niño (para la que -vale aclarar-, tampoco se consultó a ninguno), que no prohíbe el trabajo infantil, sino que insta a los Estados a proteger a los chicos de la explotación.

La protesta  -bautizada por los chicos como “Gritazo”- incluye una puesta de teatro ciego, en la que los chicos recrean situaciones que refieren al adultocentrismo en cuestiones relativas a la educación, el género y la política. Estampan remeras y juegan al fútbol. Se ríen.

Triana tiene 10 años, pertenece a la Fundación Che Pibe y le cuenta a sus compañeros que trabaja en su casa, cuando su mamá no está. Kiara, de 12, mirando a los demás, dice que “todos somos pibes de barrio”. Rodrigo pregunta al micrófono, bajo la atenta mirada del resto, si la OIT quiere protegerlos o si en realidad quiere protegerse de ellos. Habla serio y pausado. Tiene 13 y trabaja en el campo. “Es preciso diferenciar entre el trabajo digno de los niños y la explotación infantil”, sigue. “Para nosotros, trabajar desde niños y en forma comunitaria es el modo que tenemos de aprender a vincularnos”.

“El Gritazo es la demostración de que nunca más los chicos y chicas deben ser excluidos de la discusión y definición de los temas que les afectan. Es una fuerte denuncia del carácter hipócrita y criminalizante de la falsa lucha que libra la OIT contra el trabajo infantil. Su accionar en lugar de proteger a los chicos, se vuelve contra ellos”, explica Santiago Morales, referente de La Miguelito Pepe, una de las organizaciones convocantes junto a la Asamblea Revelde (integrada únicamente por chicos y chicas de entre 9 y 16 años), el MOLACNNATS, la Corriente Popular Juana Azurduy, Casanova en Movimiento, la Coordinadora Niñeces, Juventudes y Territorios, Sembrando Rebeldías y la Fundación Che Pibe.

Se desconcentran los chicos, se van cantando:

Che, OIT/Le prohibiste a los pibes trabajar como querían

Y ahora, de grandes/los explotan y los matan y nos dicen que los cuidan

Vos sabés que el problema/es la desigualdad

“¡Vayan a laburar, vagos!”, les grita un motoquero que pasa por la avenida Entre Ríos.

Si supiera…

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