Las colosales esculturas prehispánicas en cerro o apu Manquehue de Santiago: El ignorado monte Rushmore chileno

El destacado abogado chileno, Doctor en Filosofía (Antropología) por la Universidad de Cambridge y Profesor Visitante del Royal College of Art del Reino Unido, Alonso Barros, publica en exclusiva para El Ciudadano su nuevo gran descubrimiento: colosales esculturas prehispánicas en cerro Manquehue de Santiago.

*Fotografía sacada un día excepcionalmente claro después de la lluvia. Nótese círculo ovalado arriba a la izquierda y extraña máquina. Niñitos abajo a la izquierda.

El Profesor Alonso Barros (Royal College of Art) comparte su visión de un “Monte Rushmore” (complejo monumental y conjunto escultórico esculpido entre 1927 y 1941 en una montaña de granito situada en Keystone, Dakota del Sur, Estados Unidos) prehispánico en el cerro Manquehue de Santiago y llama a las autoridades a comprometerse a su protección.

*Apu Manquehue – 24/10/2022 – Vitacura – Santiago

“Que en esta tierra primero vivían serpientes amaro; saluages, zacha runa, uchuc ullco; ticres, otorongo; duendes, hapi nuno; poma, león; atoc, sorra; hozos, ucumari; luychoy, venados…” (Guaman Poma de Ayala, sobre la Primera Humanidad de Mundo, antes de ser convertida en piedra). Guaman Poma 1615-1616, 50.

Alonso Barros es Abogado (PUCCh) y PhD (U. de Cambridge), Profesor Visitante del Royal College of Art del Reino Unido.

Como abogado, desde hace 30 años que aconseja a comunidades y pueblos indígenas en el norte de Chile, en sus difíciles relaciones con la gran minería. Paralelamente, el Prof. Barros lleva 26 años investigando, interpretando y publicando sobre la historia, cultura, poïesis y distintas técnicas y saberes territoriales que, cómo el geoarte Andino en el Desierto de Atacama y el contexto prehispánico en general, tienen el poder de frenar e incluso detener el avance de la frontera extractiva a rajo abierto, temas sobre los cuales ha expuesto en Argentina, Australia, Brasil, Canadá, Emiratos Árabes (Sharjah), EEUU, Francia, México y Reino Unido.

Sus publicaciones más recientes (2019, 2020) exhibición (2019) y conferencias (2020, 2021, 2022) han venido comparando las mnemotécnicas territoriales de origen prehispánico, con los mecanismos de memoria dominantes en el presente y sus “títulos de propiedad” sobre la tierra, cruzado con la historiografía de guerras normativas ante los juzgados, y entre nahuales o guardianes “no-humanos” por linderos intercomunitarios; todo, en el contexto de ciclos e hiperciclos de recursos naturales. Últimamente, Barros trabaja y escribe sobre los geoglifos en el Norte de Chile (2020) con un libro editado en inglés, “The Atacama Lines” (2019) y un artículo indexado sobre cuáles fueron las relaciones entre arte, memoria, religión y materialidad, en los geoglifos en el Desierto de Atacama (2020). Actualmente investiga a las personas no humanos y sus congéneres del centro y norte de Chile, con las comunidades quechua para las cuales trabaja. Sin los frenos de la producción académica y lejos de las supercherías de algunos inescrupulosos, el trabajo aquí propuesto corresponde a una apreciación visual y artística -y no científica- de una inédita fenomenología monumental de las artes visuales y escultóricas prehispánicas. Convengamos que lo que mostramos, supera los márgenes y posibilidades de una publicación científica convencional.

Publicaciones, conferencias y videos aquí

Algunas precisiones lingüísticas sobre los N’gen y el Apu Manquehue

“Manquehue” es un vocablo mapuche que significa “lugar de cóndores” y abajo, en el Apu Manque se hallaba el adoratorio del valle del Mapocho, que yace a las faldas del Cerro. Visto desde el Sur se aprecia que el Apu Manquehue tiene en su parte central, la forma de una pirámide perfectamente truncada en su cima, cumbre plana que alcanza los 1638 m, unos 900 metros más arriba del rico valle del Mapocho, en la zona de Vitacura (que significa “roca grande” en mapudungun). No muy lejos del cerro de Apu Quintu, existía un Tambo Inca (Stehberg), y se deduce que pasaba el Qhapaq Ñan (o camino del Inca).

“La palabra “Duende” es una contracción Hispano-Lusa derivada de la expresión “dueño de”, y es la que escogió el cronista indígena de los Andes, Guamán Poma de Ayala, por allí por 1615-1616, para traducir y referirse a, los espíritus, fantasmas y otras criaturas fantásticas de los Andes. El concepto se traduce exactamente igual en Náhuatl como chaneque o “dueño de casa”, y en Mapudungun, como N’gen, en ambos casos con el mismo sentido genérico, esto es el de “dueños de” la naturaleza silvestre que comparten (¡o no!) con los humanos. La noción de Duende tiene una plasticidad transcultural, que le permite navegar por la historia y diferentes esferas, adoptando diversas formas, de animales, monstruos o quimeras, de diferentes tipos, tamaños y colores.

Más allá de ser un vocablo español, la palabra Duende, por su ubicuidad en el tiempo y el espacio (así le llaman en el norte de Chile a la “gente pequeña”, desde La Serena a Arica), refleja las posibilidades de sincretismo intertemporal e intercultural que ofrece, como parte de un complejo universal, o código transdimensional sobre la vida silvestre, el clima y el tiempo, en la línea de Ingold, Vernadsky y Teilhard de Chardin”.

N’gen y Duendes comparten los conocimientos colectivos universales más profundos de la humanidad, y se manifiestan en cuentos populares e indígenas provenientes de todas las latitudes y continentes: de Asia (China especialmente), África, Australia, Europa y América; desde tiempo inmemorial, los N’gen son multitud (Grebe 1993), cada ser silvestre tiene uno, aunque responden siempre a ese estereotipo de homúnculos “casi humanos” o “gente pequeña”, con poderes ominosos sobre subsuelo, suelo y vuelo.

Observando el arte rupestre en el Norte de Chile desde hace casi veinte años, tras un persistente entrenamiento ocular (reversión de fondo y figura, ejercicios de mirada periférica) y el uso intensivo de herramientas gráficas digitales básicas, dice Barros que logró ver, identificar y destacar en las fotos, las cabezas monumentales de varios N’gen o Duendes y de un Inca, esculpidas en el Apu Manquehue, sin tener la necesidad de agregar ni una sola línea. 

*22/10/2022 Apu Manquehue – Ladera Sur – Pirámide Troncocónica. Nótese figura circular u ovalada más oscura, en el panel Sur. El Duende y El Inca hacia el Este. El Inca fue esculpido en la roca misma, sacado de un nicho trapezoidal.

“Estas desconocidas efigies monumentales de origen pre-colombino transmiten una majestuosidad sobrecogedora, la extraña belleza de un mundo prácticamente olvidado bajo nuestras narices, en que los N’gen o Duendes reinan sobre el clima.

¿Por qué es tan escaso el arte y somera la literatura, y son excepcionales los retratos o representaciones artísticas de los Duendes en la Historia? 

Existen el arte y la literatura sobre los Duendes, pero han permanecido ocultos o invisibles, porque los humanos hemos olvidado como reconocerlos, observarlos e interactuar con ellos, hasta ahora, como en el caso del Manquehue”

¿Por qué cree usted que no se detectaron antes las figuras de los Duendes y del Inca en el Apu Manquehue?” 

“ Cierta condición cognitiva humana nos impide ver aquello que no conocemos ni hemos visualizado mentalmente con anterioridad pero que cuando se nos muestra y explica visualmente ese nuevo objeto de conocimiento ya no se borra más de la retina e incluso, permite ver cada vez mejor apariciones y seres semejantes que antes no se veían para nada (combinando la pareidolia con la apofenia). 

Faltó imaginación artística y co-creativa, para co-imaginar y co-relevar los trazos antiguos y hacer aparecer los dibujos y figuras olvidadas -pero no perdidas. Una vez puestos en evidencia, estos dibujos, grabados y esculturas monumentales van adquiriendo realidad, materialidad, visibilidad: no se borran más de la memoria individual, y reactivan la memoria colectiva.

Pues bien, al parecer los antiguos habitantes picunches del valle del Mapocho que construyeron las efigies rocosas, no lograron transmitir los conocimientos sobre su geoarte, ni la memoria constructiva del Duende y el Inca. Se había perdido:

“Para apreciar el Arte Escultórico Monumental del Cerro Manquehue, se deben abandonar las anteojeras materialistas, los prejuicios racionalizantes (“los duendes no existen”), y las pretensiones narcisistas de quienes mercadean el conocimiento y no son cortos de vista solamente, sino que en imaginación y creatividad (“alguien más ya lo habría visto”). Es necesario, con todo, cultivar la pareidolia y la apofenia, al punto de poder ver las “caras” y “geometrías” esbozadas en cada una y todas las piedras, como una piel que las recubre. Estos monumentos históricos deben ser abordados con mucho respeto. 

¿Pero cómo fue que se interesó en los Duendes, cómo se le aparecieron?

“Mi curiosidad por los Duendes comenzó hace tres años, cuando un gran amigo paleontólogo amateur Quechua de Huatacondo, Mauricio Hidalgo, compartió muy buenas fotos de huellas de dinosaurios que había venido sacando desde finales de los 1990s en el territorio de su Comunidad. En la medida que examinábamos las fotos ¡Yo veía asomar dibujos e impresiones de Duendes todo alrededor! Empecé a notar que “detrás” de las huellas, sobre los mismos paneles rocosos en que éstas se imprimieron, y luego también, tuve la íntima certeza de que “debajo” del maravilloso geoglifo colonial de Quebrada de los Pintados (Barros 2019), había dibujos y mosaicos policromados que representaban a multitudes activísimas de Duendes, que hasta ahora habían pasado desapercibidas.  

A Mauricio dice Barros, aunque acostumbrado a “pillar” fácilmente las huellas de dinosaurios en lugares que solo él conoce, le costó al principio ver a los Duendes en las piedras, pero luego ya les estaba sacando fotos también.

*Duende guardián de Huatacondo, Tarapacá (Foto Mauricio Hidalgo)Granitos completamente cubiertos de figuras grabada.

Barros “Por pura casualidad, mirando la cumbre del cerro Manquehue dentro del marco que forman los postes y cables del tendido eléctrico, hace como dos años mis ojos adivinaron, prefiguraron y divisaron la efigie o busto monumental del Duende en el Apu (lo veía sin saber, a diario desde mi casa); y hace un año, a la derecha del Duende, de tanto mirar, logré co-imaginar, delinear y con-figurar mentalmente la cabeza monumental esculpida con su casco, efigie llamada provisoriamente “del Inca”, que fui progresivamente llenando de detalles visuales e historiográficos. El ejercicio no era nuevo para mí (2019).

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*30 cm x 10 cm. Huella de Pie en Piedra con Duendes policromados. Varias figuras – Huatacondo

“Hay un número incalculable de figuras de piedra plantadas en el Apu Manquehue o esculpidas en la roca misma, todas por catastrar e identificar, algunas de las cuales se darán a conocer en próximas entregas, pero que después de somera inducción, podrán ser apreciadas fácilmente por cualquier amigo de la fotografía con sanas e informadas dosis de tiempo claro o semi nublado (para fotografiar), paciencia con herramientas gráficas, empirismo contextual, juego visual, co-imaginación situada y entrenamiento del globo ocular (ejercitar la reversión fondo figura, la visión periférica)”.

Los Duendes en el tiempo de los Incas

“En tienpo de los Yngas andauan duendes y malos espíritus entre los yndios y ancí abía fantasma de los Chinchay Suyos, Ande Suyos en Anliay Pampa y de los Colla Suyos, Conde Suyos en Caray Cinga y en los Puquinas. Porque dezían que allí andaua todas las ánimas de los muertos, padeciendo hambre y sed y calor y frío y fuego” (1615, 280)

Uno de los mayores cronistas andinos del s. 16 y principios del s. 17, Guaman Poma de Ayala, hablaba de Duendes para referirse a diversos seres o personas no humanas, materiales e inmateriales, fantasmagóricas o de carne y hueso, muchos de los cuales pueblan los imaginarios sociales de los Andes. Si Guaman Poma se atrevió a usar ese término europeo, también los puedo hacer yo.

La leyenda reza que los Duendes y los Incas fueron amigos y buenos aliados, que compartían sus riquezas. Hasta que llegaron los españoles y convencieron a “la gente pequeña” de romper el pacto y quedarse con el oro para ellos solos. Retirándose seguidamente al subsuelo o ukhupacha, los Duendes abandonaron el kay pacha o suelo presente, para nunca más volver. En próximas entregas, veremos que han seguido prosperando en el Hanan Pacha o cielo.

El Duende o N’gen del Apu Manquehue

“El hallazgo, visualización y explicación del busto monumental del Duende en el Apu Manquehue ha sido uno de los momentos fuertes de la investigación sobre los duendes, identificándose visualmente algunas características universales distintivas, como el gorro cónico, orejas grandes y puntiagudas, vestir espléndidamente recargado. 

*“Niño Rojo de Atacama” – Detalle Cabeza

Ejemplo de geo poïesis directa, (geoforming) este niño o Duende con gorro o bonete puntiagudo, capturado en Google Earth, mide cerca de 21 kms de norte a sur y tiene especialmente marcados los detalles en boca, nariz y ojos.

La efigie monumental del N’gen o Duende en el Manquehue parece haber sido en parte esculpida de la roca viva, como la oreja, que aprovecha la veta natural de la piedra, como el niño de la imagen arriba (geopoïesis directa). La figura parece instalada primeramente mediante rocas “plantadas” en la ladera, a nivel superficial, en los lugares de mayor visibilidad desde el valle.

Pensar la figura del Duende del Apu en un contexto Aconcagua-Picunche, corresponde con creencias y prácticas actuales en torno a los N’gen, que son también considerados los “dueños” o guardianes de los distintos atributos del tiempo, el agua, la vertiente, los animales, ciertas aves, los caminos, por nombrar algunos, mediante los cuales se interactúa con el mundo. El Apu Manquehue está bajo la invocación escultórica del N’gen y asaz también bajo su protección. Y en realidad, hay más de un Duende monumental, en la ladera, sino que varios, uno detrás del otro”.

*Duende 1

*Calque Duende 1

 *Duendes 1, 2 y 3

*Duende 1+2+3

Al centro – cabeza de cóndor, con cresta, pico amarillo, cabeza roja venada, collar negro punteado de blanco mirando hacia la izquierda. Arriba a la izquierda, figura tubular no identificada

El Inca del Apu Manquehue

Barros: “A principios del 2022, vi asomar a la derecha del (triple) Duende, otra cabeza monumental, que por el característico gorro solar que ostenta o tal vez un casco Uma Chuco, pensé en darle provisoriamente el nombre de “Inca” a la figura, a falta de otro mejor. 

La efigie Inca ostenta lo que podría ser un casco o un gorro solar, a la vez cónico y semi-ovalado, que tiene una franja vertical en el medio. La figura parece haber sido esculpida directamente en el cerro, aprovechando los estratos geológicos aparente para adornar el gorro, quedando la cabeza entera enmarcada en una suerte de nicho trapezoidal (característico de la arquitectura Inca) que sin duda resultó de esculpir directamente la cabeza en la roca conforme a un diseño preestablecido.

Puede que los constructores de esta cabeza monumental no la hayan alcanzado a terminar: en la zona debajo de la nariz, aunque se adivinan los trazos del contorno de una boca abierta. ¿Qué se hizo con tanto desbaste, destaje, esculpir y escombro? Parece que se trató de aprovechar una geoforma hacia abajo, interrumpida quizás por la invasión española.

Verano

*Cabeza del Inca con casco Uma Chuco, con ojo delineado, nariz prominente y boca abierta. 

Close-up incrustación geométrica (círculo en rombo) en la franja vertical al centro del casco. Este círculo en rombo o cuadrado también está presente en el cerro Manquehue, el escudo y unku de Guayna Capac y los reflejos del sol en la piedra, proyectados en las nubes.

Barros: “Se requirió de al menos un año calendario de observación para entender el ciclo de aparición de las esculturas monumentales del N’gen y el Inca. Esas dos figuras se pueden apreciar muy bien juntas, y desde una gran distancia, con gran claridad y alto contraste, pero solo en ciertas horas, días y algunos meses del año, de octubre hasta finales de febrero.

Dependiendo del clima y los fenómenos meteorológicos, el Apu muestra sus distintos aspectos, rostros y personajes, por lo general de la época prehispánica, aunque en algunas fotografías, aparecen incluso instancias coloniales dibujadas y proyectadas en el cielo nuboso (en una próxima entrega).”

“Esto es solo la punta del iceberg, más si consideramos que las esculturas, dibujos e imágenes son eminentemente interpretables: hay una infinidad de figuras que son posibles de co-imaginar (la minuciosa disposición de las piedras en la ladera del Apu solo cubre una parte del trabajo imaginativo)”. 

“Mi hipótesis más fuerte sobre el “porqué” de las esculturas monumentales que invito a observar y disfrutar, es que las dos figuras principales del Apu Manquehue son el símbolo y testimonio de la antigua unión y alianza prehispánica, entre Incas y Duendes que aun marcan la memoria oral de los pueblos Andinos. Relatos extraídos de la vida del último inca antes de la conquista, Guayna Capac, revelan que éste interactuó con Duendes en más de una ocasión:

… Como entraba en un pueblo do eran las casas de aquel cacique su enemigo entro dentro en ellas pensando de prenderle y como entráse en ellas hayo un rimero (sic) de muchas mantas unas sobre otras y pensando que estuviese debajo de ellas el cacique tras quien el iba el mesmo por sus manos empezó a quitarlas y a deshacer el montón dellas y halló debajo un indio enano y muy pequeño y como Guayna Capac lo descubriese, dijole el enano quien me descobija que yo quería dormir y como Guayna Capac oyese las palabras y viese el altor del enano holgóse en tanta manera que tuvo en tanto haber el topado con el enano como de la victoria que ansi había habido de sus enemigos y luego mandó a todos los suyos que porque él había habido aquel enano en aquel reencuentro que todos lo tuviesen por su hijo mayor y ansí de allí en adelante todos le llamaban el hijo mayor del Ynga y el enano llamaba a los hijos del Ynga hermanos y hermanas.” (Betanzos 1987 [1550s], 200)

“Que la cabeza del Inca fuera esculpida ligeramente más abajo de la del Duende, refuerza la idea de que no hubo una relación de dominación entre el N’gen y el Inca, y tampoco de sumisión: las efigies parecen evocar una alianza horizontal con respeto mutuo.” 

“Guayna Capac fue quien tuvo el insigne mérito de extender los términos del Kollasuyo (del Tahuantinsuyo) hasta el Río Maule (Chile) pero murió unos pocos años antes de la llegada de Almagro y Pizarro desde el Darién -las pandemias viajando más rápido que los ejércitos. Es posible que la inconclusa cabeza monumental con casco o gorro solar en el Apu Manquehue, sea la de Guayna Capac.

Ampliación

112 [112] EL ONZENO INGA, GVAINA CAPAC

/ Reynó Chachapoya, Quito, Lataconga, Ciccho, Guanca Bilca, Cayanbi, Cañari. /

Inca Guayna Capac . Nótese su Gorro Solar y los círculos concéntricos de sus orejeras, y en su escudo diferentes motivos geométricos (cuadrados y rectángulos concéntricos – Pachacamac – o el símbolo de la energía o camaquen como “filamentos”. (Guaman Poma 1615, 112).

El Inca Guayna Capac 

“Tenía su selada uma chuco de azul anas pacra y su masca paycha y su chanbi y uallcanca. Ytenía su manta de azul y la camegeta desde el medio hazia arriua uerde y naranjado y lo de auajo azul y blanco agedrezado y quatro borlas ataderos de los pies. Y de la cara hermoso y gentil hombre, blanco, muy onrrado, amigo de todos”

La cuadratura del círculo

Habiendo nevado y llovido excepcionalmente la noche anterior, en la mañana del 15 de Agosto 2022, acudí al lecho casi seco del Mapocho (sin cables a la vista) para ver si podía tomar mejores fotos de esos figuras dibujadas con piedras alineadas que había identificado a la distancia, sabiendo que la luz y el aire estarían impecablemente claros (Santiago es conocido por su serio problema con el esmog). Una densa capa de nubes bajas envolvía al Apu esa mañana.

*16/7/22 Nótese el círculo u ovalo al interior del cuadrado ladeado o rombo, y otros geoglifos más. También se aprecia una cuadrícula muy fina que subtiende otras figuras esculpidas. 

*Círculo en rombo o cuadrado ladeado bajo el sol, proyectado en la pantalla que forman las nubes frente al Apu Manquehue, cuya ladera de piedras hace de reflector, en este caso, de uno de los tokapu específicos del unku de Guayna Capac, y en su escudo.

Barros dice haber identificado la figura de un Duende similar en un importante sitio astronómico Inca de la costa central de Chile, un petroglifo dibujado y grabado, con cierto parentesco o parecido físico a la figura del Apu Manquehue, por lo menos en cuanto a la forma de la cabeza y el morro, ambas figuras sin apéndices nasales, pero con el pico curvo de un ave rapaz, posiblemente un cóndor. 

*Antes/Después de Duende Gris burlón a Duende Gris, Amarillo y Rojo burlón, usando herramientas gráficas básicas /Contraste, temperatura, nitidez, brillo, saturación. Calco. 

“Es evidente que el geoarte que cubre el Apu Manquehue debe ser abordado con preguntas sobre su construcción e instalación como Waka, así como sobre los conocimientos que subtienden su expresión: Qué, Quién, Dónde, Cómo, Cuándo y Porqué, preguntas e hipótesis que se irán formulando y dilucidando en las próximas entregas, adoptando la aserción de Ingold respecto a que la Antropología, Arqueología, Arte y Arquitectura son fundamentales para comprender la inmersión del ser humano en su hábitat, en este caso abordando la realidad de los Duendes en el paisaje social Andino -integrando un horizonte cultural poco considerado pero habitual. Aunque dicen que es muy común encontrarse con Duendes en los pueblos, todavía no logro entrevistar a uno”.

Porque la investigación que propone Barros apunta simultáneamente a la protección patrimonial concreta del Apu Manquehue, y el entorno silvestre de los Duendes que lo habitan, a efectos de evitar que se sigan dañando estas expresiones de geoarte prehispánico, y se restrinja o impida por lo pronto el acceso a la ladera sur mediante senderos claramente señalizados y barreras. 

“El panel que conforma la cumbre en su vertiente sur, debe ser protegido de manera urgente, conforme a las recomendaciones de la UNESCO”.

“Urge la realización de un catastro exhaustivo del más de un millar de esculturas y piedras reflectantes en el Apu Manquehue, que tienen la complejidad adicional de imbricarse y sobreponerse visualmente entre ellas, a distintas escalas, desde gravillas hasta vetas, generando nuevas sombras y figuras etc. Una vez identificados, un proyecto de investigación del equipo curatorial procederá a estudiarlos detenidamente, y bajo distintas condiciones climáticas (las esculturas se ven y se proyectan muy diferentes bajo la nieve), sin intervenir físicamente el contexto (solo mediante fotografía de Dron), a menos que un arqueólogo juzgue necesario ir físicamente a terreno”. 

“El proceso de investigación debería ser llevado adelante por un equipo curatorial interdisciplinario ad-hoc, que velará por la integridad del conjunto natural y monumental, necesariamente con el respaldo del Consejo de Monumentos Nacionales y la Municipalidad de Vitacura, socios indispensables en el trabajo que espera”.

La conceptualización, realización y narración de la búsqueda, persecución y captura fotográfica de los Duendes contadas por el Dr. Barros, no han sido publicadas anteriormente pero sí forman parte de una propuesta de libro para evaluación de pares ¡tal vez como literatura fantástica, una ficción! 

Eso a Barros parece no importarle, insiste que el planteamiento principal sobre la existencia de los duendes en el cerro Manquehue, y la presencia del Inca, sus evidencias fotográficas, y los argumentos etnohistóricos que la avalan, son más de orden artístico que científico, y por eso dice, que ha optado por este medio para darlos a conocer. 

“Gracias por su interés de publicarme, más de alguien me considerará un loco por lo que vengo afirmando, pero estoy acostumbrado a nadar contracorriente. Si lo que planteo no es verdadero, yo feliz de que me lo demuestren, porque ya he traído sus evidencias visuales y artísticas. La suerte está echada, yo dejo a disposición del público estas verdades mágicas olvidadas”.

“Ojalá que los arqueólogos y otros científicos que quieran estudiar el tema se acerquen, y me ayuden a planificar los trabajos de investigación”.

“Una última recomendación, no traten de “ir a ver” las esculturas subiendo al Apu Manquehue: Además de que fueron diseñadas solo para ser vistas desde el valle a cierta distancia, las dañarían. Es necesario poner fin a esa ceguera que impide ver al Duende que está bajo de nuestras propias narices, aunque éste tenga el tamaño de un cerro. La revolución visual y cognitiva que plantean los Duendes no se puede parar, no se podrá olvida”.

…. las proyecciones intelectuales, artísticas y espirituales son inconmensurables.

“Además de monumentos públicos prehispánicos de valor universal que no habían sido registrados por las ciencias ni por las artes, las espectaculares efigies del Apu Manquehue son un recuerdo de que nunca todo está perdido, y que se puede restablecer la memoria y convivencia entre humanos sobre la base de un entendimiento mutuo, y con los Duendes. 

Para que el Ciudadano N’gen recupere finalmente el reconocimiento que se merece y que gracias a ello, volvamos a encontrarnos con la vida silvestre, con el sol, la nube y el viento y la piedra.

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Barros, Alonso (2021) The Atacama Lines. RCA-Sharjah Triennial. pp 90

Betanzos, Juan de (1987[1551-1557]) Suma y Narración de los Incas. Ediciones Atlas. Madrid.

Grebe, Maria Ester (1993) El susbsistema de los ngen en la religiosidad mapuche. Revista Chilena de Antropología N 12, 1993-1994, 45-64

Guaman Poma de Ayala, Felipe. 1615. El primer nueva corónica y buen gobierno [1615]. Ms. Gammel Kongelig Samling (GKS) 2232, 4°. Biblioteca Real de Dinamarca, Copenhague.

Stehberg, Rubén, Gonzalo Osorio y Juan Carlos Cerda (2021) ‘Mapocho incaico central: distritos prehispánicos de irrigación’ en Publicación Ocasional N°71. Museo Nacional de Historia Natural, Chile.

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[1]El valioso trabajo comparativo de María Ester Grebe asociado al alcance pan-andino de la noción genérica de “dueño” o “cuidador” de la vida silvestre, denominado n’gen en tierra mapuche, muqui en el Perú y Pombero en la cuenca Guaraní., se puede llevar al área Mesoamericana, donde los chaneques son “dueños de casa” y de la vida silvestre, en forma equivalente. Estas nociones por lo demás corresponden genéricamente al Duende Ibérico.

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