¿En qué ayuda realmente masticar la comida 30 y tantas veces?

«Coma lento y mastique bien«, decían los abuelos, y había quienes repetían que los alimentos hay que masticarlos 33 veces para que no engorden

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«Coma lento y mastique bien«, decían los abuelos, y había quienes repetían que los alimentos hay que masticarlos 33 veces para que no engorden. En el conocimiento popular, existe la idea de que al masticar bien la comida, ésta nos alimenta mejor -o nos engorda menos-, y así también lo han aconsejado variadas publicaciones acerca de salud y nutrición, desde hace un siglo.

En la últimas décadas se ha vuelto común que las dietas para perder peso incluyan consejos acerca de masticar minuciosamente, llegando a recomendar cierta cantidad de masticadas por bocado. Esto va de la mano con otros consejos, como dejar los cubiertos en el plato entre cada bocado, como una manera de pausar el acto de comer, para ingerir de manera calmada. Estos gestos ayudarían a reducir las cantidades que comemos.

Cuando masticamos, reducimos la comida a pequeñas partículas y las mezclamos con saliva. La saliva es la que comienza el proceso de digestión y transformación de la comida. Este proceso continúa en el estómago, donde se mezcla con los ácidos.

Los componentes de la comida transformada se mueven por los intestinos, donde los nutrientes y el agua se absorben. La porción de fibras no digerida y la que no se digirió completamente, se va del cuerpo. Masticar la comida con cuidado, permite que este proceso empiece y continúe de como debe.

Todos han notado cuando no mastican bien las arvejas o el maíz: no se procesan en lo absoluto. Esto es porque la piel que cubre estos alimentos es resistente a los ácidos del estómago. Si no las masticamos, el interior de estos granos no es degradado ni digerido por los jugos gástricos.

Algunos pueden pensar que esto es bueno, porque si la comida no se digiere bien y pasa de largo, entonces no se absorbe, por lo tanto no engorda. Pero esto es un error. No es eso lo que ocurre.

Para que el cerebro reconozca que el cuerpo se está alimentando, tiene que pasar un tiempo considerable durante la comida. Si comemos demasiado rápido, puede ser que para cuando el cerebro lo reconozca, ya habremos tragado demasiada cantidad, por lo que estaremos cargándonos de comida que nuestro cuerpo no necesita. Es por esto que la idea de bajar el ritmo al comer, puede funcionar como estrategia para bajar de peso.

Además, la comida necesita estar en contacto con el estómago el tiempo suficiente, para estimular las hormonas que regulan el hambre. Hay evidencia que sostiene esta afirmación.

Investigadores de la Universidad de Birmingham, confirmaron que masticar lento no sólo reduce la ingesta, sino que también ayuda a evitar la tentación de comer fuera de horas.

Otros estudios han probado que las personas obesas masticaban menos y por menos tiempo que los que están en su peso normal. Este conocimiento ha conducido al desarrollo de dispositivos, como el reductor del volumen de la boca, para una ingesta más lenta y un masticar más cuidadoso.

En este caso, como en tantos, la sabiduría popular y de nuestros abuelos suele encontrarse con la ciencia. Lo de las 33 veces es un número arbitrario, podrían ser 25, 35; el hecho es que comer y masticar con calma es fundamental para la buena digestión, y ésta, a su vez, es fundamental para la salud.

Trad: CCV

Fuente: IFLScience

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