Por Álvaro Bustos Barrera
No es casualidad que la cafetería mapuche Liwen Coffee se encuentre en el icónico Cerro Santa Lucía o antiguamente llamado Huelén en lengua picunche, Monumento Nacional e Histórico de Chile.
Tampoco la elección del nombre que en mapudungún significa “amanecer” y mucho menos la elaboración de la carta con productos locales y orgánicos, como el café de maqui, trigo y café de especialidad de fincas indígenas de Colombia y Brasil o la avellana tostada, entre otras cosas.

La curiosidad me llevó al imponente cerro capitalino una mañana de principios de agosto y adentrarme por sus recovecos hasta encontrar el lugar que es atendido por su dueña, Macarena Huichaman, nacida en Santiago, pero de familia oriunda de San José de la Mariquina, específicamente de Mehuín en la Región de Los Ríos y quien abrió el negocio hace dos años.
El espacio donde está ubicado el café es más bien pequeño y se encuentra en un paseo donde funciona el Centro de Exposición Indígena del Cerro Santa Lucía, pero es muy acogedor y está rodeado de piedra y varios negocios donde venden artesanía de otras culturas.
Debo reconocer que sentí algo especial luego de sentarme en la cafetería. Quizá saber algo de la historia de cómo pasó de ser un peñón rocoso a un parque urbano emblemático para la ciudad de Santiago, con terrazas, senderos, miradores y jardines, me puso la piel de gallina y me azuzó para saber algo más de sus comienzos.
“Liwen Coffee nace como una propuesta diferente en un mercado donde no hay cafeterías que revitalicen o que promuevan el uso de granos tostados o naturales. Acá priorizamos los productos nacionales, nativos y silvestres, donde el modelo de negocio busca poner foco en los alimentos ancestrales con el café como protagonista”, cuenta su dueña.

Me acomodé en un sector y observé con detalle el alrededor, mientras de reojo miraba la carta de bebestibles y cositas para acompañar un rico café de grano, una bebida fría, un mote con huesillos o una infusión.
La oferta me sorprendió al ver en el QR Café Ancestral, ¿qué es esto? Me pregunté y luego de unos segundos leí el detalle: Expresso de maqui, Café de maqui, Maqui latte, Maqui con miel, Maqui chocolate y Café de trigo. Pero ojo que para los más tradicionales también existen los Cappuccinos, el Americano, Mokaccino, Espresso, Latte y Chocolate caliente.
Aguardé unos segundos y en un abrir y cerrar de ojos llegó a mi mesa Macarena para preguntar qué deseaba ordenar. “Mari mari lamien”, me dijo en mapudungún. Respondí el saludo con cierto nerviosismo y le dije que probaría el Café de maqui, que “según me chismearon por ahí es el favorito del público y la estrella de ustedes, además de una sopaipilla y una caluga de cochayuyo”, pedí.
Para acompañar los bebestibles, me percaté que, si bien las opciones son acotadas, cada una es mejor que la anterior. Sopaipillas mapuche y pan con chicharrón, mientras que en los dulces sureños está el Queque de fruta, la Galleta de maqui, Muffin artesanal (arándano, chocolate o coco), además de las alternativas como la Caluga de cochayuyo, Dulce de harina tostada o los Granos de café.

Mientras preparaban mi pedido, observé la dinámica del negocio y la afluencia de público, en su mayoría turistas brasileños, quienes miraban con asombro las exquisitas elaboraciones de Liwen y uno que otro souvenir, como bolsas de género con imágenes del cerro y productos como merkén, harina tostada con manjar de lúcuma o agua de hierbas.
Luego de breves minutos, llegó a mi mesa el Café de maqui, que sin duda es una de las bebidas energizantes más consumidas en este rinconcito del cerro y vaya que sabroso resultó con este fruto sureño que además, es un antioxidante con una valoración extra.
A esto se sumó una sopaipilla de grandes dimensiones, una masa frita redonda que fue una delicia en sabor y frescura, acompañado de un pocillito de pebre recién preparado con merkén. Mención aparte para la caluga de cochayuyo, un verdadero descubrimiento por ser un producto novedoso y exquisito.
Mientras disfruto esta preparación, me ofrecen probar el Chocolate Maqui. Asiento con la cabeza y aprovecho el envión para acompañarlo con unas bolitas de harina tostada con manjar y lúcuma, un producto hecho a mano, un producto mapuche que sorprendió mis papilas gustativas.

Liwen Coffee, es mucho más que una cafetería mapuche. Liwen es un espacio único, auténtico, ciento por ciento chileno, una marca con identidad e historia. Un lugar donde la atención y el servicio es sinónimo de gratitud y bondad, un negocio que apuesta por productos ancestrales y donde cada preparación está a cargo de mujeres que utilizan sus manos para llegar al corazón del público. Acá nada es industrial, todo es artesanal y hecho con cariño.
Luego de unos 45 minutos decidí hacer una seña a Macarena para despedirme, sin antes felicitarla por la propuesta de ofrecer productos de calidad. Liwen es memoria, es conectar con tu pasado, con tu familia, un lugar de encuentro con la cultura mapuche.
La cafetería Liwen Coffee del Cerro Santa Lucía está abierta de martes a sábado, de 10:00 a 17:00 horas y es atendida por su propia dueña.
Evaluación: Excelente