Latinoamérica y diversidad

Brasil: mujeres afrodescendientes marcharon en las calles por el fin del racismo y la desigualdad

En Brasil, ser mujer y negra significa trabajar más, cobrar menos y ver limitadas las oportunidades en el mercado laboral. De media, el salario mensual de una mujer afrodescendiente en Brasil es casi 500 dólares menor que el sueldo medio de un hombre blanco

Cientos de mujeres afrodescendientes protestaron ayer en Sao Paulo, la mayor ciudad en número de habitantes de Brasil, en defensa de la igualdad de sus derechos y clamaron contra la violencia y el racismo que todavía sufren en pleno siglo XXI.

Al menos 300 mujeres, concentradas en una céntrica plaza de la capital paulista en el marco del Día Internacional de la Mujer Negra Latinoamericana y Caribeña exigieron el fin de la discriminación en un país en donde el 49,5 % de las brasileñas se consideran negras o mestizas, según datos oficiales obtenidos en censos y en encuestas.

“Tenemos diversas reivindicaciones bajo el lema ‘Nosotras, por todas nosotras y por el buen vivir’. Estamos hablando del genocidio de la población negra, de feminicidios, del encarcelamiento en masa de la población negra”, explicó Andrea Alves, una de las organizadoras de la marcha, a la agencia EFE.

Los datos de violencia contra ellas empeora con el paso del tiempo y prueba de ello es el aumento del 54 % en el número de muertes violentas de mujeres afrodescendientes, de acuerdo con el Mapa de Violencia 2015, elaborado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).

Foto: EFE

En 2003, 1.864 mujeres negras murieron violentamente en Brasil, frente a las 2.875 de 2013. Sin embargo, en el mismo periodo, el índice para mujeres blancas cayó casi un 10 %. Algunas de las que participaron en la protesta recuerdan haber pasado episodios de maltrato en los que fueron humilladas por su color de piel o su estética africanista.

Fá Thereza nació en el estado de Bahía, pero vive hace dos décadas en Sao Paulo, y es diseñadora de moda y especialista en moda africana. La suya es una historia de superación y empoderamiento, pues hace cinco años creó su propia marca de ropa y accesorios. “Fácil no es, es siempre más difícil. Pero sabemos que enfrentamos esa dificultad desde siempre y estamos listas para afrontarla”, comenta.

 

En Brasil, ser mujer y negra significa además trabajar más, cobrar menos y ver limitadas las oportunidades en el mercado laboral, según un estudio divulgado en marzo pasado por el oficial Instituto de Pesquisa Económica Aplicada (Ipea). Ese reporte indicó que entre 1995 y 2005 las mujeres negras brasileñas fueron el colectivo laboral que percibió un salario menor por su trabajo.

De media, el salario mensual de una mujer negra en Brasil es casi 500 dólares menor que el sueldo medio de un hombre blanco. “Estamos en busca de respeto, igualdad y dignidad. Queremos ser vistas como un ser humano respetado. La protesta nos fortalece en ese sentido”, subraya Fá Thereza.

En 2016, la Central de Atención a la Mujer recibió 140.000 testimonios de violencia, de los cuales el 60,5 % correspondieron a relatos de mujeres declaradas negras. Al grito por la igualdad de la comunidad negra, se sumaron también algunas comunidades indígenas que viven en Sao Paulo. Entre las banderas por la igualdad y el retumbar de los tambores, las mujeres reivindicaron sus derechos y acabar con la discriminación en un país en donde más de la mitad de la población es afrodescendiente.

 

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