Dengue, la epidemia olvidada que avanza en América Latina

El calentamiento global hará, en el plazo de seis décadas, que casi la totalidad del planeta esté expuesto al Aedes aegypti al menos unas semanas al año

Dengue

Mientras el mundo mira al coronavirus, América Latina vive la mayor epidemia de dengue de su historia. Más de tres millones de personas contrajeron la enfermedad en 2019, 30 % más que en 2015 -año que hasta ahora había registrado el récord de contagiados- y seis veces más que en 2018, cuando se reportaron 561.000 casos.

Países como Brasil -donde se registro el 70 % de las infecciones, por las dimensiones de su población y su territorio-, Guatemala y Honduras reportan entre siete y 10 veces más afectados por dengue. En tanto, los contagiados se han triplicado en México, Nicaragua y El Salvador.

Estos datos sustentados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), destacan también que al menos 1.530 de las personas infectadas en 2019 murieron de dengue, lo que dejó una tasa de mortalidad del 0,05%.

Según la OPS, 19 países de la región registran brotes de dengue, siendo Bolivia, Honduras, México y Paraguay los que reportaron la mayor cantidad de casos en los dos primeros meses de 2020.

Uno de los casos que más preocupa a las autoridades sanitarias regionales es el de Honduras. El 17 % de las infecciones registradas en 2019 han sido en la variable grave, cuando en la mayoría de lugares esa proporción es inferior al 1 %.

Al menos 180 personas han perdido la vida en ese país centroamericano, donde el 66 % de los afectados por dengue tiene menos de 15 años. De hecho, la población infantil es la que registra más muertes con al menos un centenar de niños fallecidos.

En el caso de Argentina, el más reciente boletín epidemiológico semanal del Ministerio de Salud informó un incremento del 66 % de los casos de dengue. En una semana, 110 casos nuevos se han sumado a los 264 anteriores.

El 50 % de los casos se encuentran en la capital argentina, Buenos Aires. Esta es la segunda peor crisis del país con el virus desde 2016, cuando los casos confirmados se acercaron a los 900.

En Paraguay, donde tan sólo en febrero han muerto alrededor de una veintena de personas, se declaró la situación de emergencia y se aprobaron fondos especiales para luchar contra la propagación del mosquito.

En lo que va de 2020 se han registrado más de 125.000 casos de dengue en América Latina y el Caribe. Las autoridades esperan que los casos aumenten en Suramérica en la primera mitad del año, y en Centroamérica a partir del segundo semestre.

Los síntomas del dengue son una fuerte fiebre acompañada de dolores de cabeza, detrás de los globos oculares, y en las articulaciones, además de vómitos, falta de apetito y erupciones cutáneas.

El dengue grave, antes conocido como hemorrágico, acarrea sangrados, acumulación de líquidos y fallos en los órganos que son potencialmente mortales.

La enfermedad es transmitida por la picadura de mosquitos Aedes aegypti que previamente extrajeron sangre de un infectado. Los insectos se proliferan en aguas estancadas urbanas, como bidones, neumáticos usados, macetas y hasta en inodoros.

En la región son tan comunes, sobre todo en las ciudades, que escapan a las fumigaciones organizadas por las autoridades.

Dengue, la cotidianidad doméstica y el cambio climático

José Luis San Martín, asesor de enfermedades arbovirales de la OPS, explicó recientemente que el mosquito transmisor del dengue «está sumamente adaptado a la vida doméstica, a la vivienda y a sus alrededores, y está muy favorecido por factores climáticos y de tipo social y ambiental, como el inadecuado saneamiento del agua y los residuos, una infraestructura sanitaria débil o los cinturones de pobreza en grandes ciudades».

«Otro elemento clave en la transmisión, y uno de los que más ha incidido en el último año, fue que se produjo una reducción significativa de casos en 2017 y 2018, posterior a la introducción de otro virus, el zika, con el que hubo reacciones e inmunidad cruzadas. La acumulación de susceptibles durante esos dos años crea condiciones muy favorables al aumento de casos en la región», añade el experto.

Los expertos señalan que la principal forma de atacar al dengue es atacando al Aedes aegypti, pues al no existir vacuna que actúe contra la enfermedad, es fundamental evitar la proliferación del insecto que tiene un fuerte aliado en su propagación: el calentamiento global.

Un estudio publicado recientemente en la revista PLOS Neglected Tropical Diseases, advierte que el calentamiento global hará, en el plazo de seis décadas, que casi la totalidad del planeta esté expuesto al Aedes aegypti al menos unas semanas al año, ya que el mosquito necesita calor para sobrevivir.

«El 2019 fue un año en el que se sintió el fenómeno El Niño, que puede amplificar el tiempo extremo, muy húmedo o muy seco, en diferentes partes del mundo. Estamos observando el aumento de las cifras de dengue en un año que ha vivido esos eventos extremos», explica Sadie Ryan, docente de la Escuela de Geografía de la Universidad de Florida, y uno de los autores del artículo.

«Por eso es difícil decir que el cambio climático ha causado esta epidemia en especial, que es más una confluencia de factores», añade el experto.

Precisamente en 2019, la empresa británica de biotecnología Oxitec informó sobre el «fracaso» de un proyecto realizado en la «microrregión» de Jacobina, ubicada en Bahía, Brasil, que consistió en soltar intencionalmente miles de millones de «zancudos modíficados genéticamente», popularmente conocidos como «mosquitos mutantes», para reducir la población del conocido zancudo «patas blancas», cuyo nombre científico es ‘Aedes aegypti’.

El objetivo era «frenar»»la propagación de enfermedades transmitidas por sus picaduras, como fiebre amarilla, dengue, zika y artritis chikungunya.

El experimento fue realizado por más de dos años, 27 meses, pero el ensayo experimental fracasó al confirmarse que estos zancudos lograron aumentar su población, progagarse hacia otras zonas y crear una descendencia híbrida que es «aventajada biológicamente» al ser «más fuerte y vigoroza».

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Nuevo genotipo del dengue agravaría epidemia regional

Mientras la epidemia de dengue sigue expandiéndose prácticamente por toda América Latina, científicos de Perú identificaron un nuevo genotipo de la enfermedad circulando por el sureste del país, que sería responsable de la virulencia mostrada en esa zona, fronteriza con Brasil, en lo que va del año.

En Perú, hasta el 10 de marzo, se han registrado 22 muertos y 12.228 afectados, aunque sin discriminar entre casos sospechosos y confirmados de dengue. La mayoría de decesos han ocurrido en zonas amazónicas, donde se detectó el nuevo genotipo.

Denominado Cosmopolita, el nuevo genotipo de dengue se estima que circula desde fines de 2019 y no había sido registrado anteriormente en Perú ni en Sudamérica, aunque está ampliamente distribuido por el sureste asiático, India, Bangladesh, África y Oceanía. También ha causado epidemias importantes en Pakistán y la provincia china de Guandong.

En América Latina fue aislado solamente durante un brote de dengue en Mérida, México, en 1997, según informó al portal SciDev.Net María Paquita García, responsable del Laboratorio de Metaxénicas Virales del Instituto Nacional de Salud, donde se identificó el genotipo.

“No hay en Brasil ni en ningún otro país fronterizo [este genotipo], de eso estamos seguros porque hemos hecho las investigaciones correspondientes con nuestros pares de esos países”, aseguró García.

«Suponemos que vino de Asia. Podría haber venido en un paciente en fase de viremia (portador asintomático o en fase de incubación). El virus encontró acá los vectores apropiados y se diseminó«, añadió la especialista.

Otra posibilidad, dijo, es que hayan llegado los mosquitos vectores —porque los mosquitos viajan, pueden sobrevivir— o los huevos, que eclosionaron acá y por transmisión vertical pueden eclosionar infectados.

La transmisión vertical se produce cuando hembras del Aedes aegypti infectadas con virus del dengue lo transmiten a su descendencia, algo que ya fue comprobado científicamente en una región de la Amazonía peruana por García.

Independientemente de su vía de ingreso, la circulación del nuevo genotipo podría agravar la situación epidemiológica del Perú y, eventualmente, de los países vecinos si llega a expandirse.

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Una caja de sorpresas

Por su parte, Fernanda de Bruycker Nogueira, del Laboratorio de Flavivirus del Instituto Oswaldo Cruz de Brasil, informó que «la llegada de este genotipo a nuestro continente es una caja de sorpresas porque no sabemos cómo se comportará entre la población, ya que nunca lo hemos tenido en nuestro continente».

Agrega que la situación se complica por la presencia de los otros genotipos circulantes en la región: el Americano, nativo de las Américas, y el América/Asia, que se introdujo hace unos 30 años, por el Caribe.

“Uno de los temas por saber es si el nuevo genotipo será capaz de establecerse en nuestra región porque a veces los genotipos alcanzan a otras regiones y remplazan a los que están allí, pero en otras oportunidades no se establecen, causan una epidemia local y luego tienden a extinguirse, a reducirse”, explica.

Aunque una característica importante del genotipo Cosmopolita es su gran circulación, lo que a su vez depende de su alta adaptación al mosquito vector (Aedes aegypti) a diferentes localizaciones geográficas, para María Paquita García es aún muy temprano para saber si habrá un cambio en el patrón epidemiológico de trasmisión.

“Obviamente es un genotipo nuevo y habrá que ver si la inmunidad al América/Asia protege [a la población] de la infección con Cosmopolita. Ya se ha descrito una protección incompleta o parcial en anteriores epidemias en Perú en poblaciones inmunizadas con el DENV 2 genotipo Americano que luego sufrieron nuevamente una infección con el genotipo América/Asia”, precisó.

Para Bruycker Nogueira, “con respecto al serotipo cosmopolita se debe estar en constante vigilancia, monitoreando su dispersión y los casos en Perú, para ver cómo se van a dispersar o no dentro del país y hacia otros Estados de América Latina”.

Mariana Leguía, directora del laboratorio de genómica de la Pontificia Universidad Católica del Perú, advirtió que “tarde o temprano un genotipo se mueve”, por lo que es difícil confinarlo a un solo lugar.

Además está el riesgo de la recombinación (mezclas) de genotipos. “La recombinación es posible para todos los virus, porque es una de las formas que utilizan para crear diversidad genética”, explicó Leguía.

Por eso dijo que es imposible prever qué pasaría si el nuevo genotipo se recombina con los que ya circulan en la región. “Todo dependerá de la nueva cepa que salga. Esa cepa podría ser mucho menos viral. Es decir, si una cepa cambia (por recombinación o mutación), el resultado no necesariamente será peor (más virulento)”, subraya.

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Reto para la región

Pero incluso sin el nuevo genotipo en sus territorios, para muchos países latinoamericanos el dengue ya es un gran reto.

Según la OPS, el 2019 cerró con más de 3,1 millones de casos, la cifra más alta jamás registrada en la región, y 1.539 muertes. Y este año no se presenta mejor.

En Paraguay, a finales de febrero se habían registrado 34 muertes, 11.311 casos confirmados y 137.423 notificaciones de cuadros sospechosos en el país.

Por su parte, el ministro de Salud de Bolivia, Aníbal Cruz, reconoció públicamente a mediados de febrero que la enfermedad había rebasado la capacidad del sistema sanitario de su país.

Al 4 de marzo, ese país reportó 7.890 casos confirmados de dengue, en siete de los nueve departamentos y seis fallecidos, todos en Santa Cruz.

En Honduras se presentan unos 1.000 casos sospechosos por semana, lo que hace temer a las autoridades una epidemia aún mayor que la de 2019, que causó 180 muertos.

Mientras tanto, en Argentina un equipo de científicos de la Universidad Nacional de San Martín ha desarrollado una prueba que permite detectar en 10 minutos si una persona está infectada con el virus del dengue.

Similar a una prueba de embarazo, consiste en unas tiras reactivas elaboradas con biotecnología y nanotecnología cuya manipulación no requiere personal calificado.

El producto ya fue aprobado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y se espera producir unos dos millones de tiras reactivas por año, suficientes para cubrir el mercado argentino y, eventualmente, el paraguayo, informó al portal SciDev.Net Juan Ugalde, de Chemtest, empresa incubada en la Universidad que se encargará de la comercialización.

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