Salud

Chile y la eutanasia: El derecho del «bien morir»

Valentina Maureira ha conmovido al país con su historia, luego de pedirle -a través de un video- a la presidenta Michelle Bachelet, que la autorizara la administración de una inyección que la dormirá para siempre.

Por Ángela Barraza

02/03/2015

Publicado en

Chile / Portada / Salud

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Valentina Maureira

Este sábado, la presidenta Bachelet visitó en el Hospital Clínico de la Universidad Católica a Valentina; una niña de 14 años que padece de Fibrosis Quística, una enfermedad que es hereditaria y degenerativa, que afecta los pulmones, el páncreas y el hígado y que ya cobró la vida de un hermano mayor de la adolescente, en 1996, cuando éste tenía apenas 6 años de edad.

 

 

«Solicito hablar urgente con la presidenta, porque estoy cansada de vivir con esta enfermedad«, dice la niña en el vídeo, que ya ha sido ampliamente viralizado en redes sociales.

«Ella puede autorizarme una inyección para quedarme dormida para siempre«, señala la adolescente en el vídeo, que, según sus padres, fue grabado sin previa autorización.

Sin embargo, en Chile, la ley vigente impide que el Gobierno pueda acceder a una petición como esta.

La diputada Karol Cariola señaló el día de ayer, en el marco de la celebración del día de las enfermedades raras que si bien no existe un proyecto de gobierno en esta materia, en el plano legislativo el proyecto ya fue presentado hace algunos meses, iniciativa de ley impulsada por el diputado Vlado Mirosevic.

Nosotros presentamos un proyecto de ley con varios parlamentarios, entre ellos el diputado Mirosevic quien es el autor de la Ley de Eutanasia, precisamente para abrir la discusión en el campo legislativo y poder tener herramientas. La presidenta en este momento está un poco atada de manos frente a una decisión que no tiene respaldo legislativo y que lamentablemente pone entre la espada y la pared a todo un país frente a una situación que está enfrentando una niña de 14 años”, expresó Cariola.

Finalmente, la diputada hizo un llamado al Ejecutivo a evaluar y patrocinar el proyecto ya presentado por los parlamentarios, considerando esta iniciativa como “urgente y necesaria para el país”.

“Cuando hablamos de vivir dignamente también hablamos de morir dignamente. Y cuando las personas quieren elegir el momento de morir, sin dolor, sin sufrimiento,  sin la tortura que muchas veces significan las enfermedades terminales, las enfermedades catastróficas, estamos también hablando de la necesidad de legislar clara y responsablemente, por ejemplo, una Ley de Eutanasia”, subrayó.

Sin embargo, este procedimiento ya es legal en algunos países de Europa. Tal es el caso de Bélgica, Holanda y Luxemburgo.

Los requerimientos para llevar a cabo esta práctica, en el caso de Bélgica son: la necesidad de que el paciente se encuentre en una situación de padecimiento de una enfermedad incurable y a partir de 2014 se convirtió en la primera nación en no exigir la mayoría de edad para recurrir a este procedimiento ya que se puede asistir a menores en su muerte, mediante la autorización de los padres, previo informe psiquiátrico de los pacientes.

Es necesario estar «capacitado y consciente». Además, debe formular una petición de manera «voluntaria, reflexionada y repetida» y estar libre de toda coacción en el caso de los mayores de edad.

El peak histórico de casos de eutanasias practicadas en Bélgica alcanzó su récord en el año 2012, con un total de 1.432 pacientes, sin embargo, .según el diario «Le Soir», en el año 2013 se practicaron 1.816 eutanasias, lo que representó un aumento de un 26,8% en relación al año anterior. Este antecedente nos da una idea de lo necesario que puede ser para una nación el que se legisle en la materia, ya que una muerte digna, asistida y voluntaria es un procedimiento que podría beneficiar a mucha gente.

El primer país en legalizar la eutanasia fue Holanda, en el año 2001 y la ley entró en vigencia el 1 de abril del 2002;  y sólo puede practicarse cuando el paciente es residente en el país y el médico tratante se encuentra completamente convencido de que la solicitud del paciente es completamente voluntaria; está bien meditada y es solicitada de forma explícita, luego de que ya se ha constatado que padece de una enfermedad terminal, con un padecimiento insoportable y sin posibilidad de mejoría. La situación de la enfermedad y la expectativa de vida debe ser informada al paciente y debe ser corroborada por una segunda opinión de un médico que certifique que se cumple con todas las condiciones.

El caso de Luxemburgo, estuvo lleno de dificultades, pero en febrero del año 2008 al fin se aprobó la medida. Para que esto sucediera fue necesario exigir una reforma legal que limitara los poderes del Gran Duque, ya que él era absolutamente contrario a esta moción. En el país, actualmente pueden acceder a este derecho los pacientes que se encuentren en una situación médica sin salida, con excepción de los menores de edad.

Si bien en estos países la eutanasia, como tal es legal, también hay otros casos en los que existen instancias similares, a pesar de que la eutanasia sea un delito. por ejemplo, está el caso particular de Suiza, en donde no es legal la eutanasia, pero sí lo es el suicidio asistido. Este procedimiento consiste en que un médico le provee a un enfermo terminal, una dosis letal e irreversible de un medicamento. Sin embargo el paciente debe administrarse la sustancia por sus propios medios.

En dicho país, existe la fundación Dignitas, la que se dedica a asistir a las personas para que tengan una “buena muerte” y ha recibido ciertas críticas ya que se ha mencionado en diversos medios que esto propicia el “turismo de la muerte”.

También está el caso de Estados unidos, en donde en 4 de sus estados, el procedimiento del suicidio asistido es completamente legal. Se trata de Oregon, Washington, Montana y Vermont. En estos casos, los pacientes terminales deben tener una expectativa de vida que no supere los 6 meses y las drogas letales son prescritas para que sean administradas por ellos mismos.

Otras formas de propiciar una muerte pronta y digna se dan en el caso de Alemania, Austria, Dinamarca, Francia, Italia o Noruega, en donde el suicidio asistido y la eutanasia siguen siendo ilegales, pero los pacientes tienen derecho a rechazar tratamientos médicos que puedan prolongar sus vidas en condiciones de sufrimiento. Lo mismo pasa en países de latinoamérica como México, donde, desde 2008 existe la ley del “bien morir” y Argentina que, en 2012 aprobó la ley de “Muerte Digna” la que consiste en el rechazo de procedimientos médicos para prolongar la vida.

También se encuentra el caso de Colombia, país en el que fue despenalizado el “homicidio por piedad” que tenía una pena aflictiva de 3 años y se aplicaba a médicos que practicaban suicidios asistidos.

Una de las principales razones por las que las naciones se oponen a estos procedimientos, tienen que ver con una carga valórica o religiosa; sin embargo, cabe mencionar que al instalarse estos procedimientos en las sociedades, hay grandes mercados que pierden. En este caso particular es el de los médicos, hospitales y farmacias.

Por un ser querido, uno es capaz de hacer cualquier cosa con tal de evitarle sufrimiento, sobre todo cuando nos damos por enterados de que son sus últimos momentos junto a nosotros. Eso es uno de los grandes plus del mercado de la salud.

Es importante mencionar que el tratamiento y la estadía de Valentina Maureira en la unidad de la UCI pediátrica del Hospital Clínico de la UC, tiene un valor diario que supera los 2000 dólares (eso es 1.240.000 pesos chilenos app) y es una deuda que la familia Maureira está asumiendo a pesar de ser una familia humilde.

En el caso particular de Chile, hasta el momento se han hecho ciertos avances en cuanto a la voluntad de discutir estos temas. Ya en el año 2006, Guido Girardi (PPD), Alejandro Navarro (MAS) y sus ex pares José Antonio Gómez (PRSD), Carlos Ominami (ex PS) y Mariano Ruiz-Esquide (DC) presentaron una iniciativa que establecía el derecho a una muerte digna. La comisión de Salud debía poner en tabla esta moción en octubre del año pasado para que fuera discutida; sin embargo, no pasó nada extraordinario.

Consultado por El Ciudadano, respecto de este tema, el senador Guido Girardi ha señalado que cuando una persona tiene una enfermedad terminal irrecuperable, la persona puede decidir si quiere mantener su vida sólo gracias al intervencionismo médico y que muchas  veces significa un encamisamiento terapéutico, que no va en beneficio de la calidad de vida del paciente y en el que tampoco hay una posibilidad de mejoría de la enfermedad; entonces las personas tienen una calidad de vida que es dramática, que es cruel y que sólo lleva sufrimientos. Como por ejemplo en el caso de Valentina, que es una niña con Fibrósis quística, que es una enfermedad degenerativa y que conlleva una calidad de vida muy deplorable, muy dramática, de mucho dolor y de mucha angustia. Y en muchos de esos casos, donde la enfermedad es muy agresiva, la expectativa de vida es muy poca y van a morir.

Consultado sobre el proyecto de ley que presentó y sobre las posibilidades reales de que el tema sea debatido en el congreso, ha señalado que «Chile es una sociedad madura y que puede discutir todos los temas. ¿Por qué vamos a dar la sensación de una sociedad infantilizada? Tenemos capacidades para poder debatir y reflexionar sobre temas que se están discutiendo en todos los rincones del planeta, en todo mundo democrático y civilizado, entonces por qué no podríamos?

Respecto de la situación de rechazo a tratamientos médicos que puedan alargar la vida de un paciente de manera artificial ha señalado que Chile también tiene la Ley del Derecho de los Pacientes -de la cual también es autor- en la que también existe la posibilidad de que los pacientes rechacen determinados procedimientos médicos.

Sin embargo, qué dice la ley al respecto?

¿Puede una persona negarse a un tratamiento?
Toda persona tiene derecho a otorgar o denegar su voluntad para someterse a cualquier procedimiento o tratamiento para prolongar su vida artificialmente, pero con ciertas limitaciones: rechazo a tratamientos que puedan implicar la aceleración artificial de la muerte, la eutanasia o el auxilio al suicidio.

¿Hay algún derecho especial para las personas en estado de salud terminal?
Toda persona en estado terminal tendrá derecho a vivir con dignidad hasta el momento de su muerte.

¿Qué significa todo eso? Pues que si tienes, por ejemplo, un cáncer terminal, puedes renunciar a someterte a una quimioterapia que sea inconducente y que alargue tu vida de forma artificial. Esto no sería una aceleración artificial de la muerte, sino seguir la degradación natural de tu cuerpo, hasta que llegue la muerte. Eso en Chile, al día de hoy, es un derecho.

Cabe mencionar que, en enero de este año, antes de que el tema se pusiera nuevamente en escena gracias al coraje de Valentina, los senadores Fulvio Rossi y Alfonso de Urresti,  a través de una modificación del Código Sanitario, propusieron regular la eutanasia, moción que ahora deberá ser analizada por la Comisión de Salud de la Cámara Alta.

¿Y qué pasa en Chile si un médico participa en una eutanasia o en un suicidio asistido?

Dicho en fácil: La vida es un «bien jurídico» que está penalmente protegido SIEMPRE.  No importa su calidad, extensión, o que sean criaturas de las especie humana, pero no así personas. Por ello, el derecho penal persigue preservar la existencia humana de todas las conductas que pretendan ponerle fin de manera intencional. Por eso, la eutanasia o el suicidio asistido, se transforma en un acto punible; como también lo es el aborto en cualquiera de sus formas ya que el «bien jurídico Vida está estrechamente vinculado con la «máquina humana» (por decirlo de forma didáctica) y por esta razón, a la ley penal no le interesa un carajo la intensidad, la calidad o la precariedad de la vida. Da igual si es una vida inviable o si es un enfermo terminal que está padeciendo. Habiendo vida, todo da lo mismo.

A lo anterior se le suma el hecho de que tanto los médicos, como el personal de salud, así como los padres son «sujetos garantes de vida», por lo que se les agrega un plus. Los médicos, al igual que los padres o una enfermera, por ejemplo, que contratas para cuidar a una persona enferma, son sujetos que tienen el deber y la obligación de cuidar y proteger la vida. Entonces, si propician la muerte, en cualquiera de sus formas, son tomados como un homicida cualquiera y con las mismas penas. Aunque lo hayan hecho por caridad, por compasión o por ofrecer una vida o una muerte digna.

Como podemos ver, mociones parlamentarias respecto del tema existen. Hay voluntad política al respecto y de ciertos sectores de la política, pero hay muchísima desinformación al respecto.

En Twitter: @AngelaBarraza

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