Muertes por asbesto: El primer genocidio industrial en la historia de Chile

Cuando se habla de la contaminación por asbesto en Chile, se podría pensar que es un problema que resuelto, pues por ley, el empleo de este mineral en Chile fue prohibido en el año 2001

Por Leonel Retamal

26/01/2012

Publicado en

Portada / Pueblos / Salud

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Cuando se habla de la contaminación por asbesto en Chile, se podría pensar que es un problema que resuelto, pues por ley, el empleo de este mineral en Chile fue prohibido en el año 2001. No obstante, dadas sus características, hay aspectos de la legislación que escaparon al conocimiento, habilidad y visión de los políticos que la redactaron. La historia se hará cargo de determinar si estas omisiones fueron accidentales o interesadamente intencionales.

Para comenzar el análisis es preciso esepcificar que el asbesto es un mineral microscópico y se encuentra en el tamaño de fibras finísimas, que son acumuladas en forma de polvo para su empleo industrial, es indestructible y es empleado, entre otros usos, especialmente para protegerse de temperaturas extremas dadas sus cualidades de alta resistencia, como también para la confección de productos destinados a la construcción de viviendas, especialmente como planchas onduladas y lisas de pizarreño, presentes en más de un millón de viviendas sociales en Chile y, por cierto, muchísimo más en Latinoamérica.

La empresa Pizarreño comenzó a utilizar asbesto de manera masiva en la década del 1930. Pizarreño pertenece al grupo belga Etex, de quien recibe las directivas de carácter técnico y comercial para los efectos de metodologías y metas de producción.

Ya en los años 40, se detectó que el asbesto producía problemas serios de carácter pulmonar. En los años ’70, las evidencias médicas permitieron afirmar que la relación entre el asbesto y el mesotelioma pleural (un tipo gravísimo y normalmente mortal de cáncer a la pleura del pulmón), era absolutamente directa. La exposición al asbesto, por lo tanto, por parte de los trabajadores de la industria del asbestocemento y sus familiares (expuestos a través de la ropa del trabajador o por vivir en las cercanías de los procesos productivos que empleaban asbesto), fue un pasaporte directo y masivo a la muerte.

No obstante, la industria del asbesto fue muy hábil y logró posponer que se dictaran leyes prohibiendo su usoen el mundo. Recién en la década del ’90 vinieron a dictarse leyes prohibiéndolo en Europa y Estados Unidos, después de comprobarse millares de muertes por esta causa.

En Estados Unidos las empresas productoras de asbesto y las que lo emplearon en sus procesos cayeron en quiebra, pues fueron demandadas masivamente por sus trabajadores o representantes de las víctimas, las que siguen falleciendo hasta el día de hoy.

¿Por qué sigue falleciendo gente si el asbesto ya no se usa? Recordemos que el asbesto es una fibra de carácter indestructible, por lo tanto, aún hoy está presente en el ambiente en que fue diseminado a raíz de los procesos productivos que lo emplearon sin ningún cuidado y hasta hoy todavía permanece en las personas que lo inhalaron por haber trabajado en estos procesos o fueron contaminados de otra forma, especialmente los familiares de los trabajadores.

El asbesto, y basta una sola fibra de este mineral, que haya sido inhalado por las personas y no eliminado permanece por muchos años circulando por el organismo, para finalmente depositarse en la pleura del pulmón y provocar (hasta más de 40 años, inclusive) la muerte por mesotelioma pleural, una muerte lenta y muy cruel.

En Chile, recién se dictó una ley prohibiendo el asbesto el año 2001, pero que no se hizo cargo de las víctimas pasadas, presentes ni futuras y, en los porfiados hechos, protegió escandalosamente a Pizarreño y a la Mutual.

Esta especial característica del asbesto, conocida con mucha anticipación por la empresa Pizarreño y el grupo belga Etex, fue lo que aprovechó en su tenebrosa apuesta, en la que tuvo la generosa complicidad de dos actores: La Mutual de Seguridad y el tiempo.

En efecto, Pizarreño apostó al tiempo, pues sabía que el desastre que estaba provocando con sus propios trabajadores y sus familiares (además de la comunidad que la rodeaba), sólo se haría evidente muchos años más tarde (pero durante ese tiempo acumuló montañas de dinero merced a la vida de sus propios trabajadores), lo que ya ha comenzado a ocurrir desde hace tiempo. Más de 400 trabajadores de la empresa Pizarreño, tanto en la comuna de Maipú en Santiago, como en la comuna de San Pedro en Concepción (donde por muchos años funcionó una filial de Pizarreño) y familiares, han fallecido en los últimos 20 años, mayoritariamente por cáncer al pulmón, todos ellos asociados a un mesotelioma pleural.

Una buena cantidad de chilenos hoy están también expuestos a contraer mesotelioma pleural, pues en sus casas permanecen las planchas lisas u onduladas de pizarreño que contienen asbesto y son muy antiguas. En cualquier momento un niño o un anciano pueden quedar expuestos a la contaminación de ese asbesto indestructible con que se fabricó el producto, al ser liberado al ambiente por cualquier circunstancia. Este peligro es real y afecta potencialmente a cientos de miles de personas en nuestro país.

Pero Pizarreño no actuó solo en estos crímenes masivos y crueles. Contó para ello con la complicidad de la Mutual de Seguridad de la Cámara Chilena de la Construcción, pues este organismo era el encargado de supervisar y verificar si los trabajadores conocían el peligro que arriesgaban, recomendar medidas de seguridad, alertar respecto de los casos que estaban ocurriendo y nada de eso hizo. Al contrario, aún hasta el día de hoy, la Mutual ha ocultado las evidencias de sus delitos, ha entregado diagnósticos engañosos a los propios familiares de las víctimas y hay profesionales de la medicina que se han prestado para estos obscuros propósitos.

Hasta el día de hoy Pizarreño cuenta con la protección de autoridades y políticos e incluso influye en los medios de comunicación fuertemente para que las voces que han alertado acerca de este genocidio no sean publicadas, como ha sido el caso de los diarios “El Mercurio” y “La Tercera”.

Cuando un organismo o un país organiza una matanza a una etnia o un grupo social determinado y lo hace de manera sistemática, se configura el delito de Genocidio. Cuando lo hace una empresa, se trata entonces de uno que tiene un carácter industrial. En Estados Unidos y en Europa los responsables han pagado con sus bienes y con la cárcel (caso de Monferrato en Italia, el más actual).

En Chile están todos los antecedentes en la justicia hace ya más de 10 años y aún no hay un solo veredicto que hable de reparaciones a las víctimas y sus familiares. Pizarreño y la Mutual hicieron una buena apuesta, pero se olvidaron que todas esas víctimas dejaron hijos y nietos que hoy buscan esa esquiva justicia, la que están dispuestos a encontrar en Chile o en el ámbito internacional. No estamos solos, es una mera cuestión de tiempo, el que ahora juega en favor de las víctimas y sus familiares. Pizarreño y la Mutual lo saben. Su hora de enfrentar la justicia se acerca.

Por Juan Carlos Ortiz

Movimiento Unidos Contra el Asbesto. Síguelos en Twitter y en Facebook

Este texto fue escrito originalmente para el sitio La O tra Voz

El Ciudadano

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