Entrevista

Raúl Sohr: Estados Unidos contribuyó al surgimiento del yihadismo

A un mes de los atentados en Paris que pusieron en la agenda mundial los conflictos en Medio Oriente y al terrorismo yihadista, exponemos segunda parte de entrevista al sociólogo, periodista y analista internacional, Raúl Sohr, autor de El terrorismo yihadista, en donde se profundizan estas materias.

Por paulwalder

15/12/2015

Publicado en

Mundo / Oriente Medio / Portada

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estado islamico“Para Europa el conflicto en Medio Oriente pasó a ser clave básicamente con la llegada del flujo de refugiados e inmigrantes este 2015… ahí comenzaron a tomar el tema en serio. Y se volvió un tema urgente luego de los atentados del viernes 13 de noviembre en Paris”, señala Sohr.

 

El analista estima que uno de los protagonistas centrales en este conflicto es Estados Unidos “que se involucró fuertemente en la región luego de los atentados de las torres gemelas”.

 

En la entrevista Sohr sostiene que con la invasión a Afganistán este país “se convierte en la cuna del Yihadismo”.

 

Agrega: “Allí estos grupos profundizan su conocimiento militar, se foguean en la guerra; Adquieren vínculo de sangre y lágrima, y se genera el núcleo duro que está detrás del fenómeno de terrorismo yihadista actual. Ahí nace Al Qaeda y de Al Qaeda nace el Estado Islámico (EI). De manera que el origen del verdadero Frankenstein –del Yihadismo- se remonta a Afganistán”, concluye el experto.

 

Por lo anterior, señala que Estados Unidos fue instrumental al surgimiento de terrorismo yihadista “incluso antes de su invasión a Afganistán, con su apoyo a los Muyahidines, en el seno de los cuales surgió Al Qaeda”.

 

Añade Sohr: “ya sabemos como continúa la historia: Estados Unidos invade Irak, termina por demoler un estado que es frágil, que se mantenía bajo la mano dura de Sadam Husein, viene esta guerra civil entre sunnitas y chiitas. Entre los sunnitas iraquíes emerge el Estado Islámico, que finalmente se va a expandir a Siria”.

 

Sohr señala que la inconsecuencia de Occidente en el Medio Oriente “es inaudita”, no sólo por el apoyo que dan a dictaduras como las de Arabia Saudita. “Francia acaba de vender su avión más moderno, el Raphale, en la primera venta que hace de este avión, que es poderosísimo. Y bueno, Egipto es una dictadura militar por donde se la mire, que ha llegado al poder en forma cruenta, en una acción que causó miles de bajas. La policía secreta hace redadas permanentes, la tortura es algo común. Y Francia le vende armamento de primera línea…  Estados Unidos, por su parte, ha restablecido la cooperación militar con El Cairo. Entonces no hay ninguna coherencia entre las políticas que aplica Occidente y los principios que proclama”.

 

Ojo con las narrativas occidentales

 

El analista internacional señala que hay que tener cuidado con las narrativas occidentales, las que en su parecer a veces no coinciden con lo que está pasando en el terreno. “Un ejemplo de esto es el tema de la ‘Primavera Árabe’: Cuando comenzó –en 2010- se dijo que esto era una lucha por la democracia. Y que eran los demócratas árabes los que la impulsaban. Sin embargo, la Primavera Árabe era, ante todo, un movimiento en rechazo a las malas condiciones de vida que existían en distintos países, incluido Siria, que había pasado cuatro años de una sequía que derivó en muy malos resultados agrícolas. Entonces había malestar directo de la población contra su gobierno.

 

“Lo mismo pasaba en Egipto, en que los precios de los alimentos subieron en forma desmedida, lo que es grave si se considera que el 40% de los egipcios gasta el 80% de sus ingresos en alimentación. Esta masa quiere cambios, pero no busca más democracia, y eso se ve apenas hubo elecciones en Egipto, en que la Hermandad Musulmana arrasó y el segundo partido más votado era un partido aún más duro en su islamismo que la Hermandad. Si en Siria hubiera hoy elecciones, no me cabe duda que los islamismos, en sus distintos colores, arrasarían en las elecciones y no serían fuerzas democráticas las que ganarían. La fuerza de estos grupos se ve en la composición de la resistencia.

 

Los que luchan contra Bashar Al Assad son islamistas, en su gran mayoría. Y los esfuerzos de Estados  Unidos por apoyar y auspiciar a grupos de vocación democrática, que son absolutamente minoritarios, han resultado ineficaces. Eso en cuanto a la narrativa de la Primavera Árabe”.

 

A mayor abundamiento, Sohr señala:

 

“Respecto a la narrativa de cómo se financia el Estado Islámico (EI) y respecto de cuáles son sus objetivos, yo creo que las versiones deben ser tomados con mucha precaución. Porque así como se hace con las FARC que se presentó como una fuerza de narcotraficantes y bandidos, sin ningún contenido ideológico ni político, simplemente como unos gansters que operan y ocupan territorios, lo que no coincidía con la realidad, porque las Farc son un movimiento fundamentalmente campesino, que tiene reivindicaciones sobre la tierra, actividades que por cierto se mezclan con actividades de narcotráfico, pero eso ocurre en muchas partes… todas las guerras se financian con drogas allí donde hay drogas. Eso ocurrió en Pakistán, en el sudeste asiático, en todos lados.

 

“Lo mismo ahora: tratan de presentar al EI como un grupo que no es realmente un grupo religioso, con la pureza que señalan, sino que son una suerte de sinvergüenzas que se apoderan de regiones, que explotan el petróleo y que se enriquecen. A mí no me parece que ese sea el caso, hasta donde conozco al Estado Islámico, son gente muy comprometida con una visión  totalitaria, con un imaginario y una utopía dogmática, intransigente, absolutamente inflexibles, y con rasgos de crueldad notorios, pero eso no les quita la autenticidad de su motivación.

 

Porque ellos no están luchando por enriquecerse: porque nadie que lucha por enriquecerse, lucha con esa determinación y con el espíritu kamikaze que lo hacen ellos”.

 

 

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