Entrevista

Felipe Berríos: «Lo que antes se le llamaba pobre, hoy pasa a usar el nombre de migrante»

En medio de un debate que ha pasado a tomar carácter en tema de campaña presidencial, el conocido sacerdote jesuita sostiene que el tono de la discusión es representantivo del modelo de sociedad que se ha construido, donde "en el fondo está ese clasismo que tenemos en Chile, que nos estorba".

Por Jose Robredo

09/12/2016

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La migración ha pasado a convertirse en tema de debate nacional a partir de los planteamientos expresados por los precandidatos presidenciales de derecha Manuel José Ossandón y Sebastián Piñera, los cuales han apuntado a los migrantes de origen latinoamericano como foco de delincuencia. Esto a pesar que las estadísticas de diferentes fuentes presentan una realidad contraria.

Debate que ha sido empujado por los medios de comunicación representativos de la élite y que, por cierto, tiene un alto contenido racista, xenófobo y clasista, que en virtud de la competencia electoral que ya se inicia busca tener réditos en los votantes de los sectores medios y populares de Chile.

En este contexto el sacerdote jesuita Felipe Berríos, reconocido tanto por tener una postura crítica del actuar de la élite política y económica como por su trabajo con pobladores y migrantes, sostiene en conversación con El Ciudadano que este es un debate que se busca instalar en la ciudadanía a partir del miedo, ya que -según él- «el miedo se puede cosechar políticamente o económicamente porque el miedo vende y te vende alarmas, seguros, alambrados y guardias».

berrios

Al mismo tiempo, Berríos replica la dirección que ha tomado el tratamiento del fenómeno de la migración, el que califica como clasista, recalcando que «nuestra riqueza es que somos latinoamericanos y que somos mezcla y que en nuestra sangre recorre sangre española y amerinda, lo que nos hace ser como somos, lo que evidentemente es una riqueza».

Desde tu experiencia o a través de tu rol social ¿Crees que se encuentra instalado el germen del racismo, la xenofobia y la exclusión del migrante en  la ciudadanía? 

Yo quisiera darte una respuesta más profunda en este tema. Yo estuve entre los años ’85 y el ’89 en Tanzania, en la África negra, en la África sin Internet,  cuando estaba desconectado de todo; ahora me tocó volver entre el 2010 y el 2014 al África negra en Burundi y el Congo y me tocó ver un África conectada, yo estaba en el centro del Congo y la blackberry que ocupaba estaba conectada con el resto del mundo ¿Qué quiero decir con esto? Hoy el planeta está conectado, los países más pobres o los sectores más pobres ya sea en África o Latinoamérica saben lo que se están perdiendo, saben las oportunidades que existen en otros lados y con mayores facilidades de traslado. Entonces en este mundo parcializado que tratamos de hacer en Santiago, con barrios más exclusivos o barrios más pobres, o con el planeta con países ricos y pobres, es difícil porque hay una presión social que antes no existía, la gente sabe lo que se está perdiendo y por eso en África están dispuestos a tomarse un bote y tratar de llegar a Europa y pasa acá en Latinoamérica que nosotros dentro del continente somos de los países ricos y estables, entonces la gente va a tratar de llegar a Chile.

¿Cómo debiera asumirse este proceso entonces? 

Para nosotros es una riqueza la llegada de migrantes, no sólo desde el punto de vista económico – por la falta de nacimientos que tenemos – sino nos enriquecen culturalmente. Pero en el planeta han surgido estos nacionalismos y esta xenofobia, porque se está dando algo que antes no se daba que son estos movimientos, por lo que existen fronteras mucho más peligrosas que el muro que trata de construir Trump que son las fronteras interiores que uno tiene: los miedos, los prejuicios. Estos son momentos muy especiales para que alguien encienda la mecha para que afloren estos miedos.

¿El miedo es uno de los pilares de este discurso antimigración?

Claro. El miedo a lo diverso, a lo distinto, a culturas diferentes, eso está dentro. Siempre queremos juntarnos con quienes se parecen a nosotros…

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Y eso impide ver la riqueza de la que tú hablas

Para poder ver la riqueza de la migración hay que romper el cascaron y eso es lo que cuesta, a pesar que vemos que nos enriquecemos humanamente, que nos volvemos más creativos y más humanos, pero romper es muro que creemos que nos protege cuesta mucho.

A partir de ese miedo o del afán de mirarse el ombligo le permite a la élite desarrollar este discurso y ponerlo en la mesa

Yo creo que, según mi experiencia, es que los más pobres y los más ricos en todos los países son iguales. Los ricos se visten igual, van a los mismo lugares de veraneo, comen las mismas cosas y tienen los mismos lujos y los pobres tienen los mismos problemas de exclusión; mientras que en la clase media se determina la diferencia. Este grupo, que consume, que tiene aspiraciones es el más apreciado para las campañas políticas o campañas comerciales. El miedo se puede cosechar políticamente o económicamente porque el miedo vende y te vende alarmas, seguros, alambrados y guardias… el miedo ha sido una tentación para poder utilizarlo para fines comerciales o políticos.

Desde tu perspectiva ¿Cual es la ganancia de vender miedo al migrante?  

Yo creo que la ganancia o lo que buscan es decir «yo soy el que te va a dar seguridad», en el caso político y en lo comercial es vender alarmas y todo lo relacionado, barrios exclusivos, finalmente es vender seguridad. Desde lo político es decir «yo voy a solucionar esto», «yo les voy a dar seguridad» cosa que no es verdad pero la gente engancha.

Y eso permite enganchar con los temas locales

Claro, porque en el fondo da la sensación de que los inmigrantes hacen lo que quieren en el país y eso no es así. Ellos están sujetos al estado de derecho como todos, si cometen un delito son juzgados como todos, no es necesario crear una ley especial.

Y a eso hay que sumar la concomitancia de quienes platean esta postura antimigrante con los grandes conglomerados de medios de comunicación que encuentran tema para seguir vendiendo

Yo creo que sí, ahí hay algo que pasa. Porque las estadísticas muestran lo contrario y los medios de comunicación podrían usar esos datos para desmentir esos miedos. Hay una cierta comparsa, que se suma a una concentración de medios donde se plantean temas y hay un desgaste por desmentir ese imaginario que se crea, pero los medios tienen un rol importante en esto. Por ejemplo, yo lo viví cuando han habido dos partidos de fútbol entre los seleccionados de Chile y Colombia en que me han llamado medios de comunicación preguntándome «¿Cómo está la situación en Antofagasta?» forzando a la autoridad, para que no le digan que no hacen nada, a sacar carabineros a la calle con caballos y carros policiales creando un ambiente.

Se fuerza un sitio de la ciudad entonces

Una especie de crónica de una muerte anunciada, pero al final no ha pasado nada. La vez que hubo una rosca, hace años atrás, no fue distinta que cuando hay rosca cuando juega Colo Colo y la Chile.

¿Qué le parece que este tema de los migrantes se concentre en el que viene desde Latinoamérica frente al europeo o estadounidense, generando esa diferencia «migrante/extranjero»?

Ahí hay dos cosas. Una es que a lo que antes se le llamaba pobre hoy pasa a usar el nombre migrante, porque en la mayoría de los campamentos están compuestos por migrantes y entonces todo lo que se le achacaba a la pobreza (delicuencia o violencia) ahora se le achaca al migrante. Y segundo, hay un clasismo que aflora porque si viene un extranjero rubio de ojos azules se le llama como tal y se le va a tratar bien, pero si el extranjero que viene es latinoamericano, pobre con rasgos amerindos o centroamericano se le llama migrante y se le va a mirar con sospecha.

Eso tiene que ver con una construcción social que se ha desarrollado en Chile

Son construcciones sociales ridículas, que nosotros mismo utilizamos y alimentamos. En el fondo está ese clasismo que tenemos en Chile, que nos estorba.

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Clasismo que aplicamos entre nosotros

Tenemos esta frontera de que alguien que tiene ascendencia alemana es más buena para el trabajo y si tiene ascendencia amerindia es más flojo, y eso no tiene ningún asidero científico. Acaba de salir un libro que se llama «El ADN de los chilenos» que señala que tenemos un alto grado de mestizaje en el país, no hay nadie 100% europeo ni 100% indígena. Eso es una riqueza para nosotros, la mezcla es una riqueza, pero tal vez somos tan parecidos que queremos marcar estas diferencias ridículas de donde estudiaste, donde naciste, cómo hablas, cómo te vistes, cuál es tu apellido con sólo el objetivo de marcar diferencias.

¿Qué responsabilidad le cabe a las autoridades de gobierno en este debate?

Yo creo las autoridades tienen autoridad de atacar toda clase de clasismo, pero lo complicado del clasismo es que está muy metido en todos los sectores. En una sociedad de consumo el clasismo vende porque hace que no te conformes con lo que tienes, busca que aspires a más para parecer más. Si tengo una tarjeta de crédito golden soy de mejor calidad si tengo una simple o si vivo en tal barrio soy mejor, todo eso vende y tenemos que estar muy atentos porque el clasismo no es sólo un tema de las élites sino que está en todos lados.

Ahora el fenómeno de la migración es relativamente nuevo, pero a nosotros cuando niños nos decían que eramos los «ingleses de Latinoamérica» 

Eso es una cosa estúpida, eso de creernos superior cuando nuestra riqueza es que somos latinoamericanos y que somos mezcla y que en nuestra sangre recorre sangre española y amerinda, lo que nos hace ser como somos, lo que evidentemente es una riqueza. Nos meten esas frases, por eso yo salte con eso de la cota mil porque se estaba metiendo en el ambiente que una universidad donde iba una élite social era una universidad de excelencia académica. Eso hay que atacarlo fuertemente.

¿Y por qué crees que no se ha atacado eso? ¿Por qué nos seguimos proyectando en el norte? 

Yo creo que debiéramos leer más seguido el discurso que hace García Márquez cuando gana el Nobel de Literatura. Él habla de que uno de los problemas de los latinoamericanos es que siempre lo han medido con parámetros europeos y nosotros hemos tomado esos parámetros para medirnos, entonces se nos lee en la riqueza. Para los españoles la riqueza más grande era el oro, cuando la mayor riqueza del continente es su gente y mataron a la gente para quedarse con el oro. Por eso es tan importante para atacar la pobreza, para atacar el racismo, el invertir en arte y en ciencia, porque sino dependemos de parámetros de bueno y malo que vienen de afuera.

¿En el actual contexto en esta materia es momento de comenzar a mirarnos y crear nuestros propios parámetros?

Y eso se puede realizar. Hasta hace muy poco el desarrollo de los países se media sólo desde la perspectiva económica, y de un tiempo a esta parte se ha empezado a medir la riqueza de los países a partir de los grados de felicidad de la gente, produciéndose lo que se llama «la paradoja Latinoamericana», que es un continente con mucha injusticia social y pobreza pero que aparece como un continente muy feliz, y los investigadores están buscando el «por qué» acá somo más felices que los finlandeses. Y uno de los factores que se atribuyen es el mestizaje que nos hace matizar, ser más comprensivos y otras tantas cosas positivas. Si fuéramos descubriendo la riqueza que tenemos la defenderíamos.

Pero para eso es necesario transformar el modelo social

Por eso es importante que aparezcan actores con nuestros rasgos, que nosotros hagamos ciencia porque los remedios que nos tomamos no son los que necesitamos porque fueron desarrollados a través de estadísticas europeas, no son los remedios que nosotros necesitamos. O estas medidas de ropa (s, m o xl) no son normas nuestras, entonces nos quedan todas las cosas mal y nosotros nos sentimos opacados, porque nos están midiendo con parámetros que nos ni peores ni mejores que los nuestros, son sólo distintos.

Ahora este debate ¿Puede servir para iniciar una transformación de un modelo de sociedad que la tiene enferma?

Hay que tratar de no politizar el tema porque si lo politizamos pierden los migrantes y perdimos nosotros como país. Debemos darle una segunda vuelta de tuerca para ir a la cosa más profunda ¿Por qué tenemos miedo a que venga gente que nos parece distinta? ¿A qué se deben esos miedos? ¿Cuáles son las inseguridades que tenemos como nación? No debemos tenerle miedo a la mezcla, que es la riqueza nuestra.

José Robredo H. 

@joserobredo 

El Ciudadano

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