Coronel incumple orden judicial

La cruda historia del carabinero sin estómago y la negativa de la institución a reintegrarlo

La Corte de Apelaciones de Temuco ordenó reintegrar al sargento Jorge Jarpa Cuevas mientras no se resuelva un recurso que presentó contra Carabineros. Afirma que superiores lo obligaron a operarse para bajar de peso, ignoraron observaciones que impedían someterlo a cargas labores extenuantes y luego, cuando ello trajo nuevas secuelas para su salud, la Comisión Médica institucional lo echó a la calle afirmando que sus dolencias eran "de origen natural".

Por Matías Rojas

21/07/2016

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Estos últimos meses no han sido fáciles para el ex sargento de Carabineros, Jorge Jarpa Cuevas. Ante la amenaza de perder su fuente laboral para siempre, denunció que su integridad física y psicológica fue vulnerada reiteradamente por funcionarios de la institución.

En un recurso de protección interpuesto el mes pasado en la Corte de Apelaciones de Temuco, dirigido en contra del coronel Víctor Zavala Saldías, jefe de la Prefectura Cautín, Jarpa habló de las presiones que debió enfrentar para bajar de peso a través de una cirugía.

Una vez realizada, cuando los médicos ordenaron disminuir su actividad física en el servicio que intachablemente había prestado a la comunidad por más de 20 años, los oficiales de mayor jerarquía no escucharon. Como resultado de ello fue obligado a cumplir turnos extenuantes y volvió a enfermar. Su estómago debió ser extirpado y la Comisión Médica Central ordenó sacarlo de las filas.

Esto no sería más que una repetición de otros casos que han marcado la vida de muchos uniformados (r) que hasta hoy exigen el pago de los beneficios que dicen merecer.

De acuerdo con lo relatado por el sargento Jarpa en el escrito, todo empezó en febrero de 2008 cuando el entonces general jefe de Zona de la Araucanía, Mario Bocchi Correa, distribuyó un documento electrónico basado en una circular del ex director Rodolfo Stange, emitida en 1992, relacionada con la obesidad del personal. En ella se disponía adoptar medidas contra el porcentaje de uniformados con exceso de peso que nada hicieran para reducirlo.

Ello implicaba que aquel que no acatara la orden de subsanar la «anomalía» debía ser castigado con la baja en sus calificaciones y el consecuente riesgo de ser expulsado de Carabineros.

En junio de 2010, siguiendo esta misma línea, la policía uniformada implementó un «plan nutricional» y un «programa de ejercicios» para ser compatibilizados con la jornada laboral. La información se filtró a la prensa, específicamente a Revista Qué Pasa, con el titular «La nueva preocupación de Carabineros: el sobrepeso». La publicación afirmó que la alarma se activó en el Alto Mando cuando se detectó que un 20% de los funcionarios sometidos a medición habían presentado riesgos de obesidad.

El sargento Jorge Jarpa relata que en este contexto, el mayor Juan Carlos Carrasco de la Quinta Comisaría de Curacautín lo amenazó verbalmente con «incluirlo en Lista 4 de eliminación si no reducía su peso en 40 kilos durante los próximos meses». En ese momento su peso alcanzaba los 120 kg, con una estatura de 1,82 metros. En la misma conversación, el oficial Carrasco le habría señalado que había otras maneras de reducir su talla de forma rápida, como una operación quirúrgica.

Jarpa tomó este camino y se atendió con el cirujano Félix Raimann de la Clínica Alemana de Puerto Varas. El doctor lo intervino el 28 de julio de 2011 con una «gastrectomía en manga laparoscópica» por un total cercano a los 5 millones de pesos. Luego de eso permaneció en reposo, con licencia médica de 150 días hasta el 6 de enero de 2012.

Ya de alta, el sargento volvió a sus funciones con una imposición del médico nutricionista: evitar «esfuerzos físicos» y «exponerse a cambios de temperatura y turnos prolongados». Esto no fue acatado por el entonces comisario Fernando Forte, quien lo obligó a trabajar mediante apremio verbal con horarios extenuantes.

Este hecho, explicó Jarpa a la Corte exhibiendo numerosos certificados médicos, profundizó las secuelas de su operación, provocando dolencias que el día 28 de enero de 2014 lo llevaron a internarse en el Hospital Dipreca. Allí, luego de que otro superior, Iván Ketterer, le negara una licencia por estrés laboral, se le realizó un «bypass gástrico» por decisión de los profesionales, a objeto de extirpar un remanente de su estómago, quedando sólo con tres centímetros del mismo en el cuerpo.

Meses después de la nueva operación, la Comisión Médica Central de Carabineros emitió una resolución que declaró su «imposibilidad física» para seguir en las filas. Propuso, en virtud de aquello, su retiro temporal. Lo curioso es que el órgano afirmó que las dolencias que padecía Jarpa eran «de origen natural», omitiendo los informes de evaluación que habían justificado el bypass de enero y los antecedentes que apuntaban al hostigamiento de los oficiales temuquenses como raíz del problema.

Frente al desamparo de la Comisión, el sargento Jarpa solicitó en reiteradas oportunidades la instrucción de un sumario administrativo para determinar, según el reglamento, si su afección era de «origen natural» o el producto de las decisiones arbitrarias de la Prefectura que habían pasado por alto las observaciones médicas y la inicial presión de intervenir rápidamente su cuerpo, so pena de ser expulsado de Carabineros bajo el criterio de la circular de Stange.

La negativa de iniciar un sumario fue emitida por el coronel Víctor Zavala Saldías, quien ahora enfrenta un complejo escenario judicial. Esto porque el tribunal de alzada de Temuco ya acogió una orden de no innovar que obliga a la institución a suspender la desvinculación de Jarpa en tanto no se resuelva el fondo del recurso.

Este mismo martes, la Primera Sala de la Corte, compuesta por el ministro Aner Padilla Buzada, la ministra María Elena Llanos Morales y el abogado integrante Marcel Neculman, rechazó una reposición presentada por Carabineros para invalidar el reintegro de Jarpa, exigiendo de esta forma que el coronel Zavala cumpla con una orden que, hasta el momento, no ha querido acatar.

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