‘Sangre de mi Sangre’, la colectiva que teje para mostrar el lado oscuro de los crímenes contra las mujeres

"Se trata de una elaboración textil colaborativa, que busca visibilizar en los paños rojos, la sangre derramada en la violencia contra mujeres, feminicidios, violencia estatal, política, toda".

Sangre

Su misión es tejer con amor y enlazar con cada bordado el dolor, la angustia y la sangre que han derramado miles de mujeres que han sido víctimas de feminicidios, torturas, acosos, abusos, violencia doméstica, maltratos, y demás crímenes que atentan contra su integridad física, moral y espiritual, y que aún siguen ejecutándose bajo la complicidad de una sociedad que continua siendo en su mayoría machista y patriarcal.


Con cada tejido, cada una de las mujeres que se suman a este lazo social generado por la Colectiva Hilos y su proyecto artístico Sangre de mi sangre, se amplía los nexos sociales, afectivos, culturales y dan paso a un lugar de encuentro reflexivo, terapéutico y hasta político, que permite compartir experiencias, drenar emociones y sobre todo, mostrar y expandir la denuncia de los delitos que a diario se cometen contra la mujer en cualquier lugar del mundo.

Este proyecto, que nació en Jalisco, México, y se ha extendido con sus hilos hasta Chile, inició en 2019 y consiste en la elaboración colectiva de un tejido color rojo de gran escala, como manifestación y metáfora del derramamiento de sangre a causa de los feminicidios y las desapariciones de mujeres.

Para iniciar con el proceso de elaboración del tejido, la Colectiva Hilos realiza una convocatoria abierta a través de las redes sociales para invitar a quienes quisieran participar. Así comenzaron a tejer todos los domingos, desde diciembre del 2019 a febrero del 2020 en el Parque Rojo de Jalisco.

En ese espacio lograron reunir a colectivas, artistas, organizaciones civiles, activistas y comunidad en general para tejer, como parte de «un acto ritual de sanación, integración y sensibilización, que contribuyera a restaurar el tejido social».

El primer gran tejido de «sangre»

El 7 de marzo, un día antes del histórico Día Internacional de la Mujer, en Guadalajara, México, el tejido fue instalado frente a los pies del monumento a la Madre Patria de la Plaza de la República, acompañado de un recital musical interpretado por Isabel Malacara y de la lectura pública de un manifiesto.

Una vez terminada la congregación en la palza, las personas cargaron el tejido e iniciaron una peregrinación que marchó desde dicha locación hasta la Glorieta de las y los desaparecidos, donde el tejido volvió a extenderse sobre el suelo y se abrió un espacio de escucha y compartir entre familiares de víctimas, asistentes e integrantes de la Colectiva Hilos.

El tejido ha pasado por diferentes activaciones, como fueron los casos de su instalación sobre la base de La Minerva, el performance “Mujer de fuego” frente al mural “El hombre de fuego” de Orozco, o la instalación participativa en el Patio de los Naranjos del Museo Cabañas, Patrimonio de la Humanidad; ambas realizadas en el 2021 en la ciudad de Guadalajara.

Ya sea desde la intimidad de los hogares a través de videos didácticos o de manera presencial, el proceso de creación colectiva del tejido ha continuado a pesar de las restricciones de seguridad sanitaria fijadas tras la pandemia.

La gran marcha roja

La gran mancha roja ha crecido como células separadas en Jalisco, Ciudad de México, Chihuahua, Puerto Vallarta y más recientemente en Querétaro, en donde inició con una muestra en el MACQ (Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro) donde el tejido sigue creciendo en distintos municipios gracias a las colectivas locales.

El 7 de marzo de 2022, como parte del Encuentro Trama (Encuentro de mujeres artistas), el tejido colectivo se presentó en la Explanada de Zapopan con la participación de la cantante Isabel Malacara que nos acompañó con su canción Sangre de mi Sangre y Ambar Delt con una canción de su autoría. Tres chicas compartieron sus poemas con micrófono abierto. El 27 de marzo la mancha roja se extendió en la Plaza de la Liberación de Guadalajara frente al Teatro Degollado como parte del cierre del Encuentro.

En el marco del Día Internacional de la Mujer, y como parte de la exposición “A Una Sola Voz”, el tejido se presentó en el Museo Raúl Anguiano, en el performance “245”, un performance de 245 minutos de duración por cada mujer asesinada en 2021.

El 26 de marzo de 2021 el tejido colgó de los balcones del Museo Regional y alrededor de la fuente central y se convocó a tejer después de una charla del proyecto “Sangre de mi Sangre”, impartida por integrantes de la Colectiva.

El tejido ha sido creado y enriquecido gracias a la participación de más de 400 personas y se ha replicado en distintas regiones del país por iniciativas independientes de activistas y agentes culturales localizados alrededor de México, como ha sido el caso de Sonora, Sinaloa, Oaxaca, CDMX, Querétaro, Chihuahua, Jalisco, Tepic, Puebla, Colima, Guanajuato, Tamaulipas, Veracruz, Baja California, Quintana Roo y Tabasco.

Sangre de mi sangre extiende sus tejidos en Chile

Como la experiencia puede incluir a cualquier persona y quien esté interesado puede unirse al tejido colectivo, un grupo de mujeres chilenas se han sumado a la iniciativa y la red de solidaridad para mostrar y hacer frente a la situación de desapariciones y femicidios, sobre todo, en el caso chileno, los trágicos crímenes que cometió la dictadura militar del general Augusto Pinochet (1973 – 1990).

Oriana Bernasconi, una de las participantes de la Colectiva Hilos de Chile e investigadora del Instituto Milenio para la Investigación en Violencia y Democracia, contó a El Ciudadano, que han decidido unirse a la experiencia y realizar su propio tejido de sangre, para conmemorar y honrar a las mujeres que fueron víctimas de torturas, abusos, y desapariciones en la dictadura militar.

Para ello ya han comenzado a bordar un gran paño de «color sangre» de 100 metros cuadrados que será expuesto el próximo 8 de marzo en el Día Internacional de la Mujer, cuando las tejedoras saldrán a las calles para realizar una procesión en silencio y mostrar el paño en señal de la sangre derramada por las violencias hacia las mujeres.

«Cada vez más, a la Colectiva Hilos de Chile se van integrando más y más tejedoras. Hemos estado en Plaza Brasil tejiendo, sentadas en las calles, otras plazas, en una u otra comuna, y quien quiera sumarse se une para ser parte de este proyecto, en el que nos enseñamos, aprendemos, mientras vamos construyendo un gran tejido», explica Oriana.

Este manto tejido comenzó a confeccionarse en Chile en diciembre, para emular lo que hicieron sus precursoras en México. «Se trata de una elaboración textil colaborativa, que busca visibilizar en los paños rojos, la sangre derramada en la violencia contra mujeres, feminicidios, violencia estatal, política, toda».

Los que están involucrados en el proyecto se reúnen una vez a la semana a tejer y a construir vínculos entre sus participantes, explica Oriana. Además, aprovechan para reflexionar, hacer terapia grupal, y hablar para construir una nueva sociedad con menos odio y más colaborativa.

En sus encuentros, comenta, también participan y contribuyen al encuentro cultural diversos artistas como bailarines y músicos, entre otros. Han contado en sus actividades, con mujeres sobrevivientes de la dictadura y han realizado procesiones para denunciar la violencia.

«Nos propusimos tejer un manto de 100 metros y necesitamos toda la ayuda. No es necesario saber tejer ni llevar palillos o lana, solo acercarse a la plaza donde conversaremos y enseñaremos la técnica”, agrega Bernasconi, que impulsa la iniciativa de las tejedoras.

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