Siria a sangre y fuego: La batalla por Alepo

La guerra en Siria, como lo fue antes la de Libia, se libra por igual ante las cámaras y detrás de los fusiles Kaláshnikov

Por Mauricio Becerra

02/08/2012

Publicado en

Mundo / Portada / Pueblos

0 0


La guerra en Siria, como lo fue antes la de Libia, se libra por igual ante las cámaras y detrás de los fusiles Kaláshnikov. No hay frentes claros y, menos aún, buenos y malos. Hoy trascendió que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, autorizó una orden secreta para que la CIA apoye a los “rebeldes sirios”, fachada tras la que se esconde no sólo la oposición al régimen de Al Assad, sino que por sobre todo yihadistas convocados en distintos países árabes y aprovisionados de armas por las dinastías saudíta y  catarí. Hasta Al Quaeda tiene un rol en la reestructuración del Gran Medio Oriente diseñado por Estados Unidos e Israel.

Las fuerzas del régimen sirio lanzaron ayer su ofensiva contra los rebeldes en la milenaria ciudad de Alepo, a donde en los últimos días llegaron refuerzos militares para recuperar los barrios bajo dominio de la insurgencia. Las escuelas y mezquitas de Alepo se convirtieron en hospitales improvisados para los heridos y en refugios para la población civil desplazada, tras el inicio de la ofensiva militar contra los rebeldes. La guerra de los rebeldes contra el régimen de Asad parece haber entrado en una fase decisiva con el fallido asalto a Damasco y la avanzada sobre Alepo que es la segunda ciudad y la capital económica del país. El activista Hisham al Halabi explicó a Efe desde Alepo que las tropas gubernamentales están bombardeando con tanques y aviación militar, sobre todo Mig 21 de fabricación rusa, los distritos de Salahedín, Seif al Daula y Al Sukari. Los tanques tratan de irrumpir en los barrios que están controlados por los rebeldes, pero es difícil determinar qué informaciones son verídicas y cuáles propaganda de guerra, ya que ambos bandos mienten.

Hace una semana, un atentado con explosivos destruyó la sede de la Seguridad Nacional, donde se reunían varios miembros del Consejo de Seguridad Sirio. La explosión costó la vida al general Daud Rajha, ministro de Defensa; al general Assef Chawkat, ministro adjunto; y al general Hassan Turkmani, adjunto del vicepresidente de la República.

Los rebeldes, telecomandados desdeWashington esperaban que la decapitación parcial del aparato militar sirio condujese a varios oficiales superiores a desertar con sus tropas, o sea, a volverse contra el gobierno civil. Pero esto no ocurrió.

Desde hace 18 meses, Siria se ha visto inmersa en una serie de desórdenes que han ido en aumento hasta convertirse en un conflicto que ya ha causado la muerte de unas 20.000 personas. Si bien existe un consenso sobre estos hechos, también es cierto que existen importantes divergencias en las narraciones e interpretaciones de esos hechos.

El programa de los rebeldes del Ejército Libre Sirio (ELS) consiste en acabar con el régimen laico instaurado por el Baas, el Psns y los comunistas y prevé la instauración de un régimen confesional estrictamente sunnita.

No hay forma de comprender la dinámica siria sin saber que la mayoría de los comandantes del Ejército Libre Sirio (ELS) no son sirios, sino iraquíes sunitas. El ELS sólo pudo ocupar el cruce fronterizo Abu Kamal entre Siria e Irak porque toda la zona está controlada por tribus sunitas visceralmente opuestas al gobierno del primer ministro al-Maliki, en Bagdad.

Desde los primeros años de la ocupación de Irak, era pregunta obligada cómo fue que de buenas a primeras apareció allí en escena la organización responsable de los atentados del 11/S, se convirtió en el verdugo de la mayoritaria comunidad chiita y pieza fundamental de la guerra sectaria. Hoy vemos que esa guerra se ha extendido a Siria, vuelve a tomar fuerza en Irak, amenaza con pasar a Líbano y devorar con sus llamas a todo el mundo árabe. Pero es la de Washington la mano que mece la cuna de Al Qaeda. Este dato lleva a pensar que la organización terrorista fundada por Osama Bin Laden y sus similares serán protagonistas decisivos en el proyecto de reestructuración del Gran Medio Oriente diseñado por Estados Unidos e Israel.

El periodista francés Thierry Meyssan reportó desde Damasco que elementos de Al Quaeda de distintos países árabes combatían en la ciudad, armados y financiados por las monarquías de Arabia Saudita y Quatar, ambas partidarias del predominio del islam sunita y por eso mismo enemigas de los gobiernos de Siria e Irán. A la vez, reclutas del llamado Ejército Sirio Libre y de organizaciones integristas han sido entrenados en Líbano y Turquía y en ese país funciona el puesto de comando de la CIA y otros servicios secretos occidentales que dirige las operaciones militares contra el gobierno de Bashar Al Assad.

El libre flujo de armas y combatientes fundamentalistas entre Siria e Irak ha sido más que confirmado por Izzat al-Shahbandar, alto miembro del parlamento de Irak y asistente próximo del primer ministro al-Maliki. Bagdad incluso ha actualizado listas. Los yihadistas activos en Irak ahora son “insurgentes iraquíes”. Y los yihadistas activos de Siria siguen siendo los usuales “rebeldes sirios”.

Pero hay un problema: los rebeldes sirios no pueden vencer a los militares sirios, ni siquiera con la lluvia de dinero y armas de los saudítas y los cataríes.

El periodista Pepe Escobar en la revista Asia Times Online remarca que “no importa lo que pregonen los medios militarizados de Occidente, no hay un juego final en Siria todavía. Al contrario: el juego sectario no hace más que comenzar”.

Para Escobar, Siria es de nuevo el Afganistán de los años ’80. Las más de 100 pandillas fuertemente armadas involucradas en la guerra civil de Siria rebosan de fondos con los cuales el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) financia sus granadas rusas propulsadas por cohetes y compradas en el mercado negro. Numerosos salafistas-yihadistas cruzan hacia Siria, no sólo desde Irak, sino también de Kuwait, Argelia, Túnez y Pakistán, después de llamados embravecidos de sus imames.

Otro indicador de hasta qué punto se están acelerando las cosas es que, según el espionaje israelí, el ejército sirio está retirando las unidades desplegadas en Quneitra, en los Altos del Golán, y enviándolas a la capital. “Asad no tiene miedo de Israel en estos momentos, pero, ante todo, quiere aumentar sus fuerzas en torno a Damasco”, declaró hace dos días Aviv Kochavi, jefe del espionaje militar israelí, ante un comité parlamentario.

Tampoco existe evidencia de que el régimen considere una retirada a las montañas alauitas del norte de Siria, como sugiere la discusión colectiva en los blogs de política exterior. Después de todo los “rebeldes” no controlan ningún territorio.

Lo seguro es quién se beneficiará de la progresiva balcanización de Siria. A Arabia Saudita y Qatar les encantaría que la guerra civil se exportara a Iraq y el Líbano porque eso podría acabar produciendo otros regímenes sunítas. Por lo tanto, hay que esperar que los fondos sauditas y qataríes compren voluntades de los sirios como lo hicieron en Libia, incluso a pesar de que la burguesía urbana siria de la rama sunita todavía no ha abandonado el barco. Y a medida que se extiende la guerra civil, un tsunami de armas seguirá inundando Jordania, Líbano, Irak y, por supuesto, Turquía, reforzando grupos guerrilleros de todo tipo, incluidos los kurdos.

 Walter Goobar

Miradas al Sur

VIDEO DE LA MASACRE DE PARTIDARIOS DE AL ASSAD A MANOS DE REBELDES

*Foto inicio: Patidarios de Al Assad detenidos por los rebeldes

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones

Comparte ✌️

Comenta 💬