“Poesía Tridimensional: 6 Instalaciones en Espacios Públicos”

La experiencia artística como identidad ciudadana, a través de la ejecución de siete intervenciones en seis espacios públicos de Valparaíso, permitió ahondar en una carencia importante en la producción estética de la ciudad sobre un somero desarrollo de las artes visuales en relación con la producción literaria regional

Por Wari

13/04/2010

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La experiencia artística como identidad ciudadana, a través de la ejecución de siete intervenciones en seis espacios públicos de Valparaíso, permitió ahondar en una carencia importante en la producción estética de la ciudad sobre un somero desarrollo de las artes visuales en relación con la producción literaria regional.

Vanessa Boccardo, María José Salvo, Sergio Muñoz y quien escribe, luego de tres meses de ejecución, completamos el proceso del proyecto denominado “Poesía Tridimensional: 6 Instalaciones en Espacios Públicos”.

LA OBRA

Existen experiencias de parte de este colectivo de trabajo desde el año 2000 hasta la fecha en la región de Valparaíso, en que han basado su trabajo en combinar el fortalecimiento de la producción literaria regional con la problemática ciudadana y su relación con la experiencia poética.

De esta forma, el proyecto Poesía Tridimensional, buscó contribuir tanto al desarrollo de las artes visuales y la poesía como a la vinculación de la ciudadanía con el arte y la poesía de artistas regionales.

Es así como se fomenta un círculo virtuoso de promoción regional y de una mayor participación de la ciudadanía con su patrimonio; es decir, la obra visual insertada en el espacio público, generó una oportunidad a nuevas audiencias, al tener un aprendizaje con la experiencia poética regional, materializada en un lenguaje visual tridimensional que comprendió las artes integradas, extendiendo la cultura como patrimonio legible.

Durante casi tres meses, en Valparaíso, cada instalación se llevó a cabo de la mano de una estructura desmontable, en cuyo interior se materializó la obra de seis poetas locales. La obra visual consistía en un prisma regular de madera con una capa impermeable y protectora, de 3 metros de largo x 2,30 metros de alto x 2 metros de espesor.

La estructura de esta caja de tamañas dimensiones fue construida por el arquitecto Sergio Muñoz y montada en los espacios con la ayuda de Rodrigo Vargas y Marcelo Morales.

Luego, por medio de varias disciplinas del arte: pintura, escultórica y collage, a cargo de Vanessa Boccardo –artista visual-, seis performance de María José Salvo, seis lecturas de los distintos poetas y un video/registro a mi cargo, proyectado en plaza Victoria el pasado 28 de diciembre, culminó el proceso de montajes y desmontajes en el puerto principal.

UNA VISIÓN SOMERA DE LA OBRA

La visión tridimensional tras el lente de una cámara de video es una aventura, es como poder situarse en el espacio para registrar los sucesos materiales que han ido tomando las diferentes instalaciones y acciones en los espacios públicos de Valparaíso.

Aventuras como varios episodios registrados en este soporte: El trabajo visual en el taller de Recreo, transporte de materiales, de estructuras, seis a siete montajes y desmontajes, la intervención del tránsito, las iniciativas de una performista y las lecturas de unos poetas porteños que encuentran en esta caja la estancia imaginaria que a todos nos moviliza.

La obra “Poesía Tridimensional: 6 Instalaciones en Espacios Públicos”, cumple con una serie de traslados y asentamientos dentro de la ciudad. En estas inclinaciones que propician los cerros, es donde los creadores han generado la sinergia sutil y sublime entre artes visuales y poesía; de tal forma que los poetas que han participado se sumergieron hacia la inmensidad de las imágenes contenidas y su belleza.

Si puedo decirlo de otro modo aún: Hubo una redacción visual apasionada de las representaciones del mundo poético, y eso apareció con la mano de obra bien detallista y abarcadora de la narrativa expuesta.

Ahora, las intersecciones entre poema, visualidad, performance y arquitectura, no dejan insubstancial la mirada del transeúnte curioso, ni de quién los observa a través de un zoom óptico a varios metros de distancia; porque las disciplinas configuran un escenario que invita a pasar, a tocar y a leer el encargo.

La caja es un espacio abierto y cerrado. La obra dentro de la caja se instala y se guarda con todos sus objetos y accesorios. La performance crea vasos comunicantes. La arquitectura se arma y se desarma en los espacios sin retornar.

Todo este proceso de montajes me deja la sensación de representaciones ambulantes, de suertes de gitanías en el arte; una manera de ver la obra  –y ésta en particular- como un viaje que retoma en cada parada la intención de culto a lo imaginario, dejando a mi dicha un formato libre de comprensión, cuadro a cuadro tras el lente. En todos los sentidos, la obra Poesía Tridimensional es una confluencia entre mundos transitorios.

Por Pía Sommer Catalán

El Ciudadano

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